Anclar (lo dijo verbatim alguien que sabe) con árboles las nubes. Un macizo, un verde imán para las veleidosas. Hay más comercio entre la tierra y el cielo del que cabe en el pronóstico del tiempo. La liquidez es la lluvia –tauto: el circulante. ¿Cómo atraparla? Literalmente con esponjas y costales, pero antes no olvidar el erotismo del follaje, esa turgente carnada. Ni pensar en los polos: que se queden en paz, encasquetados.
– Julio Trujillo