Devórame, madre pringosa, ciudad impenitente, devórame otra vez, madre Mexicocity, cerda hinchada en el fango de lo posible, cómame tu boca de chapopote, mastíquenme tus dientes de aluminio y borra, engúllame tu vientre de cascajo, madre tísica de senos huecos, deglúteme, trágame, hazme pagar cara mi osadía, digiéranme tus intestinos cuadriculados de neón y jacarandas, paséame por tus torres de hiel y casas de mostaza, y defécame luego, cáscara monda, en tu bacín de humo incandescente.
Ya me las arreglaré, ciudad caníbal, ciudad de cacos, ciudad de caca vertical, avenidas-catálogos de bucles y acumuladores, horizonte de tetas mercantiles y nalgas promocionales, no puedes, no has podido conmigo, rutas peristálticas de alambrón y astillas, tus calles alfombradas de plátanos heridos, cartón difunto, fuentes de cieno para peces condones, calles cariadas, putas de mercurio, piscina negra de sudor en caldo, arriba, arriba no hay nada, un cielo de fieltro y tinacos, varillas, zapatos aéreos y jumbos modorros, no, no hay, no hay adónde, no hay adónde voltear sin mamar tu calostro de azufre y calcetines.
Yo, mí, los míos: rostros y rostros y rostros, tarantela de codazos y vientres de lana, hervidero de burguesillos moneymorfos, orondos gerentes del apetito, empresarios de tifo y tufo, la iglesia universal del tennis, flujo y reflujo de proletarios gástricos, madamas de organdí, ingenieros de la cibernética y la macrobiótica, inversionistas multiplicadores de mojones, poetas de toma y daca, psicoanalistas entumidos y dentistas exactos, vírgenes suculentas, ratas acomedidas, políticos cebúes de cuajo y cuaderno, abogados aerodinámicos eructando aserrín, hacelotodos jadeantes, niños de yeso, ancianos abollados, obispos planetarios bajo sus tiaras cadillac lanzando vobiscums a las alcantarillas.
No podrás ensordecerme, cerda chirriante y bofa, con tu ruido, ruido, kilos de ruido, calaca de alharaca, gargantas de matracas, toneladas de rugidos, bultos de alaridos, bulla brutal de quebraditas y hip-hop, hipo en racimos colgando de la noche, y durante el día colectivos trogloditas, eterno encore de cláxons tocando la tocata sin fuga de los escapes, y las motos largando su larga pedorrera de testosterosa, y las alarmas nocturnas de los autos en celo, hormonas ululantes de microchips cachondos, tiiiiru, tiiiiru, tiruliruliru, y el tam tam de los aztecas de pacota, y el gendarme que pita, y el coro de celulares ansiosos, Oh ciudad cacofónica, vaticano sordo de la diosa Bocina.
La tele, soco de histeria, ofertas y rebajas, tetas y tetas, Mexican Tits marchante, Sexsicocity, comicastros beodos, albures bobos, tepico, tiagarro, tempino, carcajadas de paja seca, rubiezuelas 34, ombligos orondos, bajichupes, minifaldas, miniblusas, minisesos, macroculos, macrotetas, macrolabios, cascadas de silicón, a Héctor Pedro no se le para, a Lizbeth Yazmín se le salió una ojera, y la flor de nuestra educada clase media berrea y berrea En un escenario yo quiero vivir, cuadraplegia coreografiada, un dos patadita, dos tres agarrarse los genitales, gran proeza, y la amígdala potente del vendedor de salas, y la novena sinfonía al shampoo.
Y el político pundonoroso, y el presidente lumínico, y el show del jugador y el niño verde, y el show del asesor y el niño héroe, paladines de borra atiborrados de billetes, y el micro, y el audio, y el close up, declare, diga, sentencie, eructe, y el Gran Líder chiticalla, encendido de poder y paranoia, con su halo de flema, peroncito sudoroso, adulado en su balcón musolinito por su pueblo a plazos, Oh Gran, Oh Único Rayo de Esperanza.
No te acabas, no te acabas de acabar, extensa agonía mutante. A pesar de cierta calle, de ese olor azuloso luego del chubasco, de un zaguán casi olvidado, de una serpiente perdida, de unos cuantos rostros, a pesar de todo eso, que no es mucho, te aborrezco, ciudad abominable y odiada.
Te deseo que te pudras, ciudad, que te hundas, te deseo lo peor, te deseo que vivas en México. ~
Es un escritor, editorialista y académico, especialista en poesía mexicana moderna.