El Bronco: el político que jura no ser político

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Se define a sí mismo como un candidato “políticamente incorrecto” y sus frases parecen corroborarlo: “Si ya estás hasta el tronco, vota por el Bronco.” El peculiar eslogan que utilizó Jaime Rodríguez Calderón en su campaña a la gubernatura de Nuevo León fascinó a los ciudadanos, que se vieron reflejados en esa personalidad arrebatada, directa, francota. Sin embargo, esa franqueza no fue el único factor que hace tres años llevó al Bronco a protagonizar uno de los acontecimientos más importantes en la historia política de México en las últimas décadas: convertirse en el primer gobernador independiente del país.

El 7 de junio de 2015 Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón obtuvo más de un millón 20 mil votos, que representaron el 48.82% de la votación del electorado nuevoleonés. De ese modo, venció a sus contrincantes más cercanos: la priista Ivonne Álvarez, que alcanzó los 498 mil votos (23.8%) y el panista Felipe de Jesús Cantú, que obtuvo 466 mil 543 sufragios (22.3%). Este triunfo tuvo varias explicaciones: una sociedad cansada de la partidocracia, la conspiración de priistas contra su propia candidata y una suma de promesas en las que Rodríguez Calderón se presentaba como el redentor casto que le dijo a “la raza” lo que necesitaba escuchar.

El galope del Bronco comenzó en septiembre de 2014, cuando renunció al Partido Revolucionario Institucional, después de 33 años de militancia. En diciembre de ese mismo año se registró ante la Comisión Estatal Electoral como aspirante al gobierno de Nuevo León. Llegó con las manos atadas para emular la forma en que la sociedad vive ante el dominio de los partidos. “Vengo a luchar para romper las ataduras en las que nos tienen a todos los ciudadanos –declaró en aquel momento a los medios de comunicación–. Como siempre he dicho: la lucha será entre los ciudadanos contra el bipartidismo.” Para poder registrar su candidatura debía recabar 103 mil firmas. Dos meses después entregó 394 mil 182 apoyos, de los cuales el organismo electoral validó 334 mil 480.

Jaime Rodríguez Calderón viste, por lo regular, con mezclilla y camisa de manga larga, usa chaleco o chamarra de piel en colores oscuros y, cada vez que tiene oportunidad, no duda en calzar botas vaqueras y llevar sombrero. Ahora es más conocido como el Bronco, aunque hasta hace algunos años también le decían el Botas. Así lo recuerda Ana María Lozano Sánchez, vecina de García, el municipio en el que el Bronco tiene su residencia y del que fue presidente municipal de 2009 a 2012. La mujer tiene una buena opinión del ahora aspirante a la presidencia de México, al que conoce desde hace más de cuarenta años. Lo considera buen vecino y esposo. Cuenta que, cada vez que el Bronco se queda en su casa de García, aprovecha para recorrer las calles del municipio de no más de 250 mil habitantes. Se pasea como cualquier ciudadano, asegura, a pie o a caballo. Lo describe como un hombre hogareño y tranquilo, al que le gusta cocinar para ella, Adalina, su tercer matrimonio, y para tres de sus hijos: Valentina, Victoria y Emiliano.

Nacido en 1957, Jaime Heliodoro fue el cuarto de los diez hijos que tuvieron Rodulfo Rodríguez y Basilisa Calderón, un matrimonio humilde del ejido Pablillo, ubicado en el serrano municipio de Galeana, al suroeste de Nuevo León. Al igual que sus hermanos mayores, llegó a Monterrey a estudiar la preparatoria y una carrera universitaria. Se graduó de ingeniero agrónomo en la Universidad Autónoma de Nuevo León. Siendo estudiante, el Bronco se involucró en algunas luchas sociales, como cuando logró la implementación de un subsidio al transporte para estudiantes. Más tarde trabajó con el exgobernador Alfonso Martínez Domínguez y en 1980 se hizo priista. Como parte del tricolor, fue titular de la sede juvenil de la Confederación Nacional Campesina y diputado federal plurinominal en 1991. Fue también legislador local, por elección, en 1997 y llegó a la alcaldía de García en 2009.

“Vamos a sacar a los partidos del gobierno”, decía durante su campaña a gobernador.

El símbolo de su cruzada era la silueta en color morado del perfil de un caballo, con el pelaje matizado de amarillo, naranja, rojo, morado, azul y verde. Las letras que formaban el mensaje bronco independiente eran también moradas.

