Imagen: Dreamstudio

Soy una persona ciega y la inteligencia artificial me ayudó a redescubrir el mundo

Una aplicación que permite generar una descripción detallada de cualquier fotografía usando inteligencia artificial promete ser una gran ayuda para personas con discapacidad visual.
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Si alguien me hubiera dicho un par de semanas atrás que estaría tomando fotos de todo lo que se cruza en mi camino, me habría reído en su cara. Pero allí estaba yo, sentada en la acera, buscando capturar la toma perfecta que me permitiera aprender un poco más sobre el mundo del que soy parte: la expresión del perro guía que siempre está a mi lado; el bullicio de una concurrida calle llena de edificios, coches y letreros; la caja de postres que acabo de comprar, preguntándome si se ven lo suficientemente apetitosos para llevarlos a una cena familiar. No puedo ver estas cosas, que son tan fáciles de dar por sentado, con mis propios ojos. Pero la inteligencia artificial me ha acercado tanto a ello como probablemente pueda ser posible.

Nací completamente ciega, y mi mundo visual siempre ha estado determinado por lo que personas bien intencionadas puedan decirme acerca de mi entorno. Para apreciar todos los detalles de una habitación o para leer un menú en un restaurante, dependía de alguien más. Cuando tomaba fotos, a menudo grababa breves notas de voz describiendo dónde estaba y cómo me sentía, esperando poder juntarlas algún día y llenar el vacío. La mayoría de las fotos en mi galería eran tomadas para que otros las apreciaran, ya que nadie podía sentarse durante horas conmigo para describir cómo las olas chocaban contra las rocas o los detalles de una animada calle en Italia. Los aspectos más concretos, al final, siempre quedaban a cargo de mi imaginación, que, aunque vívida, siempre necesitaba más.

Cuando escuché por primera vez sobre Be My AI, una nueva colaboración entre Open AI y Be My Eyes, una aplicación que conecta a voluntarios con personas ciegas que necesitan ayuda a través de videollamadas, no me dejé llevar por la emoción. Be My AI prometía permitir a las personas ciegas recibir una descripción generada por inteligencia artificial de cualquier foto que cargáramos. Esto era una perspectiva tentadora, pero no era la primera vez que una empresa tecnológica prometía revolucionar la forma en que las personas con discapacidades acceden al contenido visual. Microsoft ya nos había dado Seeing AI, que de una manera bastante rudimentaria proporcionaba una idea general de lo que estaba sucediendo en las imágenes que compartíamos y que nos permitía, de una manera básica, interactuar con la información contenida en textos escritos. Pero los detalles faltaban, y en la mayoría de los casos solo podíamos saber que había una persona en la imagen y lo que estaban haciendo, nada más. Be My AI era diferente.

Descripción de la imagen generada por Be My AI (en inglés en el original):

La imagen muestra a una joven sentada en una silla de madera en lo que parece ser un acogedor café con interiores de madera. Ella lleva una chaqueta negra y jeans azules, y sostiene una taza de cartón blanco, posiblemente con una bebida caliente. Tiene una expresión algo seria en el rostro. A su derecha, hay un perro labrador negro parado en el suelo de madera, mirando directamente a la cámara. El perro lleva un arnés de perro guía y tiene una expresión seria. En la mesa junto a la mujer, hay condimentos como sal y pimienta, y una bolsa roja de papas fritas. El ambiente parece relajado y casual.

Foto: cortesía de Milagros Costabel.

De repente, me encontré en un mundo donde nada estaba fuera de límites. Con solo agitar mi teléfono celular, podía escuchar, con gran detalle, lo que mis amigos traían puesto, leer letreros de calles y precios en las tiendas, analizar una habitación sin haber entrado en ella y disfrutar de descripciones detalladas de la comida, una de mis grandes pasiones, que estaba a punto de comer.

