En la era de la serie, la continuidad reina en la televisión. Queremos temporadas para desarrollar protagonistas, capítulos uno-tras-otro que enriquezcan una historia hasta su clímax, con tramas que no admitan incoherencias o vacíos aunque tomen 25 episodios. Exigimos un canon que haga legítimas nuestras ficciones. Ya instaurada esta idea también en las caricaturas, si el programa de una figura importante como Spider-Man opta por realizar episodios sin continuidad, entonces causará, irremediablemente, un alboroto.
Esto ocurrió con Ultimate Spider-Man, la actual adaptación del arácnido que es constantemente repudiada —entre otras cosas— por su formato de capítulos independientes. Valdrá hacer una nota para señalar que las primeras presentaciones del personaje en la TV carecieron de la estricta continuidad: Spider-Man de 1967, la homónima de 1981 y Spider-Man and His Amazing Friends del mismo año, contienen en sus episodios “aislados” elementos interesantes que han enriquecido la historia televisiva del héroe y que Ultimate decidió retomar.
Spider-Man de 1967 es más recordada por su tema musical y su pobre producción que por sus historias. Su bajo presupuesto obligó a reciclar constantemente animaciones, limitó el movimiento de los personajes (muchas de las acrobacias son, por decir algo, risibles) y ni siquiera permitió dibujar telarañas en todo el traje de Spidey. Las escenas de Peter Parker poniéndose su traje o columpiándose a la distancia se llegaban a ver más de una vez en cada episodio. TV Tropes resume bien la primera temporada de la serie:
“Algo raro sucede en Nueva York y vemos al villano que lo causa, generalmente uno de los enemigos clásicos de Spider-Man. J. Jonah Jameson, el editor del Daily Bugle, da la información a su secretaria Betty Brant y al fotógrafo del Bugle, Peter Parker, a quien ordena conseguir las imágenes. Peter de alguna forma averigua quién es el criminal y sale a detenerlo como Spider-Man. Lograba vencerlos la mayoría de las veces atrapándolos con su telaraña y dejando una nota para la policía. (…) Cada episodio consistía en dos segmentos de quince minutos aunque algunos capítulos ocuparon la media hora”.
Apuntemos que estos primeros veinte episodios, a cargo de Grantray-Lawrence Animation, son muestra de continuidad en el standalone: muchos enemigos reaparecen, Spider-Man menciona ya haberlos derrotado antes, pero eso no interfiere con la comprensión de la trama ni en su desarrollo. Para la segunda temporada, con Grantray-Lawrence en la quiebra, Ralph Bakshi sería el nuevo productor ejecutivo con la tarea de completar los 52 capítulos ordenados para el show con menos presupuesto y más apuros.
Bakshi aplicó técnicas para economizar —todavía más— las animaciones, como el sobreponer movimiento de labios en personajes estáticos o reutilizando acciones en fondos distintos. El colmo de estas técnicas lo muestra el episodio “Revolt in the Fifth Dimension”, en el que Spider-Man tiene que salvar la Biblioteca de Gorth, el conocimiento entero de toda una civilización reunido en un pequeño dispositivo, de un destructor de galaxias. Genial por su concepto psicodélico y experimental, el capítulo entero es reciclado de la caricatura Rocket Robin Hood. Este método para ahorrar dinero ha sido utilizado por numerosas animaciones de Disney e incluso entre filmes liveaction que reutilizan escenas de otras producciones.
La segunda temporada es una entrega oscura, extravagante. Bakshi abandonó los enemigos conocidos para enfrentar a Spider-Man con la ciencia ficción y la fantasía; las apariciones de Brant y Jameson son esporádicas; la música pasaba de un ritmo funk a orquestaciones tensas e inquietantes. Literalmente oscura: el cielo azul sin nubes se reemplaza por una penumbra multicolor, acaso como marca de la cultura psicodélica de finales de los sesenta.
Por alguna razón, ninguna adaptación animada de Spidey ha iniciado con el origen del héroe. Bakshi lo abordaría con el mejor episodio que pudo lograr la serie. Por sus limitaciones, “The Origin of Spider-Man” economiza en sus tomas, pero presenta los cuadros exactos para narrarse. Véase la primera escena que inicia con una vista aérea de Nueva York, luego dibujos de la ciudad hasta llegar a una universidad. En los primeros minutos sabemos dónde estamos, cuándo (“en un soleado día de septiembre”, dice una voz en off) y qué tipo de persona es Peter Parker.
https://www.youtube.com/watch?v=n9zo5b6QXTo
Los primeros en tener un diálogo son dos sujetos que necesitan a un tercero para invitar a salir a tres mujeres. El tercero, claro, es Peter, “gusano de biblioteca” que se niega a tener una cita por asistir a una demostración con radiactividad. La siguiente escena, capital en el episodio, es el experimento en el que Peter adquiere sus poderes. Un problema que Bakshi se vio obligado a resolver fue a crear movimiento en lo estático. Este es un problema general del arte; antes de la llegada del “instante fotográfico” la mayoría de las pinturas hasta antes de la primera mitad del siglo XIX recurrían al “momento artístico”, con gestos, poses, objetos y personas arregladas de tal forma que contaran una historia en acción. El momento donde nace Spider-Man se compone de unas cuantas imágenes (los movimientos animados son mínimos, como en toda la serie), pero gracias al sonido, los colores cambiantes y el rostro reiterado de los personajes tenemos la idea de presenciar un experimento ruidoso, cegador, impresionante.
