Mel Gibson vuelve a demostrar su admirable dominio de la técnica de narrar escenas visualmente, sobre todo cuando hay batallas involucradas. Pero la potencia del director no solo tiene que ver con este virtuosismo técnico, sino también con su fuerte temperamento y con la defensa apasionada que hace de sus convicciones. Todo ello puede apreciarse en esta cinta.
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Mel Gibson vuelve a la silla del director con la historia de un objetor de conciencia convertido en héroe de guerra.