Clive James era poeta, ensayista, crítico y presentador. Fue célebre por sus frases lapidarias, sus meticulosas obras de interpretación literaria, el monumental volumen Cultural Amnesia, sus memorias y por poemas que reflexionaban sobre la enfermedad y la muerte. Este es un poema satírico sobre la rivalidad literaria y el destino de los libros.
Han saldado el libro de mi enemigo
y estoy encantado.
Lo han saldado en grandes cantidades
como un montón de dinero falso incautado
y apilado en un almacén de la policía.
El elogiado esfuerzo de mi enemigo se acumula
en el tipo de librería donde se saldan los libros.
Montones grandes y cuadrados de libros rechazados y, en medio, pasillos
entre los que uno pasa pensando en las vanidades de la vida,
y se detiene para recordar todas esas reseñas reflexivas
ofrecidas para nada al libro de su enemigo.
Porque, atención, ahí está ese libro.
Entre esas hileras y montañas de fracasos,
esos hitos formidables y en apariencia irreductibles
de puros fiambres.
Han saldado el libro de mi enemigo
y yo lo celebro
se ha ido con la cabeza gacha como una legión derrotada
bajo el yugo
¿De qué le sirven ahora sus galardones y premios,
los elogios dedicados a su meticulosa técnica,
su voz nueva y singular?
Tirado cuan largo es
el fruto de su mente se junta con los chicos malos,
la chusma, la escoria, los pestiños y las sobras,
los Edsels de la tipografía,
los pringados cuyo destino no cambia ningún hype,
los plastas inamovibles.
Sí, su libro delgado con su discreta cubierta
se baña en el resplandor chillón de la portada de La máquina de guerra de Hitler,
su voz personal, inconfundible,
comparte chatarrería con el rascacielos olvidado
de Cocina Kung-Fu: Un recetario,
su honestidad, proclamada por él mismo y creída por los demás,
su célebre desprecio de toda impostura y pretensión
está ahí, junto a Paseos y Excursiones:
Cien años de entretenimiento costero de Pertwee
Y (oh, esto sobre todo) su sensibilidad,
su sensibilidad y sus filamentos finos como pelos,
su sensibilidad delicada y temblorosa está junto
al Libro de las tetas de Barbara Windsor,
un volumen que lleva la descriptiva rúbrica
“Mis tetas darán a todo el mundo horas de diversión”.
Pronto saldarán uno de mis libros,
aunque no en el grado monumental
que se ha infligido
al libro de mi enemigo
puesto que en el caso de mi libro será
por una tirada mal calculada, un error de márketing:
Nada que ver con su valor.
Pero aunque ese acontecimiento contuviera
leves elementos de tristeza, quedarían eclipsados
por el recuerdo de este momento dulce.
¡Enfría el champán y limpia las copas de cristal!
Han saldado el libro de mi enemigo
y yo me alegro.
Traducción del inglés de Daniel Gascón.
(1939-2019) fue poeta, ensayista y crítico literario.