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Estas erguidas gemas del pensamiento pertenecen al eminente psicoanalista Néstor Braunstein. El ámbito en que desarrolla su firme y alto magisterio es el siempre difícil y polémico concepto de falo. A los indoctos que piensan que esta selección de frases es un galimatías, les pedimos su colaboración y que no se dejen llevar por prejuicios y resistencias. El título del ensayo (publicado en el número dos de la revista Espectros del Psicoanálisis) es "El falo como s.o.s (Significante, Órgano, Semblante)" y las citas son textuales.— Eduardo Torri
      
     Y da verg&#uuml;enza el tener que decirlo a estas alturas de la marcha del mundo: la tan vituperada cópula sexual no es desdeñable, no es caca.
     

De tal modo el falo llega a ser un elemento tercero en el acto sexual, independiente de los dos cuerpos entremezclados.
     

Es posible rechazar el falo y sus arrogancias. Pero, hay que saberlo, con el falo, que no pertenece a ninguno de los dos sexos, lo que se rechaza es la cópula… a menos que se la reduzca a un simulacro y que la función fálica sea delegada en dedos, frutas o gadgets.
     

Esa dialéctica del falo como tercero introduce a las ya conocidas y bien planteadas distinciones entre el ser y el tener y a la precariedad y no complementariedad de las posiciones de hombres y mujeres que se condensan en el aforismo de que no hay relación sexual.
     

El goce sexual es goce agenciado por un discurso; es goce fálico. Más allá de él, se puede creer, como Lacan, que hay otro goce, suplementario, femenino, goce del Otro que es Otro precisamente por estar más allá del falo y que hace a las mujeres otras con relación a sí mismas, en tanto que ese ser ellas mismas depende de artificios lenguajeros, es decir, fálicos.
     

Al adoptar la disyunción fregeana y, dentro de ella, al optar por la Bedeutung, Lacan apostaba por la afirmación de que el falo es un concepto que tiene referencia y no (o no sólo) sentido. Es más, afirmaba con el mayor desparpajo que Die Bedeutung des Phallus era un pleonasmo (seminario del 2 de junio de 1971) pues no hay otra significación, otra referencia, que la del falo.
     

No nos sorprendería ni nos preocuparía que alguien pudiera decirnos tras esta postulación que nos hacemos solidarios de las críticas que se formularon al falogocentrismo lacaniano. Y tampoco nos disculparíamos.
     

¿Pero no es esto decir, con Lacan, que el falo, el que es clínicamente decisivo, el materno, es la significación última, la única referencia, el núcleo de nuestro ser, lo real ajeno a las ficciones lenguajeras? Es precisamente lo que trato de evitar, el equívoco a disipar. Corresponde aquí escribir un punto y aparte y empezar otro párrafo.
     

Es la ficción que precipita la vida de los seres, sexionados por él, en una sex-sis-tencia de ficción, de fixión. ¿Y el psicoanalista? De eso vive. –

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