โEl amor puede nacer en una mirada, pero mรกs bien son los cuerpos los que chocan unos con otrosโ
Serge Daney en una entrevista a Jacques Rivette
Hay veces que las pelรญculas, sin avisar, nos recuerdan que las estamos leyendo. Sus imรกgenes recuperan en la pantalla lo que hacen los libros con nuestros cerebros, hechizan con su estructura, los juegos del lenguaje, y con la posibilidad de repetir los hechos para emprender caminos distintos. Es lo que hace el cine de Matรญas Piรฑeiro, cineasta argentino fascinado por la prosa de Sarmiento y los juegos sentimentales de Shakespeare, quien a lo largo de sus siete pelรญculas filma Buenos Aires, diรกlogos veloces por los que Rohmer hubiera sonreรญdo, misterios y persecuciones en los que Rivette pondrรญa su firma. Las seis cintas que hasta ahora ha firmado Piรฑeiro utilizan siempre los primeros planos de Juliรกn Loquier Tellarini, Marรญa Villar, Laura Paredes y Romina Paula para crear un halo de misterio en constante bรบsqueda de un encuentro. La retrospectiva que la Filmoteca Espaรฑola le ha dedicado en julio ha sido la mejor forma de vivir los sueรฑos de una noche de verano mientras el asfalto ardรญa en las calles.
El cine de Piรฑeiro retrata a actores cuya vida se mezcla con los textos que recitan. Hay ladrones de museos que cambian el original por simulacros, traductoras que deciden dejar de lado los Sueรฑos de una noche de verano para vivir las versiones del amor que acompaรฑen a los cambios de clima. Toma el teatro y lo convierte en parte de la vida, como si los ensayos pudieran ser reales y asรญ descubrir la versiรณn perfecta de los hechos aunque la ficciรณn acabe por desmoronarse. Observa de cerca la piel de las mujeres para desentraรฑar lo que sucede dentro y fuera de su escenario, las sigue mientras corren por Buenos Aires y viven encuentros inesperados que tuercen sus mapas. Sus pelรญculas dejan de lado el centro argumental para construir รณrbitas de deseos y opciones, gustan de cambiar el personaje principal cuando ya estamos hechos a su dicciรณn e intentan encontrar la extraรฑa conexiรณn entre lo รญntimo y la sonrisa encantadora con la que queremos que nos miren.
Rivette decรญa que โcada pelรญcula es un pequeรฑo complot positivoโ y al ver juntas las pelรญculas de Piรฑeiro es fรกcil trazar un mapa que conecte sus espacios vacรญos. Detrรกs de todas hay una fuerte fascinaciรณn textual, primero por la prosa decimonรณnica de Sarmiento y luego con la fuerza de la comedia shakesperiana. Se vive entre libros y museos, en casas que parecen de paso, hay viajes y mudanzas para encontrar algo a lo que aรบn no han puesto nombre. Los dos primeros largos de Piรฑeiro, El hombre robado (2007) y Todos mienten (2009), se centran en un grupo complejo de personajes a los que, como en el cine de Rivette, les une algo que no terminamos de entender. Unos roban y otros quieren desenmascararse, leen textos de viajeros argentinos del XIX y creen que en ellos estรก la clave de sus secretos.
Pero la clave de esta visiรณn del mundo como teatro llega a su apogeo con la entrada de Shakespeare en su obra. Cuenta Piรฑeiro que todo cambiรณ a partir de la ligereza de Como gustรฉis y a partir de ahรญ todo fue obsesionarse con sus comedias hasta llegar a las shakespiriadas, cintas inspiradas en las protagonistas de las comedias del bardo. Rosalinda (2010), Viola (2012), La princesa de Francia (2014) y Hermia y Helena (2016) utilizan los textos de Shakespeare para desentraรฑar lo รญntimo, se llenan de cartas que escriben sus protagonistas y los personajes de la escena se trasmutan en personas despuรฉs de que las teorรญas del amor se formulen entre bambalinas.
