La conocemos por primera vez a través de la pantalla de seguridad de su mansión. Unos ojos orientales magnificados. Una nariz de bolita. Los orificios de la nariz engrandecidos por la perspectiva. Una voz gangosa. Y una personalidad que pondría en posición de firmes al archivillano más terrible. “Dios mío, te has puesto gordo,” le dice al héroe que lleva la mitad de la película poniéndose a dieta.
¿Quién es? Edna Mode, el personaje que diseña los trajes de los superhéroes en Los Increíbles, de Brad Bird (Pixar). Es también una diseñadora de modas en el sentido estricto de la palabra. Viaja a Milán y se siente repugnada por “esas figuras de palo con labios hinchados” que se hacen llamar supermodelos (“¡Súper! No hay nada de súper en ellas,” exclama Edna con toda razón.) Su verdadera pasión son los superhéroes, “los dioses” como ella les llama. Petulante, superior, temperamental. Es tan chaparra que al caminar recuerda a esos perritos miniatura que tienen que trotar para ir al mismo paso del resto del mundo. Pero eso es lo de menos: lo que a la diseñadora le falta en centímetros, lo compensa con personalidad. Edna no sólo camina rápido; habla rápido, y habla mucho, muchísimo. Cada vez que aparece, la escena se ilumina y parece que no hay nadie más en la pantalla. Esto obedece un poco a su egocentrismo, pero más que nada obedece a que Edna Mode es uno de los mejores personajes que Pixar ha creado. Y eso que sólo aparece ocho minutos y medio en toda la película.
¿Cómo olvidar esa escena de Bullets over Broadway de Woody Allen cuando la novia del mafioso ahora convertida en actriz cuenta cuántas líneas de diálogo tiene su personaje para medir la importancia de su papel? Edna es el ejemplo perfecto de que no se trata de cantidad, sino de calidad. Después de su debut de ocho minutos en Los Increíbles, la diseñadora fue invitada en el 2005 -en forma de holograma- a la Ceremonia de los Premios de la Academia a presentar el Oscar por mejor vestuario al lado de Pierce Brosnan. Por supuesto, como es de esperarse de ella, no dejó hablar al ex James Bond:
A pesar de ser un dibujo animado, hoy Edna ocupa un lugar en la enciclopedia de Vogue. Mitad japonesa, mitad alemana, mitad artista, mitad ingeniera, E –como se le conoce en Pixar- es una genio y una visionaria. Sus diseños no sólo son estéticamente fabulosos, son obras maestras de la ingeniería que resisten temperaturas de hasta mil grados Farenheit, desaparecen, son a prueba de balas, se estiran como chicles, y se lavan a mano. De Edna aprendimos la lección más importante del diseño de vestuario para superhéroes: las capas están prohibidas porque son peligrosas. Con esta regla, Edna hace alusión a uno de los preceptos de la moda –que es una mezcla perfecta de diseño, arquitectura y movimiento-: la funcionalidad. ¿Cómo es posible que a nadie se le había ocurrido el riesgo que una capa supone para un superhéroe? Tan peligrosa como una larga bufanda en un convertible a toda velocidad. ¿No me creen? Pregúntenle a Edna, que habla por experiencia:
http://www.youtube.com/watch?v=4R2aW03pwL0
Su creador, Brad Bird, niega que Edna esté basada en algún personaje de la realidad. Pero es más que evidente que Edna es un híbrido de “Q” (de la saga de James Bond) con Edith Head (legendaria diseñadora de vestuario de Hollywood y consentida de Hitchcock), Anna Wintour (la editora en jefe de Vogue U.S.A.) y Rei Kawakubo (creadora y diseñadora de la marca Comme de Garçons). De “Q”, hereda su oficio y su visión para prevenir accidentes a partir de la creación de aparatos tan atractivos como avanzados tecnológicamente. De Head, hereda el talento, la elegancia, el buen gusto, y el look completo de nerd excéntrica con todo y varita para señalar o dar zapes. De Wintour, hereda su peinado impecable, sus lentes que le cubren la mitad del rostro, y su elitismo, porque ¿qué sería de la moda sin el elitismo? Según un artículo en la revista Slate que defiende la “maldad” de Wintour, el elitismo de Vogue y la fantasía en forma de fotografías de alta costura parisina son intrínsecos a la moda. Si a esto le agregamos la cualidad aspiracional que emulan los superhumanos de Los Increíbles, entonces Edna, con su complejo de superioridad, no podría haber encontrado una mejor profesión que vestir superhéroes. De la japonesa Rei Kawakubo, hereda la visión avant-garde de la moda (“yo no miro hacia atrás; me distrae del ahora,” le dice Edna a su superhéroe) así como el peinado lacio con fleco y el vestuario negro sobre negro. En 1996, los críticos de la moda se burlaron de un diseño de Kawakubo que desafiaba los preceptos de la belleza tradicional. Lo llamaron: “vestido de tumores.” La realidad es que no entendieron a Kawakubo que, como buena japonesa, siempre va un paso adelante. Viendo bien el vestido que usa Edna, se podría decir que parece el caparazón de un armadillo. Sin embargo, hay algo en el diseño y en la forma en que la tela se mueve de un lado al otro cuando Edna camina, que grita high fashion.
Parte de la gracia de su personaje viene de la parodia a la realidad (algo en lo que Pixar ha hecho maestría). Desde la forma de hablar (dice dahhhling cada dos oraciones) hasta el lenguaje descarado de la industria de la moda y el carácter temperamental. Su voz en inglés con todo y acento germano-nipón se la presta Brad Bird. Y no es de sorprender encontrar a Edna en listas de los mejores personajes de Pixar de al menos dos publicaciones: IGN y Empire. Lo cierto es que debería de estar en las listas de los mejores personajes de todos los tiempos, animados o no. Para muchos, Edna Mode es la verdadera heroína de la película, la que con su ingenio y percepción une y le salva la vida a la familia de Los Increíbles.
La ventaja de que Edna tenga una aparición tan breve, es que podemos compartir todas sus escenas:
http://www.youtube.com/watch?v=iOpH6E7T6I0
http://www.youtube.com/watch?v=eLDWhn8HZfY
Escritora y guionista.