Privacidad, el valor de la intimidad en tiempos de Facebook

La casi invisible frontera entre lo público y lo privado, así como los procesos que han llevado a su desaparición están sobre el escenario en la obra de teatro, Privacidad.
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La separación entre lo público y lo privado es cada vez más tenue para quienes vivimos permanentemente conectados a Internet, pero la sola frase no basta para comprender las causas y los procesos que dan origen a esta continua erosión del derecho más vulnerado en la actualidad: la privacidad.

La tercera llamada invita a conectarse a una red Wi-Fi porque el público reunido en el teatro de los Insurgentes recibirá una cátedra de la insoportable levedad de la vida en tiempos de Facebook.  En tiempos de redes sociales cada clic es una transacción invisible que permite a las empresas tecnológicas guardar nuestras huellas para venderlas a anunciantes y dinamizar la poderosa economía digital; mientras que a los gobiernos sirven para el combate al terrorismo y el crimen, aunque, en regímenes autoritarios, para perseguir a disidentes. En la sala del teatro los asistentes serán invitados a indagar en su celular y revisar parte de su vida digital, lo cual resulta aleccionador para algunos y, para otros, francamente aterrador. Concebida por el escritor de teatro James Graham y la directora artística Rosie Rourke, Privacidad es una radiografía distópica que busca desentrañar los impactos en la vida cotidiana a partir de la revolución digital.

Edward Snowden, el ex agente de la CIA que develó en 2013 la forma escandalosa e impune en que las empresas tecnológicas estadounidenses coleccionan nuestras huellas para el Programa Nacional de Seguridad de Estados Unidos, es la inspiración de Graham y Rourke. Los autores cuestionan por más de dos horas nuestra vida digital pasiva en la que, bajo consenso o sin él, obsequiamos el oro más preciado para la economía digital: nuestros datos. La información la otorgamos en forma de un “like” en Facebook, de cualquier compra en Amazon, de un trayecto en Uber o de un aparente e inofensivo videojuego en línea a través de Play Station.

Entre obra de teatro interactiva y conferencia magistral, pasan por el escenario en una rigurosa personificación, renombrados estudiosos de la sociedad digital, entre los que destacan la profesora del Tecnológico de Massachusetts Sherry Turkle (Reclamining Conversation. The power of talk in the digital age. Penguin Press, 2015) autora de investigaciones fundamentales para comprender el valor de la conversación interpersonal. También el profesor de la universidad de Virginia, Siva Vaidhyanthan (The googlization of everything and why we should worry. University of California Press, 2011) para quien nuestra fe acrítica en las búsquedas de Google causa que accedamos a una versión del mundo reducida a lo que su algoritmo indexa con base en la popularidad de las búsquedas. No puede faltar Daniel Solove, profesor de Derecho de la universidad George Washington (Understanding Privacy. Harvard University Press, 2008), quien en su obra desarticula el falso dilema de los gobiernos en la actualidad: si quiere seguridad, hay que ceder trozos de privacidad; la ecuación perfecta para abrir la puerta a la vigilancia gubernamental revelada por Snowden, el héroe de Graham y Rourke.

Pasan también por el escenario la periodista y activista de derechos civiles, Ujala Seghal y Clive Humby, el innovador matemático británico, a quien se le atribuye ser pionero en dimensionar el valor del llamado Big data, como se denomina al volumen incuantificable de rastros digitales que vamos dejando en cada transacción digital y que el propio Humby, precursor de las nuevas formas de consumo, ha llamado el nuevo petróleo de la economía.

Toda esta erudición diserta, interroga e invita a repensar el valor de la presencia física a un solitario escritor, adicto a Internet, recién abandonado por su pareja e incapaz de mantener una conversación cara a cara sin ser presa de un ataque de ansiedad.

El depresivo escritor que se hace acompañar a un viaje a Nueva York por los autores aludidos es interpretado por dos de los actores más sólidos de su generación: Luis Gerardo Méndez y Diego Luna; ambos intercambian el papel. Hace tres años y con una muy buena acogida de la crítica, Privacidad se estrenó en Londres; hace un año se levantó el telón en Nueva York y el pasado octubre en la Ciudad de México.

Es una obra interactiva y de cuestionamiento al público. Algunos asistentes descubren ahí lúdicamente que la conexión es continua y nuestras visitas a cada sitio web dejan una memoria imborrable de nuestra vida. Memoria que no siempre queremos recordar pero que sin nuestro consentimiento permanece en la inefable nube.

Si bien Privacidad es un homenaje a Snowden, Graham se deja seducir por la distopía que plantea Sherry Turkle. En sus obras más recientes, producto de años de investigación etnográfica con grupos de adultos, niños y adolescentes usuarios de dispositivos tecnológicos, sostiene que experimentamos una pérdida continua de prácticas tan humanas como conversar, lo cual deriva en una pérdida creciente de la libertad. Por ello Turkle, convertida en la conciencia del escritor, llama a recuperar la conversación en tiempos de texting y a redimensionar el valor de la intimidad cuando las redes sociales demandan exhibir cada instante de nuestra vida para hacerla aparecer ante los otros como extraordinaria.

El escritor que prefiere enviar un texto a conversar, que opta por comprar en línea antes que pararse en un almacén y que prefiere escribir un correo a su expareja antes que encontrarlo en el mundo real, nos representa a todos. Privacidad pretende educar digitalmente y lo consigue envolviendo al público en un viaje psicotecnológico con un llamado liberador: No somos datos, somos personas que debemos atrevernos a tomar el control de nuestra intimidad.

Se trata de una invitación desde el ciberpesimismo tecnológico con dosis de realismo indiscutible muy necesario para recuperar el control de nuestra vida que hemos cedido en buena medida al poder algorítmico para ser empaquetada en una base de datos cuyo destino desconocemos.

Quizá al salir del teatro, más de uno optó por callar a la perfecta Siri y regresó a casa sin la ayuda de Waze. Más de uno quizá decidió recuperar la delicia de una conversación cara a cara o simplemente optó por disfrutar el silencio que resulta de apagar el celular.

Privacidad se presentará durante noviembre y diciembre en el Teatro de los Insurgentes. Información sobre boletos y funciones en su sitio web

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Investigadora de medios, Internet y cultura digital


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