El espíritu incisivo de las obras del colectivo Tercerunquinto nos perturba como espectadores en los museos y como peatones y usuarios de servicios en el espacio público por medio de cuestionamientos arquitectónicos, urbanísticos y económicos que problematizan un concepto moderno: el desarrollo. Desde hace veintidós años Tercerunquinto lleva a cabo una práctica que altera lo cotidiano para hurgar además en otro problema, la noción de bienestar. El Museo Amparo de Puebla presenta la exposición Obra inconclusa, que reúne buena parte de la producción de estas dos décadas del colectivo regiomontano integrado por Rolando Flores, Gabriel Cázares y Julio Castro –quien se separó en 2014–. El título describe muy bien la naturaleza del trabajo de Tercerunquinto, pues las intervenciones públicas que han hecho en sitios como asentamientos irregulares, vía pública, museos o residencias privadas persisten –por largo o corto periodo– gracias a la activación de los transeúntes, espectadores, usuarios o coleccionistas.
Verbigracia, la intervención Ampliación de un área verde (2004), que prolongó un par de metros hacia el pavimento la pequeña jardinera de una banqueta, cambiando así el espacio destinado para el estacionamiento de automóviles. El gesto, que se llevó a cabo en la calle Vizcaínas del Centro Histórico, expone la precaria planeación urbana de la Ciudad de México, y en su momento molestó al peatón con esa rebaba sin sentido que apunta, como varias obras de Tercerunquinto, a la futilidad del arte. En ese mismo año, el colectivo también convirtió el Museo Universitario de Ciencias y Artes de la UNAM (MUCA-Roma) en bodega para guardar los productos de los vendedores ambulantes de la zona. El comentario dejó ver una economía vernácula que brota de las fisuras de la endeble legalidad capitalina. Fueron, además, los propios vendedores quienes cada noche ordenaron su mercancía en la bodega, sin ningún recurso museográfico que embelleciera los objetos –una suerte de ready-made escultórico cambiante–. Un ejemplo más, Integración del Consulado General de México en Miami para la exposición Mexico: Sensitive Negotiations en la que el colectivo desmanteló la oficina que albergaba el Instituto Cultural de México y tiró las paredes necesarias para dejar el consulado expuesto, de modo que no hubiera división entre el espacio de la exposición, la oficina burocrática y el instituto que administra los asuntos culturales. La carga semántica de echar abajo un muro se entrecruza con el acto de desnudar una institución para permitir que cualquier persona que acudiera a realizar un trámite pudiera ver la exhibición sin entrar a la galería, y viceversa, que quienes visitaran Sensitive Negotiations pudieran mirar las entrañas de una representación diplomática.
Estos planteamientos se hacen patentes en Obra inconclusa, pieza con la que Tercerunquinto participó en la Bienal FEMSA 2016. A partir de Escultura pública en la periferia urbana de Monterrey (2003-2006), una plancha de concreto que instalaron en un asentamiento irregular con piso de tierra, desarrollaron una relación colaborativa con una pareja que habita la zona y acordaron que Obra inconclusa consistiría en que la bienal adquiriera el material de construcción necesario para mejorar su casa. Y así fue. La pareja cuenta ahora con electricidad y paredes pintadas. Tercerunquinto negoció que cada vez que se presente la pieza en un museo éste costeará, con la cantidad de dinero que decida asignar, la mejora de esa vivienda. La exhibición de Obra inconclusa en el Museo Amparo financiará la construcción de un cuarto de baño con excusado, y se propone que el siguiente recinto en exponerla cubra el costo de un cuarto adicional que sirva como habitación.
Esta acción resana y evidencia los boquetes del desarrollo, prometido ad nauseam por el PRI. Apenas hace falta recordar que en el 2016, durante el gobierno priista de Enrique Peña Nieto, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Pública calculó que 53.4 millones de personas viven en la pobreza y 9.4 millones en pobreza extrema; mientras hay quienes con suerte ganan un salario mínimo mensual de 1,760 pesos, un senador recibe 118 mil pesos en el mismo periodo (sin contar los numerosos beneficios y prestaciones que los legisladores reciben). Gobierno rico con pueblo pobre. Obra inconclusa escarba en las repercusiones de la in-modernidad mexicana.
La curaduría de Taiyana Pimentel y Cuauhtémoc Medina funciona como una revisión del trabajo de Tercerunquinto a partir de tres ejes temáticos: su interpelación a los museos, la arquitectura periférica y las intervenciones en espacios donde el espectador es parte de la activación. El desafío de reunir más de cuarenta obras que en su mayoría documentan acciones y que no fueron pensadas necesariamente para exhibirse es superado de forma cabal por el colectivo con un recorrido no cronológico que a través de fotografías, videos, dibujos (estupendos), maquetas, documentos y material de construcción construye la historia de cada pieza. Es una exposición extensa en la que cada obra merece atención y lectura. Así, la curaduría nos adentra en el peculiar modo en que el colectivo opera ante el museo y el espacio público. Nos presenta la interlocución que Tercerunquinto mantiene con la realidad –en el sentido jodido de la palabra, el que refiere al fracaso del proyecto moderno– y la manera en que escapa de categorías odiosas –crítica institucional, arte político–, lo que hace del colectivo uno de los más interesantes de la actualidad.
es curador y crítico de arte.