El Bronco fue uno de los primeros candidatos en obtener un beneficio considerable de las redes sociales. Apoyado por su gurú de comunicación, Guillermo Rentería, montó una importante estructura de manejo de redes, a través de Facebook y Twitter, lo que le permitió hacer una campaña de bajo costo y alto impacto entre la población.

Con frases como “La raza paga, la raza manda” y “Ni un peso más a los medios”, el Bronco encabezó una guerra contra las empresas de comunicación de Nuevo León: en ocasiones las culpaba de trabajar para el pri y en otras incitaba a la violencia en contra de los reporteros que cubrían sus eventos de campaña. Hay registros de agresiones verbales y físicas por parte de sus seguidores contra la prensa. Durante ese momento álgido fue la prensa a nivel nacional la que dio a conocer que el candidato independiente no había manifestado el total de sus propiedades en su declaración patrimonial. Según el reportaje transmitido como parte del noticiero de Joaquín López-Dóriga, el Bronco no había reportado once millones de pesos. En su declaración por 9.5 millones en bienes, Rodríguez Calderón había omitido la propiedad de 70 mil 500 metros cuadrados de solares urbanos listos para urbanizarse y 62 hectáreas de parcelas, en García y Pablillo.

Pero ni siquiera esa revelación detuvo su rápido ascenso en las preferencias electorales. En las primeras encuestas publicadas por el Grupo Reforma, en junio de 2014 el Bronco tenía apenas el 2% de la preferencia electoral. El mismo consorcio mediático realizó un sondeo en mayo de 2015 y el Bronco ya lideraba las preferencias con el 42%.

El contexto en el que aparece el Bronco es importante para entender su exitoso camino hacia la gubernatura. Nuevo León había atravesado recientemente su peor momento en materia de inseguridad debido a la lucha entre grupos delictivos por quedarse con la plaza. El entonces gobernador, el priista Rodrigo Medina de la Cruz, había dado algunos pasos para la recuperación de la paz en la entidad con la creación –de la mano con el empresariado– del apartado policial Fuerza Civil. Sin embargo, el balance respecto a su mandato era negativo por los casos de corrupción –que involucraban a funcionarios estatales y a su padre, Humberto Medina Ainslie– que habían salido a la luz.

Rodríguez Calderón tomó la corrupción como uno de sus principales temas de campaña: prometió que metería a la cárcel a los corruptos, entre ellos Rodrigo y Humberto Medina. El cuarto candidato en orden de importancia, Fernando Elizondo Barragán, otrora reconocido panista pero abanderado en esa ocasión por Movimiento Ciudadano, declinó el 21 de mayo a favor del Bronco. Esa decisión benefició al proyecto del independiente.

Para el cronista local Juan Carlos Valdez, que ha seguido su trayectoria de manera minuciosa, no se puede atribuir a un solo factor la victoria del Bronco. No cuando la participación fue del 58.7% de un padrón de tres y medio millones de ciudadanos. “Todo se conjugó, parte de apoyo del pri, parte de apoyo del gobierno, parte de apoyo de los empresarios, la dimisión de Elizondo. Es cuando muchos sectores se suman y te van dando puntos. El 48% que obtuvo el Bronco no se debió al hartazgo de la gente, que fue la historia que nos vendieron, sino que cada punto de los que menciono significó algo.”

De acuerdo con Valdez, el apoyo de algunos priistas prominentes fue crucial, como el de la senadora Cristina Díaz, que le entregó a Rodríguez Calderón parte de la estructura de su partido, ubicada en la zona poniente de Monterrey. También se ha mencionado que la relación de amistad que existe entre el Bronco y el priista Abel Guerra, exalcalde del municipio de Escobedo –gobernado actualmente por su esposa, Clara Luz Flores Carrales–, le brindó al independiente capital humano para que operara a su favor el día de la elección y en contra de la propia candidata del partido, Ivonne Álvarez.

“La división dentro de la estructura del pri le ayudó mucho –prosigue Valdez–, también el hartazgo de la población y la manera en cómo el Bronco abanderó la lucha contra la corrupción de Medina. Finalmente también concientizó a mucha gente respecto a los hechos violentos, que usó como campaña.”

Además de meter a la cárcel a los corruptos, Rodríguez Calderón hizo otros compromisos que le valieron el entusiasmo popular: quitar el pago del impuesto de la tenencia vehicular, terminar la construcción de un nuevo penal en el municipio de Mina, cancelar el proyecto Monterrey vi, frenar la inseguridad y sostener a Fuerza Civil, no aumentar la tarifa de transporte público, no pagar ni un peso a los medios de comunicación, concluir la línea tres del metro y no “chapulinear”, es decir: completar su periodo como gobernador sin postularse a otro cargo público.

