Ciento veinte aniversario de William Faulkner

Hoy se cumplen 120 años del nacimiento del autor de "El sonido y la furia" y "Mientras agonizo".
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William Faulkner (1897-1962) ha pasado a la historia como uno de los más grandes, complejos y representativos escritores del siglo XX. Su manejo del lenguaje, sus narrativas fracturadas y el tono polifónico de sus relatos le han otorgado un lugar privilegiado dentro del canon literario. A 120 años de su nacimiento hacemos un recuento de los artículos que en este sitio se han escrito sobre él. 

Juan García Ponce lo describe en su biografía como un joven estudioso, aficionado a los aviones, amante de las mujeres jóvenes, de corta estatura y de grandes ambiciones literarias. “Faulkner bebía hasta cuando escribía. Dicen que por eso sus frases se hacían cada vez más largas. Ese es un signo de su estilo, lo cual demuestra la virtud de los vicios para la literatura”. 

La mejor manifestación del estilo faulkneriano aparece en El sonido y la furia (1929), su novela más innovadora, donde explora las relaciones al interior de una familia de abolengo del sur de los Estados Unidos que está en decadencia.  La dificultad de la lectura según explica García Ponce en su respuesta a la publicación del libro de Javier Marías sobre Faulkner, tiene su razón de ser en Shakespeare,: “Lo que Faulkner quiere hacer es seguir literalmente a Shakespeare en Macbeth cuando éste dice ‘Life is a foolish tale told by an idiot full of sound and fury signifying nothing’ y por eso la primera parte está narrada por Benjy Compson, el idiota de la familia, quien no hace ninguna diferencia en el tiempo porque para él el tiempo no existe”.

¡Absalón, Absalón! (1936) es otro de los referentes dentro de la narrativa faulkneriana. Según algunos lectores y críticos representa el punto más alto de la pluma de Faulkner. Así lo menciona Javier Aparicio Maydeu: “Está aquí el mejor Faulkner del modernism, el que escribe pensando en el proceso de la escritura misma y no tanto en el producto de la historia que escribe”.   

De ¡Absalón, Absalón! en inglés, los lectores de habla hispana contamos con tres traducciones. De acuerdo con Javier Aparicio Maydeu, la de Martínez-Lage es “la más sólida y escrupulosa (y no con la lengua inglesa sino con la obra de Faulkner, que es en realidad de lo que se trata, como mandan los cánones de la ecdótica y del sentido común)”.

La influencia de Faulkner es notoria en escritores de nacionalidades, idiomas y estilos diversos, como enlista Javier Aparicio Maydeu: “de Vargas Llosa a Lobo Antunes, de Manganelli a Juan Benet, de Joyce Carol Oates a Gabriel García Márquez, de Thomas Bernhard a Javier Marías”. La deuda literaria con Faulkner es alta, puesto que obras icónicas como Cien años de soledad y Pedro Páramo no habrían existido si sus autores no hubieran leído a Faulker.

Faulkner no sólo fue un narrador sino también un poeta. En sus novelas se difuminan los límites entre poesía y narrativa. En otro artículo, Juan García Ponce, lo califica como “retórico y oscuro”..

Para Faulkner, los lectores deben ejercer un rol activo, casi detectivesco, pues deben ordenar las piezas del rompecabezas para resolver el misterio. Ricardo Piglia, admirador de Faulkner, comentó en una entrevista con Mauricio Montiel Figueiras que incluso a él se le escapaban todas las referencias presentes en la obra de Faulkner. No obstante, “[e]l buen lector, por supuesto, sería el que es capaz de reconstruir esa red de señales, aunque a la vez debe tener la libertad de abordar un texto sin pensar en relaciones cifradas”.  Sean sus 120 años un pretexto para perdernos una vez más entre sus páginas.

 

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