1 La pieza central del capítulo es el hundimiento en la locura de Michael Ginsberg, la víctima más reciente de ese monstruo insaciable en que se ha convertido Sterling Cooper and Partners (SC&P). ¿Qué demonios sucedió con el personaje interpretado por Ben Feldman? Tracemos una línea cronológica en aras de entender el significado de su caída.
+Ginsberg entró a SC&P a principios de la quinta temporada con el fin de apuntalar lo que sería a la postre uno de los subtextos más interesantes de la serie: cómo la cultura judía se fusionó de manera abierta con el pop estadounidense durante los sesenta. De George Gershwin a los grandes productores hollywoodenses, la comunidad judía había estado presente a lo largo del siglo XX en el flujo creativo y la toma de decisiones de la industria cultural de Estados Unidos. Como consecuencia del antisemitismo acendrado de esos años, esta influencia solía ejercerse desde los bastidores. Sólo basta recordar cómo William Randolph Hearst casi consigue que los dueños de los estudios destruyeran todas las copias de Ciudadano Kane bajo la amenaza de revelar una supuesta “conspiración judía” para adquirir una idea general del temor prevaleciente. A finales de los sesenta, sin embargo, el miedo comenzó a desvanecerse. Para los 70, el mainstream estaba poblado de héroes culturales que no parecían tener interés en esconder sus raíces judías: Woody Allen, Lenny Bruce, Bob Dylan, Simon and Garfunkel, Barbra Streisand y un largo etcétera. Ginsberg, en buena medida, es la personificación de este espíritu. Ante lo sucedido en The Runaways, no es casual que El lamento de Portnoy, de Philip Roth, fuera el libro que Draper leía en el episodio anterior. Lamentablemente, ya no habrá nadie en SC&P con quien comentarlo.
+La relación entre Draper y Ginsberg es un juego de contrastes y espejos. En un inicio, el excéntrico y afectado Michael parecía ser un reflejo de lo que alguna vez fue el seguro y autosuficiente Don: un huérfano avergonzado por su pasado que busca reinventar su vida a través de su talento creativo. En Far Away Places (T05E06), Ginsberg le confiesa a Peggy que nació en un campo de concentración y que el viejo con el que vive no es su padre biológico, sino alguien que lo adoptó en un hospital de Suecia cuando tenía cinco años. La revelación se desdobla en el marco de una broma en la que Michael pretende ser un marciano secuestrado por agentes que quieren mediatizarlo y lavarle el cerebro. Entendemos que Ginsberg es un exiliado, un hombre que vive en angustia permanente.
+El temor de Ginsberg no neutraliza su egolatría. Todo lo contrario. El enfrentamiento intelectual con Draper es casi instantáneo. La competencia acelera la degradación de Don, quien no sólo no se encuentra a la altura de la admiración inicial de Michael, sino que intenta sabotear su ascenso. En Dark Shadows (T05E09), Draper no le presenta a Pepsi la campaña de Michael para Snoball. Los anuncios de Ginsberg, engañosamente lúdicos, logran algo que sólo suele asociarse con el arte: exorcizar los demonios del pasado a través de la fuerza creativa (en una viñeta vemos cómo una bola de nieve se estrella en el rostro de Hitler). Si bien Draper no es ajeno a este concepto –finalmente, él mismo es su propia creación-, no sorprende que sienta temor hacia Michael. Tras descubrir que su trabajo le fue ocultado a Pepsi, Ginsberg le manifiesta a Draper que siente “pena” por él. “Yo (en cambio) nunca pienso en ti”, le revira Don. Mentira: lo piensa todo el tiempo. Por cierto, la ingenuidad del dibujo de Snoball anuncia la inestabilidad mental que vendría después.
+Son las ideas de Ginsberg las que pavimentan la entrada de la agencia a las grandes ligas. En For Those Who Think Young, el primer episodio de la segunda temporada, Draper se resistía a contratar nuevos talentos bajo el argumento de que “los jóvenes no saben nada, especialmente que son jóvenes”. En The Other Woman (T05E11), el joven Ginsberg diseña la campaña de Jaguar al contemplar el vacío de su jefe. Cuando Michael propone el pitch –“por fin, algo bello que en verdad puedes poseer”–, no describe la crisis de mediana edad de un target genérico, sino la frustración matrimonial de Don. De nuevo el juego de espejos: la secuencia no muestra a dos personas distintas, sino a un hombre que charla con una versión más joven de sí mismo. Es uno de los momentos más entrañables de la serie.
