Louie: ‘Elevator pt. 2’/’Elevator pt. 3’

Las buenas series tienen un punto de "no retorno" en el que uno sabe que está frente algo que ya no puede caer. La trilogía del elevador es ese punto de Louie.
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Daniel Krauze: ¿Pedían a gritos que Louie enloqueciera por una dama? Aquí CK cumple sus deseos. Si bien hay gestos patéticos en el ligue (¡no te arrodilles, Louie, por Dios!), es indudable que Amia le interesa de forma más pura que Pamela o Liz.

Todo está en el silencio. Pese a ganarse la vida hablando, Louie tiende a ser un galán particularmente inarticulado. ¿Recuerdan esa escena donde, sin abrir la boca, logra terminar un noviazgo? Con Amia, Louie por primera vez es capaz de enamorar(se) sin decir nada. Comparen el pasaje romántico por Russ and Daughters (de nuevo) y el Hudson con esa enredada conversación con Janet.

Para CK, hablar sobra. Como prueba está esa lindísima secuencia cuando Jane conoce a Amia. El momento tiene un subtexto curioso: la vuelta al pasado. CK es acrónimo de Szekely, el apellido de origen húngaro del padre ausente. ¿Es coincidencia que Amia sea húngara y que Jane sepa cómo saludarla en su idioma? La secuencia parece la fantasía de un inmigrante desarraigado: la vuelta a la madre patria a través del vínculo, inexplicable, súbito, entre su hija y su novia… ¡Con violines incluidos!

Ursula Parker (Jane) es sorprendente. Su voz y sus gestos jamás caen en el lugar común. La relación con su padre se ha convertido en parte medular de la serie. Además, Parker suelta la mejor pregunta que he escuchado en el 2014. Why isn´t God on the news?

¿El doctor interpretado por Charles Grodin es la personificación de la cosmogonía de CK? Ya dijo Alonso que su monólogo sobre la columna vertebral del ser humano es magnífico. Aquí va más allá. Hay gente que nace sin ojos; sin rostro. Personas que jamás conocen un solo instante de alegría. A nadie le importan tus problemas, Louie.

 

Luis Reséndiz: (Qué bonito eso del Louie que se gana la vida hablando pero es incapaz de articular palabra mientras liga.) Sí: Louie ha retomado algunas notas o sugerencias (o deseos, en el caso de la insistencia de Alonso por verlo enamorado) que ya habíamos dicho aquí: a Daniel, además, le subrayó la nota de la Nueva York culinaria. A mí, por otro lado, me dio más Jane, que es lo que quería: ¿esa niña lleva impecable puntaje para ganar el trofeo a Jugador más valioso de esta temporada o qué?

Ineludible: la escena en el parque. Cierto lo que dice Daniel: esa pregunta, Why isn't god on the news?, es brillante. Pero, ¿qué no está bien en ella? Hay un saltito en la edición de esa escena que a mí se me hace medio torpe, pero la actuación es apabullante. Esta escena, además –y espero no contradecirme respecto a lo que dije de la dualidad sueño/realidad– tiene un elemento extra que la encaja en la "subjetividad no marcada" que mencionaba Alonso en el intercambio pasado: ¿qué hace ese tipo allí tirado al fondo de la escena?

Y volvemos, una vez más, sobre lo ya dicho: es posible que todo sea un sueño, pero eso es lo menos interesante que pasó allí.

La agudeza social de la que habla Daniel es también notoria en la conversación entre Louie y su ex esposa: "Los niños tienen que ir a una escuela pública, donde convivan con gente real en situaciones reales, no en una burbuja en la que todo sea como sus padres pagan para que así sea", dice Louie. Y pues sí, algo de razón tiene.

'Elevator Pt. 3' presenta otros elementos igual de interesantes. El de Grodin, claro, es uno de ellos, pero a mí me llamó particularmente la atención la conversación (o la no-conversación) entre Louie, Amia y la tía de Amia: Louie dándose por vencido frente a un idioma que no conoce porque, bueno, esa es su inercia: siempre perder. ¡Qué triste y a la vez qué esperanzador que no sea así por un momento; qué lindo verlo obtener una victoria pírrica pero victoria al fin!

El intercambio de violines de Amia y Jane es, si la hipérbole me es permitida, uno de los mejores momentos que he visto en la televisón. El rostro de Jane, su concentración, su en apariencia auténtico esfuerzo. Se me hizo el corazón chiquito.

Porciertos:

– Las buenas series tienen, me parece, un punto de "no retorno" en el que uno sabe que está frente algo que ya no puede caer, en el que los esfuerzos de temporadas pasadas desembocan y convergen como una miríada de ríos que alimentan un mar. La trilogía del elevador es, para mí, ese punto de Louie.

