LA BASURA QUE NOS ENCANTA
He cambiado de ídolos. Ahora soy fan de Delfín Quishpe. No me resisto tampoco a los videos de Amapolita de Arahuay (chica borracha por amoroso desdén), a la sentenciosa Tigresa del Oriente, ni a la danza inepta y alegre de Los Conquistadores. Y cada vez que mi coterráneo, el tapatío Mr Jat, emite un nuevo video, me parece una pieza admirabilísima: rapea con tal lentitud que logra casi refutar el tiempo sucesivo.
Es muy posible que todo esto suceda porque me volví completamente imbécil, pero al menos tengo el consuelo de que millones de visitantes de youtube.com comparten mi decadencia. Reto a cualquier lector de estas líneas a contemplar en el susodicho portal gratuito de videos las producciones que nombro (basta con teclear sus nombres en el buscador). Son horribles, ya lo sé, pero hipnóticas como un choque de trenes: tan espantosas que uno simplemente no puede apartar la vista.
Delfín Quishpe canta algo como electrocumbia y produjo un video que ya es historia: “Torres Gemelas”, un macabro y a la vez ingenuo exvoto en video sobre los atentados del 11-S, que arranca cuando, mientras el protagonista mira el televisor de su sala, un avión se estrella contra el WTC de Nueva York; como todo un Cary Grant, Delfín se lleva las manos a la cabeza y propone: “¡No puere ser! ¡Nooooooooooooo!”.
Pero hay más. Amapolita de Arahuay se bebe unas botellas de cerveza que habrían hecho caer fulminado al Charro Abitia y brama por el amor perdido. La Tigresa del Oriente no se amilana ante lo arduo de la existencia y asienta, con su poquita voz: “Mientras Dios te dé vida y salú, aprovecha para ser feliz” (va, de verdad, maquillada de tigre). Los Conquistadores, además de usar pantalones blancos y camisa morada, bailan sin compás (alguien descubrirá que sus contorsiones son dadá puro) junto a un tipo con máscara de puerco la tonada “Corazón de chancho”. Y Mr Jat saca del armario toda una colección de ropajes hip-hop (Public Enemy nos perdone) y demuestra que el rap, después de todo, no necesita ritmo ni agilidad mental y ni siquiera rimas, como solíamos pensar.
Hay más basura; mucha más. Si los capitalinos ríen y piensan que pueden lanzar la primera piedra (estoy pensando en tres o cuatro amigos), que vean primero a Coyoacán Joe, un tipo con apariencia de jugador de los pumas de la UNAM que canta linduras sobre su barrio con una energía que ya quisiera el Tuca Ferreti para sus jugadores. De miedo.
Adelante, asómense al abismo. Solamente escapé para avisaros.
– Antonio Ortuño