La escena que abre La princesa de Francia, donde una de sus protagonistas corre desde una terraza para jugar un partido de fรบtbol y despuรฉs huir, es un resumen visual de la teorรญa que persigue este ciclo: personajes que se adentran en una estrategia de grupo, juegan sus cartas y que, al final, encuentran una tangente por la que los nudos que habรญan preparado no tienen que apretarse. La pelรญcula se convierte asรญ en un tablero de juego donde las acciones y amores pueden intercambiarse, los desengaรฑos amorosos encuentran distintas versiones para resolverse y los que dejan y son abandonados se intercambian los papeles para que los juegos del amor no lleven la broma mรกs allรก de cierto lรญmite.
El papel que Shakespeare juega en cada uno de estos tรญtulos va mรกs allรก de prestar personajes y textos: cada pelรญcula mezcla las comedias en proporciones distintas para lograr recursos nuevos, demostrando que los clรกsicos pueden reinventarse constantemente para ser siempre modernos. Rosalinda va a la selva para adentrarse en el bosque de Como gustรฉis y asรญ enmascarar el abandono, aunque el azar condene a la princesa con su juego de cartas. Los versos ocultan los amores que parecen surgir de la declamaciรณn torrencial, como si las palabras de amor necesitaran salir deprisa de sus gargantas para asรญ poder besar con fuerza. En Viola la mรกscara se duplica y la pelรญcula se divide en dos partes, una en la que el personaje sirve para la teorรญa del amor y otra en la que se hace carne, recorre la ciudad en bicicleta entregando pelรญculas pirata y vive, por รบltima vez, la mรบsica feliz del enamoramiento. Y por รบltimo, en La princesa de Francia los papeles se subvierten y son ellas las que conquistan, se esconden y engaรฑan para conseguir triunfar con sus palabras. Una versiรณn radiofรณnica de Trabajos de amor perdidos une las distintas voces del amor de Vรญctor, a la vez vรญctimas y traidoras, en las que convive la pasiรณn por el texto y las miradas cruzadas del deseo.
Hermia y Helena da un paso mรกs allรก y trasciende la actuaciรณn teatral para integrar el texto en la vida. Aquรญ hay una escritora y otra traductora, que se intercambian las vidas como si pudieran ser fantasmas de la ausente. El Buenos Aires de todas las pelรญculas convive con el decorado de un invierno neoyorquino. El plano en el que superponen los รกrboles de las aceras bonaerenses y el puente de Williamsburg mezcla los dos tiempos en los que vive Marcela, entre el invierno que empieza y un verano bonaerense de cajas de cartรณn donde se guardan los recuerdos. Marcela estรก allรญ arrancando hojas de libros y garabateando sobre ellas, como si pudiera despertar a Puck para torcer aรบn mรกs los sentimientos. Shakespeare se esconde en el fondo del juego, en las cartas que se prometieron no mandar, en los sentimientos que se enredan y en la actitud con la que Marcela se enfrenta a la traducciรณn, como si fuera una forma de volver a leer(se) en lo que sucede. Una lectura que se hace aรบn mรกs profunda en la escena del encuentro con su padre perdido: ambos, desconocidos hasta el momento, se desenmascaran con las reglas de un juego en el que se descubren y desnudan, donde pueden decir que no y encontrar las palabras que describan el pasado.
En Hermia y Helena una de las protagonistas deja, a modo de regalo รญntimo, un collage de cartas quemadas. Una imagen que condensa esta vida de los textos, que se suman a las capas de los deseos, los hechos, los amores y los sueรฑos. โEs estupendo todo lo que monta la juventud e inspira la locuraโ, dice Shakespeare y defiende Piรฑeiro. La lectura descubre un mundo รญntimo a partir de las palabras aceleradas de los textos, utiliza los libros para esconder cartas confesionales y permite a sus protagonistas vivir las distintas opciones de la vida sin el temor de que lo definitivo aparezca despuรฉs de los tรญtulos de crรฉdito.
Pilar Torres (1990) es gestora cultural y escribe sobre cine y literatura.