Lo mejor del año, 3era parte

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A Serious Man de Joel & Ethan Coen.

La seriedad del tema contrasta con la manera de llevarlo a la pantalla, que envuelve situaciones dramáticas en el clásico humor negro de los Coen. En sus manos, el hombre común es el perfecto antihéroe, y su minuciosa descripción de la vida diaria en un pequeño pueblo del midwest norteamericano pone al espectador en contacto directo con una cultura ajena. Además, la tradición y las costumbres de la religión judía le dan una dimensión más profunda y delicada a la problemática que enfrenta este hombre común convertido en un manojo de nervios. La complejidad de la vida se muestra en todo su esplendor y con lujo de detalle. Por otra parte, que ni un solo nombre conocido figure en el elenco resalta el retrato de familia, una decisión que sin duda afecta el alcance de la cinta para hacerla más auténtica, más verosímil. Al tener la posibilidad de trabajar con casi cualquier estrella de Hollywood, los Coen tomaron el camino más riesgoso en beneficio de una obra de un rigor cinematográfico indiscutible.

White Material de Claire Denis.

Una familia francesa dueña de un cafetal en África se derrumba ante la lucha armada entre la población. Isabelle Huppert es la protagonista y Christopher Lambert encarna al marido que pretende salvarla de sí misma. Para ella la tierra y la producción de café lo es todo, pero él, frente a la guerra civil en curso, decide vender la propiedad sin su consentimiento. Los personajes están llenos de ambigüedades. Los contrarios se repelen en una tierra árida y desoladora: la visión colonial del europeo y la pelea por sobrevivir del continente negro, en un lugar y en un momento en el que la vida vale muy poco. Los personajes se ven forzados a reaccionar ante la tragedia que los acecha, en un intento fútil por salvar lo insalvable. La coproducción es entre Francia y Camerún, y la música corre a cargo de Tindersticks.

Alamar de Pedro González-Rubio.

Entre las aguas del mar Caribe se da el encuentro de un padre con su hijo, que viene de Italia. La precisión de cada plano deslumbra, mientras que la sencillez de la vida diaria del pescador contrasta con el ajetreo de la gran ciudad que padece gran parte de la población mundial. Ganadora de la presea máxima en el festival de Rotterdam –principal bastión del cine de autor— Alamar muestra la vida íntima de sus personajes al grado en que la ficción colinda con el documental. La historia se centra en la interacción de los personajes enmarcados por un entorno de ensueño. El artificio de imágenes y sonido es reemplazado por la relación filial en una obra que deja en claro que para hacer una buena película sólo es necesario una cámara, un tripié y un par de lentes.

-JP Riveroll

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(ciudad de México, 1979) Escritor y cineasta


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