A la mitad de su vida, Nathalie (Isabelle Huppert), una profesora de filosofía casada y con dos hijos, debe enfrentarse a circunstancias que no habría imaginado antes. Al igual que en Edén, su película anterior, la directora francesa muestra su capacidad para generar estados de ánimo a través del ritmo que se consigue por medio de la edición, pasando de una narración fluida, sin cortes, a una discontinua, que conduce a lugares insospechados.
LO MÁS LEÍDO

Cine aparte: El porvenir
Una reseña de la nueva película de Mia Hansen-Løve.