Este aรฑo, la academia norteamericana anunciรณ que subirรก el nรบmero de nominados a mejor pelรญcula de cinco a diez. Es una decisiรณn que recuerda a los primeros aรฑos del รscar, cuando un rango mรกs amplio de nominados permitรญa que un mayor nรบmero de pelรญculas atrajera la atenciรณn del pรบblico. Sin embargo, el รบltimo aรฑo en el que hubo diez pelรญculas nominadas fue 1943.
Los motivos mercadotรฉcnicos que se esconden detrรกs de esta decisiรณn son bastante obvios. La ley Weinstein es la siguiente: nominaciรณn igual a dรณlares en taquilla. Los รscares son una manera de ayudar a aquellas cintas de temรกtica mรกs profunda que tienen menos posibilidad de permanecer en las salas que, digamos, la secuela de Transformers. En teorรญa, todo esto tiene sentido.
Se entiende, entonces, que el aumento en taquilla viene de la mano del prestigio adquirido por la nominaciรณn. Cuando sรณlo se escogen cinco pelรญculas al aรฑo, ese grupo elegido sobresale y llama la atenciรณn de la audiencia. La gente que antes de las nominaciones no habรญa oรญdo hablar de la pelรญcula, acude a la sala para satisfacer su curiosidad. Pero al duplicarse el nรบmero de nominados, al dar la impresiรณn de que todos son especiales, el brillo de la nominaciรณn se opaca. Hollywood parece esperar que el pรบblico pague doce dรณlares por ver no cinco, sino diez pelรญculas en el transcurso de dos meses. Y puede que se lleven una desagradable sorpresa.
El problema, en este caso, es la escasez de pelรญculas memorables en este โo casi cualquier otroโ aรฑo. En 1939, la academia intentรณ mejorar las ventas en taquilla de sus pelรญculas nominadas al proyectarlas al hilo en ambas costas de Estados Unidos. Pero 1939 (el โAรฑo Doradoโ del cine norteamericano), no es 2009. Up in the Air, The Lovely Bones y Star Trek no son comparables a Gone With The Wind, The Wizard of Oz y Mr. Smith Goes to Washington. Hasta la fecha, el 2009 no ha dado una sola pelรญcula que se le compare a ninguna del aรฑo dorado. Hemos tenido un par de buenas cintas, sรญ, pero ninguna parece destinada a convertirse en un clรกsico.
Todo lo anterior apunta a que la academia nominarรก pelรญculas que en otros aรฑos quizรกs no hubieran merecido estar entre las distinguidas: Up, de Pixar, Inglorious Basterds, de Tarantino, y hasta el espectรกculo computarizado de Avatar pueden lograr un lugar en la lista.
Sin embargo, el problema mรกs grande lo tendrรกn aquellos que disfrutan de apostar o escoger un favorito para los รscares. A menos de que aparezca una pelรญcula claramente superior a las demรกs (y este aรฑo no ha ocurrido), serรก casi imposible predecir quiรฉn ganarรก. Ahora, una cinta necesitarรก sรณlo la mรกs mรญnima ventaja (11%) para obtener el galardรณn. Y 11% no parece un margen digno para coronarse como la mejor pelรญcula del aรฑo.
Presiento que este cambio obtendrรก los mismos resultados que el reciente intento de la academia de acortar la mayorรญa de los discursos de aceptaciรณn, al impedirle a los ganadores la posibilidad de subir al escenario para recibir su premio. En teorรญa, la decisiรณn parece inteligente, pero en vivo y en directo es otra cosa. Supongo que algo similar ocurrirรก con esta nueva regla. Y en los aรฑos que vienen, la academia probablemente volverรก a hacer las cosas como las hizo durante 66 aรฑos.
โ Tom Campana