En agosto de 2010, una reportera de Associated Press hizo contacto con un supuesto administrador del Blog del Narco. Al teléfono le pusieron a alguien quien dijo ser un estudiante de veintitantos años, especializando en seguridad informática, que aparentemente había iniciado el proyecto como un “pasatiempo”. El texto final, publicado por numerosos medios nacionales e internacionales reconocía al autor estarle proporcionando a los mexicanos algo que no podían conseguir por otros medios: “un vistazo a las entrañas de la guerra contra el narcotráfico que se libra en su país”.
La versión contada a la reportera era consistente con lo que el blog explicaba entonces sobre sí mismo: que había nacido el 2 de marzo del 2010 bajo la administración de un solo escritor para llenar los vacíos de información dejados por un gobierno comprado y varios medios amenazados.
Hoy en día se afirma que el proyecto está conformado por dos personas, especializadas en informática y periodismo, y que la existencia del blog obedece a lo que ocultan los medios de comunicación, a quienes ahora presentan como cómplices. A mediados de este año, en una entrevista con el canal NTN24de Colombia, el veinteañero anónimo desapareció para dar paso a una mujer que sostiene prácticamente que desde ese espacio en la web se le está rindiendo un servicio al país.
El Blog del Narco no es un blog especializado, como se le ha denominado; en él no hay análisis ni contexto ni criterios periodísticos que respondan a relevancia u oportunidad. Se trata de un centro de acopio de actividades criminales y un espacio abierto a los mensajes brutales que los asesinos se envían entre ellos.
Como advierte Raymundo Riva Palacio, cuando no se aporta contexto, el periodismo falla en una de sus funciones primarias: explicar. “Si no se explica, no se entiende lo que sucede, ni se da la jerarquía apropiada, ni se ve la dimensión de lo tratado”. Los autores de esta bitácora socializan fotografías de cuerpos mutilados, torturas e interrogatorios grabados en video, montan un aparato de difusión para que los asesinos envíen, en sus propios términos, los mensajes que desean enviar, ni más ni menos.
El Blog del Narco no puede ser considerado fuente de información, por más que algunos lo consideren referencia obligada. De la misma forma que la labor periodística no debería limitarse a reproducir los boletines de las autoridades como única versión de un hecho. La violencia debe tener un tratamiento responsable que empieza por negarle a los delincuentes la oportunidad de imponer las condiciones y los términos en los que la sociedad debe ser informada sobre sus actividades.
No habría que olvidar el papel que el sitio ha tenido como instrumento de intimidación de informadores, al grado de volverse parte del inicio de una nueva era: la del secuestro de periodistas como moneda de cambio.
El 26 de julio de 2010, reporteros de Televisa y Grupo Multimedios fueron privados de la libertad en Gómez Palacio, Durango, y tomados como garantía para obligar a sus medios a transmitir tres videos enviados al Blog del Narco en los que hombres armados interrogaban a supuestos integrantes del grupo criminal Los Zetas. Ese no fue el único caso; en enero de este año, sus administradores volvieron a hacerse eco de un grupo autodenominado La Nueva Federación, que amenazaba con realizar una “limpia” de periodistas en Monterrey después de hackear la cuenta de Twitter de un medio local para difundir el rumor de que el gobernador Rodrigo Medina había sido asesinado.
Con un sólido sistema de seguridad informática y contenidos que han tenido que ser migrados a servidores de varios países, debido a los constantes ataques contra el sitio y los intentos por localizar desde dónde operan sus autores, estos mantienen la invitación abierta a los lectores: “Colabora con El Blog del Narco por un México mejor”. Pero en la construcción de ese México mejor (según se desprende del material que se publica) colaboran en su mayoría narcotraficantes, agentes ministeriales y elementos de unidades especializadas en escenas del crimen, quienes desde su asiento en primera fila aportan la saña y la violencia visual con la que se nutre cada entrada.
Las plataformas digitales, es cierto, han dado mayor protagonismo a los lectores y las distintas audiencias. El volumen de información disponible hace pensar que los usuarios son cada vez menos pasivos, más inteligentes y críticos. Pero como advierte Dominique Wolton, cuando todo el mundo ve todo y sabe todo, el periodismo aporta las claves para comprender. El Blog del Narco está lejos de ser más que el escenario en el que el narcotráfico se enorgullece de sus asesinatos de civiles anónimos y amenaza a otros.
Periodista. Autor de Los voceros del fin del mundo (Libros de la Araucaria).