Metal y Hueso

Reseña de la última cinta de Jacques Audiard, que formará parte del tour de cine francés en Sala de Arte, Cinépolis.
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Es una ironía que la mayor atracción de un parque acuático sea un cetáceo conocido como “ballena asesina”. Aunque su nombre originalmente fue acuñado por los balleneros del siglo XVIII al observarlas cazar grandes mamíferos, en más de una ocasión, las celebridades acuáticas —como la famosa Tilikum de Seaword— han hecho honor a su nombre y atacado a sus entrenadores con consecuencias fatídicas.

Una anécdota similar es la intersección para que el brutal universo del boxeo y las apuestas, plasmado en la colección de cuentos del canadiense Craig Davidson, se convierta, en la adaptación cinematográfica del director francés Jacques Audiard, en una historia de amor y encuentro entre Stephanie (Marion Cotillard), una entrenadora de orcas que sufrirá un letal accidente, y Ali (Matthias Schoenaerts), un joven desempleado que acaba de mudarse, junto a su hijo Sam, a la ciudad de Antibés en la Côte d'Azur para alojarse con su hermana Anna.

Narrador minucioso y elegante, Jacques Audiard se consagró en la cinematografía mundial contemporánea con De battre mon coeur s'est arrêté (El latido de mi corazón, 2005) y principalmente con Un prophète (Un profeta, 2009), crónica carcelaria de un joven árabe delincuente que se enfrenta dentro de la prisión al sórdido mundo de la mafia corsa.

La maestría de Un prophète consiste, en otras cosas, en transmitir un ambiente lóbrego y asfixiante, pero tras ganar con este filme el Grand Prix del Festival de Cannes en 2009, Audiard y el coguionista Thomas Bidegain buscaban hacer algo diferente: contar una historia de amor, “llena de luz y de espacios”, en un mundo donde no queda más que vender el cuerpo y la violencia.

Para la ambientación de De rouille et d'os, Audiard se inspiró en el libro de Davidson, pero inventó nuevas situaciones y personajes. Como resultado, su adaptación, como él mismo reconoce en entrevista, “no es fiel al contenido sino a la forma”. De los cuentos de Davidson, extrajo la brutalidad de las peleas callejeras, el sexo fortuito, la indiferencia de Ali frente a su hijo.  Sin embargo, en De rouille et d'os prevalece la luminosidad: las escenas frente al mar y el ambiente náutico de Marineland (también escenario de la amistad entre Jacques Mayol y los delfines en Le grand bleu) contrastan con el obscuro departamento que habita Stephanie después de su accidente, y el modo de vida sombrío de Ali.

Si bien De rouille et d'os no tiene la fuerza de sus trabajos anteriores, es una película equilibrada y accesible, en donde el director teje la historia con constantes giros dramáticos—algunos inesperados y otros predecibles y efectistas que le valieron más de una crítica en Cannes— y combinando diferentes ritmos narrativos a través de situaciones que transcurren rápidamente y escenas más contemplativas que permiten esquivar la cursilería y darle hondura a la narración.

Acompañada de una interesante propuesta de sonorización, la selección de canciones —desde Bon Iver hasta B-52´s y Katy Perry— y la música original a cargo del cuatro veces nominado al Oscar, Alexandre Desplat, le otorgan a la película un tono fluido, en ocasiones ligeramente triunfalista. Finalmente, las excelentes actuaciones de Marion Cotillard, aclamada por su actuación como Edith Piaf en La vie en rose, y Matthias Schoenaerts equilibran los posibles lugares comunes de la trama, y retratan con destreza la evolución anímica de estos dos antihéroes que, en el infortunio, se encuentran.  

De rouille et d'os (Metal y hueso) se exhibirá como parte del 16° Tour de Cine Francés de Cinépolis 

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Es escritora, historiadora y gestora cultural. Colabora en diversas revistas literarias y próximamente publicará la novela Mundo Espiral.


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