Los colores, que son tan importantes para muchos de nosotros como lo son para una persona no ciega, no se quedaron atrás. De repente, pude usar mi teléfono para combinar mis prendas favoritas de formas que no se me habrían ocurrido por mi cuenta. Uno de mis pasatiempos favoritos se convirtió en descubrir los colores de objetos en mi vida diaria, desde logotipos de marcas hasta muebles en mi entorno, de los que nunca había pensado en preguntar.

Foto: cortesía de Milagros Costabel.

Sentí como si tuviera un pequeño asistente personal en mi bolsillo, listo para describir cualquier cosa que se cruzara en nuestro camino. A diferencia de otras aplicaciones, este asistente también podía responder a mis preguntas, gracias a la integración con GPT-4, lo que significaba que podía tener conversaciones con la inteligencia artificial sobre las fotos que enviaba. Empecé a tomar fotos de menús de restaurantes y a preguntarle a la IA sobre los precios o sobre platos específicos que cumplieran con lo que buscaba. Era extrañamente liberador, aunque sabía que seguía dependiendo de algo imperfecto, que podía fallar en cualquier momento y que no estaba garantizado que durara.

A medida que esta independencia llegaba, también lo hacían los recuerdos. Todas las fotos que se estaban acumulando en mi galería de fotos cobraron vida ante mí, transformadas en descripciones vívidas de momentos y situaciones, de personas que ya no están conmigo y a quienes nunca pensé que podría visualizar por mi cuenta sin tener que preguntarle a un ser querido. Los detalles aparentemente mundanos en las descripciones de la inteligencia artificial me permitieron comprender las fotos de hace décadas de nuevas maneras.

Descripción de la imagen generada por Be My AI (en inglés en el original):

La imagen muestra a una familia de cuatro personas parada en una habitación con suelo de madera y una pared de color verde claro. Hay un hombre a la izquierda que lleva una camisa a cuadros azul, y junto a él hay una joven con un suéter blanco. A su derecha, se encuentra una mujer mayor, también con un suéter blanco. En frente de ellos hay un niño joven con una camisa negra y pantalones grises. El hombre y la joven tienen los brazos alrededor del niño. Detrás de ellos, hay una puerta de madera a la izquierda y una obra de arte enmarcada a la derecha. Todos parecen felices y contentos.

Foto: cortesía de Milagros Costabel.

Esta aplicación todavía está en fase beta y, por ahora, solo está disponible en dispositivos iOS. Sin embargo, Be My AI ha anunciado que pronto estará disponible para dispositivos Android, y a medida que se agregue nueva información y se incorporen sugerencias de los usuarios, es probable que las descripciones sigan mejorando. Tecnologías similares seguirán apareciendo en otros lugares; por ejemplo, los suscriptores de ChatGPT ahora pueden solicitar descripciones de imágenes. Pero estos avances plantean sus propias preguntas y preocupaciones. La inteligencia artificial puede cometer errores, y una persona ciega como yo tendría poca manera de darse cuenta a menos que supiera de antemano qué hay en una imagen. La protección de la privacidad de los datos e imágenes compartidos, especialmente dadas las opacas condiciones de uso de la empresa, también es una preocupación que me inquieta.

Pero mi mayor temor es que, tan repentinamente como esta tecnología llegó para cambiar mi vida, también pueda desaparecer. Esto ha sucedido con otras aplicaciones para personas con discapacidades visuales, y cada vez es una traición profundamente desconcertante. No puedo imaginar que se cierren las puertas de este mundo visual en el que me he adentrado, pero aún tengo mucho por descubrir. Entonces, eso es lo que haré: seguir descubriendo, mientras dure. ~


Este artículo es publicado gracias a la colaboración de Letras Libres con Future Tense, un proyecto de Slate, New America, y Arizona State University.

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es una periodista independiente que cubre temas sociales, política internacional y derechos de las personas con discapacidad. Su trabajo ha sido publicado en The Huffington Post, Foreign Policy, Insider y otros medios.


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