Reinventando a Spider-Man

Cómo un cómic revivió de manera excepcional al superhéroe más leído.
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Pocos, poquísimos autores, pueden darse el lujo de deconstruir un arquetipo exitosamente una sola vez en toda su carrera. Dos veces parece impensable. En el mundo del cómic sólo puedo citar a un ejemplo de lo anterior: Frank Miller – pese a que parece haber perdido la razón totalmente-, que en la década de los ochenta tuvo la oportunidad de narrar el origen y el fin de Batman en Year One y The Dark Knight Returns, estableciendo ambas historias como las – casi – definitivas para el personaje. (Paul Pope hizo un añadido importante a la mitología de Batman cuando publicó en 2006 Batman: Year 100.)

Resulta difícil establecer con eficacia las bases de un arquetipo conocido de tanto tiempo. En el caso concreto de Spider-Man, las reinvenciones fueron algo poco conocido para el personaje hasta que en el año 2000 Marvel Comics fichó a Brian Michael Bendis y a Mark Bagley para contar la historia de Spider-Man desde el comienzo, con una particularidad: se llamaríaUltimate Spider-Man y estaría cronológicamente ubicada en nuestra época. La línea Ultimate fue un movimiento arriesgado, con ideas fallidas y acertadas (una de éstas fue The Ultimates, de Mark Millar, uno de los cómics más influyentes de la década e importante muestra del medio trascendiendo sus fronteras narrativas, tomando elementos prestados del cine), pero Ultimate Spider-Man funcionó a la perfección: Bendis y Bagley duraron 110 números en el título, lo que los convierte en los autores con mayor tiempo en la historia de un cómic mainstream. Reinventaron un personaje lastrado con años de continuidad y lo convirtieron en un adolescente hormonal que tenía problemas con las chicas y los amigos y, por supuesto, los súper villanos. Pocas cosas fueron tan emocionantes durante la década pasada que abrir un número de Ultimate Spider-Man y encontrarse con que pocos retratan la adolescencia como Bendis. El título duró hasta el número 160 y dio paso a Ultimate Comics: Spider-Man, básicamente una continuación del mismo concepto, solo que de cara a la muerte de Peter Parker. Bendis mató a Spider-Man (una de las páginas más tristes de la historia del cómic) e inmediatamente hizo una declaración de principios: un nuevo Spidey tomaría su lugar. (Esta idea está, involuntariamente quizá, conectada con una anterior, de Alan Moore, que se puede apreciar en el documento filtrado de su propuesta ‘Twilight of the Superheroes’. En ella, Moore propone que se debe dar un fin a los superhéroes en algún momento; este final que se les otorgaría podría elevarlos definitivamente a la categoría de mitos. Según Moore, los superhéroes aún no son mitos en su totalidad debido a que no tienen un final bien definido: lo que convierte a Sherlock Holmes, a Los Tres Mosqueteros o a los personajes de las historias de Jules Verne en mitos es su capacidad de terminar su propia historia.)

Parecía la locura: Bendis ponía sobre la mesa la posibilidad de contar (¡de nuevo!) el origen de otro Spider-Man. Por si fuera poco, el nuevo Spidey sería un chico afrolatino, de un barrio bajo, con ninguna conexión con el personaje original. Muchos dudamos: la inclusión de un personaje perteneciente a las minorías no siempre ha sido exitosa, y a veces parece más un movimiento forzado por corrección política que una razón argumental auténtica. El primer número de Ultimate Comics: Spider-Man, vol. 2, parecía trabajar en contra de las predicciones de los pesimistas y, cuatro números después, todo indica que Brian Michael Bendis y Sara Pichelli le han hallado el pulso exacto a un personaje que, sin tener su primer arco argumental completo aún, ya es importante para los lectores. Solo Bendis podría narrar algo así, un despropósito que termina funcionando a la perfección gracias al preciso timing de los diálogos urbanos y adolescentes – sello del autor – y el impecable trazo de Pichelli.  Bendis perfila de manera aparentemente definitiva (ultimate, vaya) la forma de narrar el cambio de manto y el origen de un superhéroe. No es poca cosa hacerlo una vez; dos veces solo puede ser obra de un autor excepcional. Así, con The Amazing Spider-Man a punto de estrenarse el próximo año (con todas las expectativas encima), parece importante que este nuevo Spider-Man se esté publicando: es poder ver, en tiempo real, cómo un arquetipo se ensambla justo enfrente de nuestros ojos, cómo el origen de un superhéroe es narrado con oficio y compromiso. Y esto, claro, no es algo que suceda todos los días.

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Luis Reséndiz (Coatzacoalcos, 1988) es crítico de cine y ensayista.


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