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Léase en el baño

El acceso a un baño cómodo, privado y con saneamiento es un lujo sobre el que vale la pena pensar.
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Si usted ha atendido la solicitud del título de este post, adivino que caminó unos pasos, sin mayor alharaca llegó un baño y desde una relativa privacidad lee usted sentado en el escusado.

Ahora piense en “El pensador” de Rodin.  

De acuerdo con el doctor Takano, médico especialista en cirugía colorectal de la Cleveland Clinic Florida, quien modeló para Rodin lo hizo en la posición más cómoda para defecar. [¿Sigue leyendo esto en el baño? ¡Ande! Intente hacer la pose de la escultura. Ahora reflexione sobre este comentario acerca de la pieza: “El Pensador comunica una idea con la que todos pueden identificarse (la necesidad de una contemplación silenciosa)”… y dígame si no es cierto que Dante posó desde un escusado].

Ahora jale la palanca del escusado, haga lo que corresponde y desentiéndase del asunto. (¡No olvide lavarse las manos!)

Eso que acaba de experimentar (la accesibilidad, comodidad, privacidad y saneamiento de un baño) es un lujo, porque de acuerdo con la OMS más de 4,500 millones de personas en todo el mundo no tiene acceso a un escusado decente y 892 millones de personas todavía practican la defecación al aire libre. 829 millones de personas es prácticamente todo el continente americano

((Población de América del Norte: 367,634,539; población de América del Sur:  430,485,637; población de Centroamérica: 47,000,000. Total: 845,120,176. ))

“evacuando” (ese eufemismo) al aire libre. 

Desde 2011, la Fundación Bill y Melinda Gates fondea el proyecto Reinvent the toilet challenge para “impulsar y respaldar nuevos enfoques para tecnologías de inodoro que administren los desechos humanos de forma segura y eficaz”. El año pasado Bill Gates, acompañado de un bote de excrementos, dio una conferencia en la que dejó claro su punto.

Podemos cerrar los ojos, pero la mitad del planeta no solo tiene que verlo, sino respirarlo, beberlo (1,800 millones de personas utilizan una fuente agua potable sin protección contra la contaminación de las heces) y morir por las enfermedades que detona. Si queremos ya no digamos cumplir, sino por lo menos acercarnos al objetivo #6 de Desarrollo Sostenible, es urgente acelerar la comercialización y adopción de tecnologías de saneamiento disruptivas en todo el mundo

((Además, no es un mercado altruista. De acuerdo con un boletín de prensa de la Fundación Gates: “Se calcula, de forma conservadora, que solo el mercado de inodoros reinventado se convertirá en una oportunidad de ingresos anuales global de 6 mil millones de dólares para 2030.” Y la OMS estima que por cada dólar invertido en saneamiento hay un retorno económico de 5.50 dólares.   ))

. ¿Por qué? Porque cuando la naturaleza llama, todos debemos tener derecho a un inodoro en condiciones decentes.

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Es politóloga, periodista y editora. Todas las opiniones son a título personal.


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