El triunfo de una forma de leer

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Ricardo Piglia

Los diarios de Emilio Renzi. Años de formación

Barcelona, Anagrama, 2015, 358 pp.

A lo largo de los últimos treinta años, la existencia de los diarios de Ricardo Piglia (Adrogué, 1941) fue motivo de discusión entre los lectores argentinos. ¿Existían? ¿Eran parte de ellos los fragmentos que su autor publicaba periódicamente como tales? ¿Conformaban, como su autor afirmaba, un reservorio y el origen de los temas tratados en su obra, una de las más importantes de la literatura contemporánea en español?

Un documental reciente del cineasta argentino Andrés Di Tella titulado 327 cuadernos y la publicación por parte de Anagrama de Años de formación, primera parte de una trilogía titulada Los diarios de Emilio Renzi, parecen poner de manifiesto que la sospecha era infundada, pese a lo cual es inevitable (y un mérito de su autor, en cierto sentido) que las preguntas en torno a la que este considera su obra más importante sigan siendo formuladas durante y después de su primera entrega.

Años de formación narra el periodo comprendido entre 1957 y 1967, años en que su autor toma la decisión de ser un escritor, deja de lado las primeras lecturas, estudia historia en la universidad de La Plata, lee a los que serán posteriormente sus autores de referencia (su enumeración parcial es significativa: Albert Camus, Carlo Emilio Gadda, Malcolm Lowry, Cesare Pavese, Ernest Hemingway, Jorge Luis Borges. Dashiell Hammett), se enamora, ve filmes y extrae de ellos lecciones narrativas (la avidez del joven Piglia es, en ese sentido, notable), juega al billar, asiste a partidos de futbol, escribe sobre Ezequiel Martínez Estrada, participa de las batallas políticas de su época (por el laicismo de la enseñanza universitaria, contra la invasión estadounidense de Santo Domingo y el acoso a Cuba, por la creación siempre frustrada de una izquierda argentina al margen del peronismo, etcétera), se hace anarquista, se hace marxista, se hace trotskista, ayuda a su abuelo a extraer algún tipo de lección de la experiencia de la Primera Guerra Mundial en el frente alpino, vive en pensiones, da clases, establece sus primeras amistades literarias (Juan José Saer, Daniel Moyano, Miguel Briante, Germán García, Rodolfo Walsh), dirige revistas, traduce, escribe sus primeros relatos, publica su primer libro. De fondo, un país que cambia radicalmente y constituye el fermento de la que posiblemente haya sido la época más importante de la historia cultural argentina, en no escasa medida gracias a Piglia y a sus amistades.

1957 y 1967 delimitan el periodo de formación no solo intelectual de su autor, pero su intrusión en el texto y el exceso de perspectiva otorgan al libro un carácter ambiguo. Mientras lee Años de formación, uno se pregunta qué es exactamente un diario y si este lo es. No es una pregunta ingenua: si se define el género, por ejemplo, como “un registro personal de experiencias, ideas y reflexiones escrito regularmente” (Kathleen Morner y Ralph Rausch), la respuesta a la pregunta es que este nuevo libro de Ricardo Piglia lo es a pesar incluso de que la temporalidad convencional del diario (su carácter iterativo) no existe aquí excepto como promesa. En Años de formación leemos a Ricardo Piglia leyéndose, interviniendo su pasado y reescribiéndolo; el libro no es tanto la transcripción de unos cuadernos como una suma de textos intervenidos cuyo tema es la transformación en escritor de su protagonista y cuya selección está supeditada a la idea que su autor tiene acerca de qué es un escritor en 2015; y no en 1957 o en 1967, cuestión que el autor hace explícita cuando afirma que “la verdadera legibilidad siempre es póstuma” queriendo decir posterior o subsiguiente.

La doble temporalidad de estos textos (escritos por Ricardo Piglia en 1965 o 1967 pero leídos e intervenidos por él en 2015, en una operación curatorial sobre el pasado que le otorga un significado retrospectivo) se pone de manifiesto en el hecho de que aquí aparecen ya los principales temas y procedimientos de la obra “adulta” de Piglia (la sustracción del sentido de la anécdota que permite inferir que existe un segundo relato “oculto” bajo la superficie del primero, la invención al margen de las instituciones y como forma de resistencia política, la reproducción y sus vínculos con lo real, la reflexión sobre las series, el azar y las características gramaticales de un lenguaje hipotético para narrar la experiencia, el fracaso de los proyectos individuales, etcétera), pero también en la atribución de los diarios a Emilio Renzi, el avatar más común de Piglia en sus textos.

En ese sentido, Años de formación no debería leerse como la transcripción de los diarios de Ricardo Piglia de 1957 a 1967 sino, más bien, como los diarios de Ricardo Piglia de 2015, periodo en el que habría estado leyendo y ordenando sus diarios: el distanciamiento, el extrañamiento de la operación se pone de manifiesto en la atribución a Renzi, pero también en el tránsito de la primera a la tercera persona del singular en la transcripción. Años de aprendizaje son y no son los diarios de Ricardo Piglia y, por consiguiente, ratifican al tiempo que deslegitiman la leyenda de su inexistencia. (¿No era la invención privada y la incertidumbre acerca de su significado uno de los principales temas de la obra de Piglia? ¿Qué podía ser más consecuente con la visión de la literatura de su autor y una especie de lección narrativa que esos diarios no hubiesen existido nunca?) También agregan una complejidad más a su obra. ¿Cómo leer Los diarios de Emilio Renzi? ¿Qué significado atribuir al hecho de que el relato titulado “La moneda griega” (insertado aquí entre los diarios de 1966 y 1967, lo que indica que fue escrito por esa época o aborda sucesos de esos años) se refiera a acontecimientos fechados originalmente en torno a 1970 y sea la reescritura del cuento “Pequeño proyecto de una ciudad futura” publicado por Letras Libres en octubre de 2001? ¿Cómo evitar pensar que en su inclusión hay una cierta lección literaria? ¿De qué forma leer sin sospecha el punto culminante de una obra literaria que ha hecho de la sospecha su principal enseñanza? Los lectores seguiremos preguntándonos esto durante muchos años, en una manifestación más del triunfo de Piglia, cuya obra aborda precisamente estas cuestiones: “las significaciones escondidas en el interior de una serie indiscriminada de acontecimientos” que trazan la silueta de una vida. ~

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Patricio Pron (Rosario, 1975) es escritor. En 2019 publicó 'Mañana tendremos otros nombres', que ha obtenido el Premio Alfaguara.


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