La forma en que Peter descubre sus poderes enfatiza su aislamiento: el tono simple pero directo de un episodio contemplativo. No hay un interés romántico al cual impresionar, no hay un bully al cual poner en su lugar; Parker recorre solo las calles de Nueva York donde pasa accidentes con extraños dando muestra de su fuerza y agilidad incrementadas. Previamente meditaría en la soledad de un muelle la “fantástica energía” que recorre su cuerpo tras ser mordido por una araña. Los títulos de cada episodio de la segunda temporada utilizan ese muelle como fondo, remarcando la importancia de la escena o el capítulo.
Aunque las últimas escenas del episodio abusan de las imágenes de stock con Spidey columpiándose por la ciudad, reutilizando incluso el opening del programa, no se demerita el primer intento por mostrar el origen del héroe con un distinguido concepto estético y narrativo (abarcando incluso la muerte del tío Ben, mencionado breve y eficazmente para dar una motivación a Spider-Man) pero restringido por su presupuesto.
Este tono “serio” contrastaría la segunda temporada de la primera y la tercera, que se vio afectada por otra reducción de presupuesto y aún más reciclados en sus animaciones e historias. Ninguna adaptación hasta Spider-Man Unlimited de 1999 distó tanto de lo esperado por quienes conocían al personaje como estos capítulos standalone de ciencia ficción y fantasía que desecharon el uso de enemigos o mundos conocidos.
* * * *
Las siguientes dos adaptaciones del arácnido, Spider-Man (1981) y Spider-Man and His Amazing Friends (1981-1983), que también utilizaron episodios independientes, comparten una similitud con Ultimate Spider-Man que debemos apuntar: el uso del catálogo de personajes del universo Marvel por medio de crossovers.
La de 1981, un boceto de lo que sería Spider-Man and His Amazing Friends, utiliza en seis episodios al Dr. Doom, villano creado por Stan Lee y Jack Kirby para los Fantastic Four. En estos capítulos, el enemigo prestado intenta la mayoría de las veces tomar control de las Naciones Unidas para dominar el mundo (?) mientras una subtrama se desarrolla sobre la liberación del pueblo de Latveria, país del que Doom es dictador. “Dr. Doom, Master of the World”, “The Doctor Prescribes Doom”, “The A-B-C’s of Doom”, “Cannon of Doom”, “The Doom Report” y finalmente “Countdown to Doom” se transmitieron no consecutivamente pero narrando un mismo cuento. "Countdown…" es la derrota final del dictador y su última aparición en el show. Estos capítulos enlazados merecen destacarse en cualquier revisión de las series animadas por ser el primer ejercicio de continuidad con el personaje en la TV, cosa que se impondría a partir de la caricatura de los noventa.
En sus veintiséis episodios, el programa dio uso a villanos como Magneto (que en la TV combatió a otros héroes antes que a los X-Men), The Wizard y Red Skull, con apariciones de Captain America y Namor. Amazing Friends, que sonará más conocida para la generación ochentera, no escatimó en el número de protagonistas, cameos o referencias. Esto es evidente desde su primera transmisión. Una fiesta de disfraces sirve como excusa para vestir a Iceman como Captain America, a Firestar como Spider-Woman y a Spider-Man, por chiste, como Spider-Man. La escena del baile muestra más easter eggs: el fan del cómic o el conocedor descubrirá a Phoenix, Hulk, Dr. Strange, The Thing, The Scarlet Witch, entre varios más.
Como en Ultimate, esto es característico de la serie. Los compañeros de Spidey son incluso X-Men graduados; la caricatura es un crossover tras otro y este fue su mayor atractivo aunque el nombre de Spider-Man sea lo que resalte en su logo. En capítulos posteriores veríamos brevemente o como parte esencial a los X-Men (Wolverine, Storm, Xavier, Angel, etcétera), los centinelas, Thor, Iron Man, Captain America, Hulk y otros Avengers, a S.H.I.E.L.D., Daredevil, Magneto, la Brotherhood of Mutants, Drácula, Loki y Juggernaut. Spider-Man and His Amazing Friends fue la primera gran celebración del universo Marvel en la televisión, un precursor de lo que Ultimate Spider-Man intenta ser.
Periodista. Hace mucho fue abandonado frente a una televisión