El drama sexual de la película Año bisiesto se dejar ver desde su cartel: se ofrece a la mirada una mujer desnuda revelándose detrás de lo que pareciera una cortina, apenas cubriendo su sexo. Sola pero evidentemente acompañada. En compañía, pero secretamente sola.
Desde la premisa del filme, el director Michael Rowe imaginó a alguien como María del Carmen (Babel), para su protagonista: una mujer fuera del estereotipo de la belleza anglosajona encarnada en Laura, una periodista oriunda de Oaxaca y avecinada en la capital del país. Una mujer que tiene señalado un día en el calendario, pero no un día cualquiera, sino un 29 de febrero: año bisiesto.
Laura pasa los días a la espera de liberarse de su pasado y, para no sentir que espera tanto, recurre a las compañías inciertas que le ofrecen sexo sin ataduras. Pero se topa con Arturo (Gustavo Sánchez Parra), y la soledad se vuelve un descarrío entre la ternura, el sadismo y la tentación de llegar a la muerte por el camino del placer.
Rowe, un australiano que después de viajar por el mundo vino a encontrar su hogar en México, señala que la nacionalidad no importa, que la película es mexicana y por ello su estética, sus valores y su búsqueda filosófica. Para sustentar estas afirmaciones quizás es suficiente con observar la fisionomía de sus personajes y el hecho de que fue filmada en un departamento de la colonia Tacubaya.
Además del reconocimiento que implica ser premiado por su ópera prima, ganar la Cámara de Oro en Cannes significa también recibir 50 mil euros en material fílmico, que Michael Rowe destinará a su siguiente proyecto. Año bisiesto fue producida por CONACULTA a través del Instituto Mexicano de Cinematografía y también sirvió como punta de lanza para Machete Producciones.
Desde su instauración en 1978, Año bisiesto es la primera película mexicana en recibir la Cámara de Oro. Su estreno en México esperará hasta el Festival Internacional de Cine de Morelia en octubre próximo.
-Carmina Nahuatlato