Hace un par de semanas, en este mismo blog, se hablรณ de la escasez de buenas pelรญculas de terror. Como ejemplo de falta de originalidad, el autor de aquel texto citรณ secuelas y refritos innecesarios. Por si quedaba alguna duda de que esta tendencia va incrementando estรกn Resident evil: Afterlife y Piranha 3-D, dos pruebas fehacientes de la falta de creatividad con la que Hollywood ha decidido abordar este gรฉnero.
Piranha 3-D
La secuencia inicial de Piranha, una cinta sobre un pescado que aterroriza a un poblado que depende del turismo, le rinde homenaje a Jaws, la cinta mรกs famosa sobre un pescado que aterroriza a un pueblo dependiente del turismo. El homenaje funciona y, sin mayor preรกmbulo, nos pide que pongamos a Piranha en la misma categorรญa que la cinta de Spielberg. No obstante, mientras que Jaws fue โy sigue siendoโ un thriller potente con narrativa perfecta, Piranha es un pretexto para saturar al espectador de sangre y tomas gratuitas de mujeres semidesnudas.
La pelรญcula transcurre en Lake Victoria, un pequeรฑo poblado que subsiste gracias al influjo turรญstico durante la temporada de verano y primavera. Son las vacaciones de Pascua: el famoso spring break, en el que los estudiantes norteamericanos dejan la moral en casa y se dedican a la fiesta con un ahรญnco casi religioso. Tal y como ocurre en Jaws, la estabilidad del pueblo depende del buen juicio del alguacil de la localidad. En este caso, el papel (Sheriff Forester) estรก en manos de una mujer: Elisabeth Shue, actriz desperdiciada que brillรณ brevemente en los noventa con su participaciรณn en Leaving las Vegas. Tal y como ocurre en Jaws, la autoridad pertinente enfrenta un problema absolutamente imprevisto. En este caso: un terremoto ha partido los sedimentos de Lake Victoria, uniendo al lago con un conducto acuรกtico subterrรกneo plagado de piraรฑas gigantes. Y ahora, estas criaturas salvajes amenazan con destrozar a cualquiera que meta un pie en el agua. Al igual que Jaws, Forester se ve obligada a acabar con la amenaza despuรฉs de que sus tres hijos se involucran en el embrollo. El mayor de ellos, Jake (interpretado por Steven McQueen, nieto de Steve McQueen) decide unirse a un equipo de filmaciรณn de pelรญculas de softporn y adentrarse en el lago. No obstante, Jake no se une al equipo para ver chicas semidesnudas (aunque ve a decenas) sino para buscar a Kelly (Jessica Szohr), la chica de la que estรก enamorado.
A pesar de las similitudes, hay diferencias insalvables entre Piranha y Jaws. Mientras que la pelรญcula de Spielberg explora el desgaste psicolรณgico que embarga al alguacil Brody despuรฉs de proteger al pueblo de Amity y a su familia, la narrativa de Piranha parece estar satisfecha utilizando el estereotipo mรกs agotado del gรฉnero de terror: los jรณvenes promiscuos siempre corren peligro de muerte. Este decreto โy su desagradable ambigรผedad moralโ formaba parte esencial del repertorio del cine slasher de los ochenta. Piranha parece no tener problema alguno con resucitarlo y llevarlo a su clรญmax en un baรฑo de sangre multitudinario al final de la cinta que, mรกs que escandalizar, festeja al cine gore. Como en la gran mayorรญa de las aventuras de Jason y Freddy, la verdadera pornografรญa no estรก en los ocasionales torsos desnudos que aparecen en la pantalla, sino en la celebraciรณn de asesinatos sanguinarios.
Por lo demรกs, la cinta es tรฉcnicamente competente, el diseรฑo de sonido intriga, mientras que la tercera dimensiรณn โese recurso que parece haber perdido vigencia en tiempo rรฉcordโ es innecesaria.
Resident Evi: Afterlife
Debido a que nunca he sido un fanรกtico de los videojuegos y a que no habรญa visto las primeras tres entregas, tuve que entrar a Google para enterarme que Resident Evil: Afterlife es la cuarta pelรญcula de la serie. Quizรกs por eso los primeros veinte minutos que estuve en el cine fueron particularmente confusos. A continuaciรณn una breve sinopsis:
En el futuro no tan distante y como consecuencia del virus โTโ, los zombis se han apoderado del planeta. Milla Jovovich interpreta a Alice, una especie de Blade versiรณn zombi que es capaz de adoptar las caracterรญsticas del virus y, al mismo tiempo, seguir siendo humana. Alice quiere acabar con la Corporaciรณn Umbrella: una compaรฑรญa de tintes totalitarios que experimenta con las pocas personas que quedan vivas y que, aparentemente, le otorgรณ superpoderes al personaje de Jovovich. No obstante, durante una batalla, los superpoderes de Alice son neutralizados por un suero que vuelve a transformarla en un ser humano comรบn y corriente. Despuรฉs, el helicรณptero en el que viaja choca en una montaรฑa y, a pesar de que ya no posee la fuerza que le otorgaba el virus, sobrevive.
El resto de la pelรญcula trata sobre su bรบsqueda por rescatar al resto de los sobrevivientes en la montaรฑa. Todo esto es, por supuesto, un pretexto. Lo que realmente le interesa al director, Paul W. S. Anderson, es usar el recurso de la cรกmara lenta durante las secuencias de acciรณn, observar con detalle cรณmo explotan las cabezas de los numerosos zombis que atacan a Alice y, bรกsicamente, registrar detonaciones, balazos y sangre. Y, dado que Anderson ha trabajado con estos mismos elementos a lo largo de cuatro pelรญculas, es competente en todas esas รกreas: su cรกmara se detiene en los momentos precisos, las cabezas de los zombis explotan de manera convincente y hay muchas detonaciones, balazos y sangre. Esto, quizรกs, es lo rescatable de la cinta: la manera en la que las facultades tรฉcnicas de Anderson (y su equipo) rebasan la mediocridad de su direcciรณn de actores y de su pluma. Tal y como fue filmada por el fotรณgrafo Glen MacPherson, la tercera dimensiรณn de Resident Evil luce impecable: digna de Avatar en algunas secuencias. El diseรฑo de producciรณn de Arvinder Grewel es impactante, mezcla con soltura la elegancia de un cuartel totalitario con la decadencia de las ruinas modernas que ha dejado el azote de Umbrella sobre la civilizaciรณn.
Lo รบnico que se me ocurre para justificar la existencia de esta franquicia es que quizรกs Resident Evil pertenece a una nueva corriente americana de pulp, como las historias detectivescas de los veinte, los cรณmics de los cuarenta y las soap opera de los ochenta. La franquicia de Anderson parece ser una mutaciรณn de ese gรฉnero: entretenimiento hueco, creado con el รบnico propรณsito de ganar algo de dinero tras satisfacer a un nicho de mercado. Falta ver si el descendiente fรญlmico de Tarantino usarรก las cintas de Anderson como referencia para alguna pelรญcula futura. Esperemos que, para ese entonces, hayan pulido los guiones.
-Ryan Haydon