Los resultados no han sido los esperados: tras varias negociaciones con los diputados locales, que lo presionaban para que retirara la tenencia, el Bronco aceptó aplicar algunos programas de descuento y solo más tarde decidió eliminarla por completo. Las acusaciones de enriquecimiento ilícito en contra de Rodrigo Medina de la Cruz y sus supuestos cómplices no han avanzado lo suficiente; la subprocuraduría anticorrupción, a cargo de Ernesto Canales, desapareció al crearse una fiscalía como parte del Sistema Estatal Anticorrupción. El exmandatario y treinta exfuncionarios de su administración fueron vinculados a proceso. La mayoría obtuvo un amparo o sus procesos no progresaron por falta de pruebas o inconsistencias. Medina de la Cruz estuvo detenido solo unas horas y logró su libertad porque un juez determinó que se había violado su amparo.

Según la página de transparencia del gobierno estatal, los medios de comunicación siguen recibiendo recursos públicos. Por otro lado, Jaime Rodríguez no ha sido transparente en sus gastos en redes sociales y en los últimos meses ha sido cuestionado por usar a los burócratas en la difusión de sus actividades de campaña. En un principio el Bronco dijo que cancelaría el proyecto hidráulico Monterrey vi, un acueducto que diversas organizaciones han considerado caro, innecesario y perjudicial, sin embargo, el gobernador relanzó la obra en 2016. El penal de Mina sigue sin arrancar y la construcción de la línea tres del metro no ha presentado avances significativos.

En los tres años de gobierno del Bronco, los índices delictivos no han descendido. En noviembre pasado se dio a conocer el resultado del pulsómetro de seguridad, elaborado por especialistas del Tec de Monterrey, a petición de diversas organizaciones no gubernamentales. El estudio concluye que la percepción de seguridad es menor a la de 2015, año en que llegó Jaime Rodríguez a la gubernatura. Guillermo Dillon, director general de la Cámara de la Industria de Transformación de Nuevo León, envió un mensaje al gobernador con licencia: “Con estos resultados y considerando la actual coyuntura donde algunos gobernantes tienen entre sus prioridades temas político-electorales, y no los de resolver la inseguridad y recuperar la paz en el estado, nos preocupa el riesgo de un mayor deterioro en los siguientes meses.”

El Bronco ha fallado no solo en el combate a la corrupción de la anterior administración sino en garantizar la honestidad en la suya. El “cobijagate” que se destapó al inicio de su mandato es una buena prueba de ello. En enero de 2016, el periódico El Norte dio a conocer que, en diciembre de 2015, la subsecretaría de administración a cargo de Enrique Benavides Pintos había comprado 200 mil cobijas a un precio de 144 pesos cada una, tres veces mayor a su costo real en el mercado; es decir, casi treinta millones de pesos en total. El Bronco pidió la renuncia de Benavides Pintos, pero no procedió judicialmente en contra de él. Medios de comunicación han documentado la presencia del exfuncionario estatal como parte de la campaña del Bronco a la presidencia.

No solo Benavides Pintos acarreó polémica a la administración de Jaime Rodríguez. Su amigo Roberto Flores, a quien nombró procurador estatal, provocó desgaste a la imagen del gobierno. Mientras todavía se encontraba en funciones, se dio a conocer que Flores tuvo una denuncia legal en Las Vegas entre 1999 y 2011 por la expedición de cheques sin fondos para pagar deudas de juego. Por si eso fuera poco, los niveles de inseguridad habían aumentado a tal grado que en octubre de 2016 el Bronco puso un ultimátum a Flores y al secretario de Seguridad Pública, Cuauhtémoc Antúnez, para que resolvieran la crisis. La creciente inseguridad y el severo descontrol en los centros penitenciarios llevaron a Roberto Flores a renunciar a su cargo en febrero del año pasado.

Mientras esto sucedía en el estado, el Bronco continuó atendiendo sus negocios y creando nuevos. En abril de 2016, lanzó el tequila Bronco Independiente y cuatro meses después abrió las tiendas Bronco Independiente Western Boots. No hay información clara acerca de si Rodríguez Calderón solo aporta su marca o si recibe ganancias por el uso de su apodo.

