Del crimen “pasional” al feminicidio

El recurso fácil de los lugares comunes y las frases de impacto para explicar al lector un crimen, introducen una dosis de frivolidad y de justificación encubierta altamente peligrosa.
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La tarde del 19 de marzo, un hombre entró a una tienda de la plaza Reforma 222 con un arma tipo escuadra calibre 9 milímetros y disparó tres veces contra una de las empleadas. Tras lesionarla, el hombre se disparó en la cabeza. La investigación logró establecer que había existido una relación sentimental entre la víctima y el agresor y que ambos mantenían una disputa por su hija, una niña de tres años.

No obstante contar con una explicación preliminar de los hechos y configurarse el delito de feminicidio, el subprocurador de Averiguaciones Previas Desconcentradas de la Procuraduría, Guillermo Terán, resumió que con base en la información recabada, que el móvil del crimen fue “pasional”, al tiempo que elementos policiacos permitieron la difusión de un mensaje del asesino a su víctima, haciéndola responsable de lo ocurrido: “No vas tú a destruir mi vida y después como si nada. Por puta te pasó esto”.

Medios y periodistas comenzaron a repetir “Se registra balacera pasional”, “Pasional, posible móvil de balacera”, “Por celos, sujeto dispara contra empleada en Reforma 222”, “Conflicto pasional, posible causa de ataque”, aunque el Código Penal Federal no habla de asesinatos en nombre del amor o estados pasionales y sí de feminicidio cuando una mujer es privada de la vida incluso cuando ha existido con el victimario una relación sentimental, afectiva o de confianza.

Como se advierte en el documento Mujer, violencia y medios de comunicación, el recurso fácil de los lugares comunes y las frases de impacto para explicar al lector un crimen, introducen una dosis de frivolidad y de justificación encubierta altamente peligrosa. Así pues, determinadas informaciones sobre desavenencias conyugales pueden ser erróneamente interpretadas, e inducir a pensar que la violencia puede ser consecuencia lógica de una situación de deterioro y avalar la hipótesis del arrebato pasional. En el ensayo Los medios de comunicación y su papel en la construcción de género se hace notar que aun cuando los actos de violencia tienen como resultado el daño, éste no es su fin último; la motivación esencial es sostener y perpetuar una relación de poder; su objetivo, someter por medio de la fuerza.

La Asamblea General de las Naciones Unidas advertía en 2000 que las imágenes negativas, violentas o degradantes de la mujer, y sus descripciones estereotipadas habían aumentado y los prejuicios contra la mujer seguían existiendo en los medios. A 18 años de aquella declaración, se persiste en representar de forma tradicional a las mujeres y las relaciones entre éstas y los hombres como relaciones de dominación y subordinación. Estas representaciones, presentes en la radio, la televisión, la publicidad, el cine, las historietas o la música son sexistas, degradantes e incluso aniquiladoras. Testimonios de ello abundan; valga uno: la canción “La baraja” de la Banda Jerez, en la cual se escucha: Eres como una rueda en el aire, por eso vas a chingar a tu madre. Por eso mi amor te olvida, cabrona jodida, mujer ofrecida

Violeta Zarco, especialista en Estudios de Género por el Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer de El Colegio de México, asegura que los casos de violencia contra las mujeres deben ser vistos no como un suceso aislado, sino hechos que existen en un contexto local o nacional que permite, fomenta y legitima la violencia de género.

El presunto agresor no sólo es representado como “enfermo” o “enamorado”, “impulsivo” o “celoso”; la adjetivación del agresor contribuye a mostrar la conducta del delincuente como excepcional y de naturaleza patológica, lo que invisibiliza la naturaleza estructural de la violencia contra las mujeres.

Como lo expresan periodistas de RTVE en España, no puede existir indulgencia con un individuo que ha matado a su compañera, pues es difícil que la sociedad pueda rechazar estos comportamientos si los titulares siguen incluyendo el estereotipo “crimen pasional”. Un compromiso de los medios con la sociedad a la que sirven conlleva una toma de posición, sin matices, de las empresas y de la profesión periodística frente a esta violencia. 

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Periodista. Autor de Los voceros del fin del mundo (Libros de la Araucaria).


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