+La vulnerabilidad de Michael está interconectada con un estado profundo de represión sexual. En The Flood (T06E05), su padre adoptivo lo obliga a aceptar una cita a ciegas con una chica del vecindario. Pese a la belleza y simpatía de su acompañante, Ginsberg sabotea el encuentro y revela que esa clase de situaciones sólo lo ponen nervioso, razón por la que aún es virgen. También demuestra en la cita que el único interés que tiene en las mujeres está basado en su capacidad para ser madres (dato que será importante dos temporadas después).
En A Tale of Two Cities (T06E09), crispado por las crecientes protestas sociales, Michael entabla una discusión con Cutler, a quien califica de “nazi”. El encontronazo le produce una crisis nerviosa. La locura se manifiesta con claridad: Ginsberg señala que no puede bloquear las transmisiones que intentan controlarlo, cita a Oppenheimer (“me he convertido en la muerte, destructor de mundos”) y se desploma en el suelo. Irónicamente, Bob Benson logra regresarlo a la realidad con un discurso motivacional que apela a su masculinidad (“¡sé el hombre que admiro!”). En lugar de agradecer el apoyo, Ginsberg le pregunta: “¿Eres homosexual?” En efecto: en medio de la imaginera del holocausto y la guerra nuclear, el miedo mayor de Michael es ser gay.
+SC&P es un altar que requiere sacrificios. Del accidente bizarro “triturapiés” de Guy Walks Into an Advertising Agency (T03E06) a las notorias alegorías predatorias en el comportamiento de los socios para conseguir clientes, la oficina es un espacio que demanda rituales cruentos. La misma muerte de Lane Pryce en la quinta temporada fue presentada como un acto religioso: sólo a partir de su muerte la compañía empieza a generar las ganancias extraordinarias que le permite ampliar sus oficinas. La computadora- el monolito del capítulo anterior- es el nuevo rostro de ese dios cruel que demanda más sangre e inmolaciones.
O por lo menos, así lo interpreta Michael, quien termina convencido de que la computadora quiere transformar a todos los hombres de la oficina en homosexuales. Tras el intento frustrado de “procrear” con Peggy, Michael se mutila el pezón (femenino) para evitar ser violado por las fuerzas malignas (nazis) que controlan SC&P.
+El círculo se cierra. Hasta el apellido cobra un nuevo sentido: "He visto las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, histéricos famélicos muertos de hambre arrastrándose por las calles, negros al amanecer buscando una dosis furiosa, cabezas de ángel abrasadas por la antigua conexión celestial al dínamo estrellado de la maquinaria de la noche” (Aullido, Allen Ginsberg, 1956).
+ “¡Escapen mientras puedan!”.
2 Michael no es el único fugitivo de The Runaways. Los conflictos provocados por los niños perdidos clarifican el estado de las relaciones de los adultos. La reaparición de Stephanie, la sobrina de Anna Draper, motiva el regreso de Don a Los Angeles. Pese a los esfuerzos de Megan –“threesome” incluido-, Draper parece haber tomado la decisión mental de terminar con la relación. El cambio en Megan –quien pasó de mujer ofendida a esposa celosa en dos capítulos- obedece a su fracaso como actriz en Hollywood. Su probable degradación bien podría derivar en orgías y estupefacientes. El personaje ya no da para más. Por otro lado, los problemas escolares de Sally revelan el odio generacional de Betty, quien se muestra entusiasta en apoyar iniciativas políticas que preserven el envío de nuevas generaciones a pudrirse en Vietnam. Todas las veredas narrativas de este episodio derivan en la lucha generacional entre el conservadurismo y la contracultura. Es 1969. Ya sabemos quién gana.
3 ¿Qué es lo que planea hacer Draper con la cuenta tabacalera? Lo único que sabemos es que está de pie y listo para la batalla. A diferencia de capítulos pasados, ahora vemos a Don en composiciones amplias. Ya no es “un gato grande en una jaula pequeña”. Luce seguro.
*Por primera vez sentimos cerca el final de la serie. Adelante.
Mauricio González Lara (Ciudad de México, 1974). Escribe de negocios en el diario 24 Horas. Autor de Responsabilidad Social Empresarial (Norma, 2008). Su Twitter: @mauroforever.