Contra los puntos suspensivos

Hay escritores que usan los puntos suspensivos como si terminaran las frases en un suspiro, como si detrás de cada frase miraran al horizonte.
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El Diccionario Panhispánico de Dudas define los puntos suspensivos así: “Signo de puntuación formado por tres puntos consecutivos (…) —y solo tres—, llamado así porque entre sus usos principales está el de dejar en suspenso el discurso.” Hay escritores, tanto profesionales como amateurs, que suspenden demasiado…el discurso. Usan los puntos suspensivos como si terminaran las frases en un suspiro, como si detrás de cada frase miraran al horizonte. Los puntos suspensivos como una forma de saborear y regodearse en lo escrito, de dotar de una aparente solemnidad a la frase.

La premio Nobel Svetlana Alexiévich abusa de los puntos suspensivos. Se justifica diciendo que ella deja hablar a sus personajes, los escucha: “Textos. Textos. Los textos están en todas partes. En los apartamentos de la ciudad, en las casas del campo, en la calle, en el tren… Estoy escuchando… Cada vez me convierto más en una gran oreja, bien abierta, que escucha a otra persona. ‘Leo’ la voz.” En La guerra no tiene rostro de mujer, Alexiévich escribe:

La gente quería hablar… Quería contarlo todo. Se volvieron más libres y sinceros. No tuve ninguna duda de que estaba condenada a seguir completando mis libros. No a reescribirlos, sino a continuarlos. Has puesto un punto y al momento se convierte en unos puntos suspensivos…

Es un efecto a veces cargante. “El ser humano es más grande que la guerra…” La frase ya era cursi con punto, pero los puntos suspensivos le dan una falsa trascendencia y lo acercan a un comentario de un adolescente en Instagram (no he llamado a Alexiévich adolescente de Instagram).

En la definición del Panhispánico de Dudas es importante el paréntesis que dice “y solo tres”. Es un añadido genial y un poco pasivo-agresivo. A veces se dan frases con cuatro, cinco y hasta diez puntos suspensivos, especialmente en internet y en los comentarios en redes sociales. Forman una larga línea donde solo falta que ponga “cortar por aquí”. Tengo una teoría, difícilmente comprobable: en internet, muchas veces los puntos suspensivos no sirven para dejar en suspenso el discurso o para resultar misterioso, sino para dar énfasis. El troll o el comentarista en redes sociales escribe encendido, y los puntos sirven para remarcar su tesis y enfatizarla. Imagino al bloguero/comentarista apretando fuerte la tecla de los puntos para demostrar su indignación.

Otras veces es como un tic, un pequeño gesto involuntario, como quien tamborilea con los dedos en una mesa. Termino mi palabra y la adorno con varios puntos, o me olvido de parar. No siempre son puntos, a veces comas. La tecla del punto está demasiado cerca de la del punto. Lo que importa es el gesto.

Imagino que el uso inadecuado de los puntos suspensivos es representativo de gente sin mucha cultura literaria, o que no escribe a menudo, pero no es así. Félix Romeo escribía emails con muchos puntos suspensivos. Mi padre hace virguerías con el teclado del móvil. Supongo que es una cuestión de la escritura en internet, en emails, en redes sociales, en WhatsApp, que se ve como algo poco serio. Escribimos más que nunca, y tengo la esperanza de que esto tendrá como consecuencia, tarde o temprano, que escribiremos mejor……..

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Ricardo Dudda (Madrid, 1992) es periodista y miembro de la redacción de Letras Libres. Es autor de 'Mi padre alemán' (Libros del Asteroide, 2023).


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