La inteligencia artificial permitirá el espionaje masivo

El espionaje siempre ha estado limitado por la necesidad de mano de obra humana. La inteligencia artificial va a cambiar eso.
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Espiar y vigilar son cosas distintas pero relacionadas. Si contratara a un detective privado para espiarte, ese detective podría esconder un micrófono en tu casa o automóvil, intervenir tu teléfono y escuchar lo que dices. Al final, yo recibiría un informe de todas las conversaciones que tuviste y el contenido de esas conversaciones. Si contratara al mismo detective privado para vigilarte, recibiría un informe diferente: a dónde fuiste, con quién hablaste, qué compraste, qué hiciste.

Antes del internet, poner a alguien bajo vigilancia era caro y requería mucho tiempo. Tenías que seguir manualmente a alguien, tomando nota de dónde iba, con quién hablaba, qué compraba, qué hacía y qué leía. Ese mundo ha desaparecido para siempre. Nuestros teléfonos rastrean nuestra ubicación. Las tarjetas de crédito registran nuestras compras. Las aplicaciones rastrean con quién hablamos, y los lectores de libros electrónicos saben lo que leemos. Las computadoras recopilan datos sobre lo que estamos haciendo en ellas, y a medida que tanto el almacenamiento como el procesamiento se han vuelto más baratos, esos datos se guardan y utilizan cada vez más. Lo que solía ser manual e individual se ha convertido en algo masivo y generalizado. La vigilancia se ha convertido en el modelo de negocio del internet, y no hay una ninguna manera razonable de escapar de eso.

Espiar es otra cuestión. Durante mucho tiempo ha sido posible intervenir el teléfono de alguien o colocar un micrófono en su hogar y/o automóvil, pero aun así se requiere que alguien escuche y dé sentido a las conversaciones. Sí, las empresas de spyware como NSO Group ayudan al gobierno a hackear los teléfonos de las personas, pero alguien debe revisar todas las conversaciones. Y gobiernos como el de China podían censurar publicaciones en redes sociales basándose en palabras o frases específicas, pero eso era rudimentario y fácil de eludir. La capacidad de espiar está limitada por la necesidad de la mano de obra humana.

La inteligencia artificial está a punto de cambiar eso. Resumir es algo que un sistema moderno de inteligencia artificial generativa hace muy bien. Dale una reunión de una hora y te devolverá un resumen de una página de lo que se dijo. Pídele que busque a través de millones de conversaciones y las organice por tema, y lo hará. ¿Quieres saber quién está hablando de qué? Te lo va a decir.

Estas tecnologías no son perfectas; algunas de ellas son bastante primitivas. Se les escapan cosas importantes, se equivocan en otras. Pero lo mismo sucede con los humanos. Y, a diferencia de los humanos, las herramientas de inteligencia artificial pueden replicarse por millones y están mejorando a un ritmo asombroso. Mejorarán el próximo año y aún más el siguiente. Estamos a punto de entrar en la era del espionaje masivo.

La vigilancia masiva cambió fundamentalmente la naturaleza de la vigilancia. Debido a que todos los datos se guardan, la vigilancia masiva permite realizar investigaciones retrospectivas, sin siquiera saber específicamente a quién se desea vigilar. Dime dónde estuvo esta persona el año pasado. Enumera todos los autos rojos que circularon por esta carretera en el último mes. Haz una lista de todas las personas que compraron los ingredientes para armar una bomba casera en el último año. Encuéntrame todos los teléfonos que se acercaron, apagaron y se volvieron a encender una hora después mientras se alejaban (señal de una reunión secreta).

De manera similar, el espionaje masivo cambiará la naturaleza del espionaje. Todos los datos serán almacenados. Todo será fácil de buscar y comprensible de manera masiva. Dime quién ha hablado sobre un tema en particular en el último mes y cómo han evolucionado las discusiones sobre ese tema. La persona A hizo algo; verifica si alguien le ordenó hacerlo. Encuentra a todos los que están tramando un delito, difundiendo un rumor o planeando asistir a una protesta política.

Todavía hay mucho más. Para dejar al descubierto a una estructura organizada, busca a alguien que dé instrucciones similares a un grupo de personas y luego a todas las personas a las que se le han transmitido esas instrucciones. Para descubrir a los cómplices de las personas, observa a quiénes les cuentan secretos. Puedes rastrear amistades y alianzas a medida que se forman y se rompen, con lujo de detalles. En resumen, puedes saber todo acerca de lo que todos están hablando.

Este espionaje no se limita a las conversaciones en nuestros teléfonos o computadoras. Al igual que las cámaras en todas partes alimentaron la vigilancia masiva, los micrófonos omnipresentes alimentarán el espionaje masivo. Siri, Alexa y “Hey Google” ya están siempre escuchando; las conversaciones simplemente no se están guardando aún.

Saber que están bajo vigilancia constante cambia el comportamiento de las personas. Se someten. Se autocensuran, con los escalofriantes efectos que esto conlleva. La vigilancia facilita el control social, y el espionaje solo empeorará esto. Los gobiernos de todo el mundo ya utilizan la vigilancia masiva; también adoptarán el espionaje masivo.

Las empresas espiarán a las personas. La vigilancia masiva inauguró la era de la publicidad personalizada; el espionaje masivo potenciará aún más esa industria. La información sobre lo que las personas están hablando, sus estados de ánimo, sus secretos, todo ello es irresistible para los especialistas en marketing que buscan sacar ventaja. Los monopolios tecnológicos que actualmente nos mantienen bajo vigilancia constante no podrán resistirse a la tentación de recopilar y utilizar todos esos datos.

En los primeros días de Gmail, Google hablaba de utilizar el contenido de los correos electrónicos de las personas para ofrecerles anuncios personalizados. La compañía dejó de hacerlo, seguramente porque los datos de las palabras clave que recopilaba eran deficientes y, por lo tanto, resultaban inútiles para fines de marketing. Esto cambiará pronto. Tal vez Google no sea el primero en espiar las conversaciones de sus usuarios, pero una vez que otros comiencen, no podrán resistirse. Sus verdaderos clientes, sus anunciantes, se lo exigirán.

Podríamos limitar esta capacidad. Podríamos prohibir el espionaje masivo. Podríamos crear normas estrictas de privacidad de datos. Pero no hemos hecho nada para limitar la vigilancia masiva. ¿Por qué con el espionaje sería diferente? ~


Este artículo es publicado gracias a la colaboración de Letras Libres con Future Tense, un proyecto de Slate, New America, y Arizona State University.

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es especialista en tecnología de la seguridad. Su libro más reciente es A hacker’s mind: How the powerful bend society’s rules, and how to bend them back.


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