– Quisiera ver más Amia, pero no creo que me sea concedida. Ya vi a Louie enamorado, ya lo vi terminar un capítulo cagado de la risa: ahora quiero verlo reducido de nuevo. Solo porque sí.

 

Alonso Ruvalcaba: Louis CK, director de cine, es un sensualista. Se diría que no quiere que experimentemos las películas/episodios como una serie de hechos encadenados sino como instantes. Se diría que en su mundo la vida no es una serie de hechos encadenados sino de instantes. (Naturalmente, experimentamos la vida de ambas formas, y de otras también.) Se diría que le interesa menos la reflexión o el proceso cognitivo que sucede mientras vemos o escuchamos una de sus piezas que el "mero" hecho de experimentarlas: su paso por los sentidos, el del oído y la vista, es lo dorsal. Se detiene en el instante, en su gozo o su dolor o en la combinación de ambos, en la pura experiencia, y la vive. 

El mundo de Louis CK es de una belleza tan poderosa que la causalidad pierde importancia. Como dijo Daniel en nuestro primer intercambio, en Louie hay poca o nula progresión dramática. Pero esto se debe, muy importantemente, a que la contemplación sensual subvierte u oblitera la concatenación de hechos. "¿Para qué seguir –parece preguntarse CK–, para qué pasar a otra cosa, si aquí estamos tan bien?" Es un perseguidor del instante, esa cosa que viene del futuro, apenas es presente y siempre está convirtiéndose en pasado. Es un capturador del instante. (Y un extraordinario fotógrafo.)

En 'Country drive' (T2E05) Louie y sus hijas agarran carretera para visitar a una tía olvidada en la provincia neoyorquina. En el asiento trasero la pequeña Jane, previsiblemente, no deja de repetir: "Estoy aburrida. Estoy aburrida. ¡¡Estoy ABURRIDA!!" ¿Recuerdan qué le dice Louie? "Decir que estás aburrida es algo inútil. Este mundo en el que vives es enorme y vastísimo y has visto cero por ciento de él. Incluso tus adentros no tienen fin; puedes ir para adentro interminablemente. ¿Sí me entiendes? El solo hecho de que estés viva es asombroso. Entonces no: no puedes decir que estás aburrida." Ese asombro tremendo informa algunos de los momentos más felices de Louie. En ese mismo episodio, por ejemplo, a medio viaje pasa 'Who are you?' de The Who en el radio. CK decide que ese es uno de esos instantes que hay que detener –como quien le pide al reloj: no marques las horas–, no importa que se "gasten" tres de los 23 minutos que durará el programa en nada, en oír y cantar y manejar:

 

 

En 'Subway', que ya hemos mencionado, CK se permite la contemplación paralela de las cadenze de un violinista elegantísimo y el baño a botellita de agua de un pordiosero mugrosísimo en el metro, las dos fuerzas luchando por sobreponerse una a otra, sin que ninguna triunfe (triunfan el violinista y el bañista cuando terminan sus tareas o cuando llega el convoy a la estación). Como sensualista, a CK no le interesan demasiado las finuras de la narrativa sino las emociones, las sensaciones, los sucesos –no la sucesión– y el recuerdo de los sucesos. (Todo instante prolongado y experimentado a lo largo del tiempo es suceso y recuerdo de suceso.) Hacia el final de 'Elevator pt. 3' Louie le dice a su hija Jane que estar con ella es su cuarta cosa favorita del mundo. ¿Y cuáles son las tres primeras, papá? "3. Montar a elefante; 2. Coleccionar hidrógeno; 1. Esa tendría que ser… recordar estar contigo."   

Como Michael Mann o Tarkovski o Lynch o Angelopulos, CK compone imágenes y momentos que disturban el flujo narrativo y dicen, mientras adoptan el modo del poema, al carajo con la prosa. Tengo ganas de llorar y espero que ustedes también porque aquí va esto, y quod erat demonstrandum, I rest my case:

http://youtu.be/j8UzeF7N9Bc

 

 

Porciertos:

· Dice Reséndiz que los episodios del elevador de Louie representan, para él, el punto "de no retorno" en que una serie ya no puede caer. Por supuesto que las series tienen eso: ahí está la racha que va de 'The bubble boy' a 'The contest' en Seinfeld (T4E07-11) o la que va de 'El cuarteto de Homero' a 'El oso de Burns' en Los Simpson (T5E01-04). Nostalgia prematura: cuando alcanzan esos picos, las series nunca vuelven a ser lo que fueron. Ojalá que Louie sea la excepción.

· A veces ni siquiera Louie puede con tanta belleza. A veces el instante tiene que acabar para que la vida –eso que pasa mientras hacemos la tarea o lavamos la ropa– continúe:

 

http://youtu.be/iKzAPYow_0E

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