Durante su gestión al frente de la alcaldía de García, Jaime Rodríguez Calderón se formó la imagen de un gobernante rudo capaz de vencer a la delincuencia. Haber asumido ese perfil fue fundamental para que tantos votantes simpatizaran con su posterior campaña a la gubernatura.

El Bronco ha dicho con frecuencia que ya sufrió dos atentados, ha hablado del secuestro de su hija y ha responsabilizado al crimen organizado del asesinato de su hijo. Sin embargo, es importante señalar que su versión sobre este último caso cambió una vez que hizo pública su candidatura. En el pasado afirmó que su hijo había muerto en un accidente automovilístico mientras se dirigía a Galeana.

Según Juan Carlos Valdez, el fracaso de la administración de Rodríguez Calderón es proporcional a la manera en que llegó al poder: “El porcentaje de respaldo que le dieron fue de 48 puntos; al final todos los que te apoyaron pelean su parte, ya sea constructoras, políticos, delincuencia, etcétera.” Incluso uno de los aciertos que se podrían atribuir a su administración no es del todo transparente. El gobierno del Bronco creó nuevas rutas de transporte urbano y de taxis, un beneficio para la población, pero dichas acciones se derivaron del conflicto que el mandatario y su amigo Abel Guerra tienen con la ctm y que los llevó a romper con el líder estatal, Ismael Guerra.

“Ellos mismos propiciaron el conflicto para meterse en el negocio del transporte y obviamente van a beneficiarse de esas empresas que entrarán al negocio con gente que patrocinó su campaña”, precisa Valdez.

El papel del Bronco como gobernador ha llegado a ser tan cuestionado que, en la etapa de recolección de apoyos, los aspirantes independientes a una alcaldía o diputación tenían que aclarar a los ciudadanos: “Soy independiente del independiente.”

Así tuvo que hacerlo el exaspirante a la alcaldía de Escobedo Miguel Quezada, quien se vio obligado a aclarar a los vecinos que su candidatura era de verdad independiente y no tenía ningún vínculo con Jaime Rodríguez Calderón.

“Nos preguntaban que si las firmas eran para Jaime y les empezamos a explicar que somos un grupo de independientes del independiente; no tenemos nada que ver con él.”

El Bronco prometió en repetidas ocasiones que no buscaría la presidencia y que terminaría su sexenio. Dos años y dos meses después, pidió licencia para buscar la candidatura. Los escándalos alrededor de él no cesaron, al contrario. En meses pasados, el Instituto Nacional Electoral (INE) detectó inconsistencias en una gran parte de los apoyos que recibió: había usado fotocopias y credenciales falsas, contraviniendo las reglas para presentar la documentación. También se investigó un posible desvío de recursos para favorecerlo.

Después de que el INE dio a conocer que el Bronco no entraría en la boleta de la elección del 1 de julio, Rodríguez Calderón se inconformó ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que determinó que se había violado la garantía de audiencia del aspirante y por tanto debía aparecer en la boleta.

El 14 de abril y ante poco más de cinco mil asistentes, Jaime Rodríguez Calderón inició su campaña en la ciudad de Monterrey, en un evento que fue catalogado como frío y desangelado. El Bronco ha seguido recurriendo a las declaraciones escandalosas para hacerse de un público. En el primer debate organizado por el INE el 22 de abril el independiente propuso mutilar a los corruptos, una idea que provocó muchos comentarios y se convirtió en su momento más recordado.

“Tenemos que mocharle la mano al que robe, así de simple; yo presentaré una iniciativa al Congreso, a ver si ellos se atreven a aprobarla. Necesitamos mocharle la mano al que robe en el servicio público. Eso no es malo, países que han salido de esa corrupción lo han hecho. La única forma de lograrlo es poniendo ejemplo”, declaró durante el debate.

Pese a su campaña estridente, el Bronco no ha podido superar el 3% que le dan algunas encuestas. La respuesta que dio cuando le preguntaron por su libro favorito sintetiza la imagen que el candidato quiere que los electores tengan de él. Después de contestar que El Libro Vaquero era su lectura preferida, añadió: “La mayoría de los políticos mencionan como libros favoritos a otros autores más destacados, pero yo no soy un político.”

Después de haber cumplido la trayectoria tradicional de un político, hacer campaña como político, gobernar mal un estado como los políticos, verse envuelto en escándalos como los políticos, renunciar prematuramente a su cargo para aspirar a otro mayor como hacen los políticos, el Bronco insiste en que no es un político. ~

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es periodista. Ha colaborado para medios como Vice y El Universal. En 2014, recibió el premio estatal de periodismo de Nuevo León.


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