Cultura condensada

Un recorrido semanal por las noticias y discusiones del mundo de la cultura.
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Paridad en las letras mexicanas

El 1º de mayo, el colectivo #MujeresJuntasMarabunta denunció en redes sociales la falta de paridad en la literatura mexicana. Sus integrantes retomaron los datos de la tesis de maestría de la promotora cultural Claudia Sorais Castañeda-García para exponer los sesgos que limitan la participación de escritoras en tres programas culturales: los Premios Bellas Artes de Literatura, el Fondo Editorial Tierra Adentro (FETA) y la revista Tierra Adentro.

La política pública de producción y difusión de la literatura forma parte de los planes de desarrollo cultural que desde hace treinta años han implementado las diferentes administraciones. No obstante, la perspectiva de género ha estado ausente en su diseño y aplicación, lo que deja a las mujeres con menos oportunidades para producir y dar a conocer sus obras.

El informe Repensar las políticas culturales 2018elaborado por la UNESCO, expone que en todas las regiones del mundo hay disparidad en la participación de las mujeres dentro del sector creativo, sobre todo en los puestos de toma de decisiones. Además, ellas tienen menos posibilidades que los hombres de acceder a los recursos y deben afrontar una importante desigualdad en materia de remuneraciones. Según el documento, “la diversidad de las expresiones culturales será inalcanzable si las mujeres no están en condiciones de participar en todos los sectores de la vida cultural en calidad de creadoras y productoras, así como en su condición de ciudadanas y consumidoras”.

Dentro del contexto mexicano, las dinámicas de poder han privilegiado a los escritores. Un ejemplo son los Premios Bellas Artes de Literatura, que se entregan desde 1986. El colectivo #MujeresJuntasMarabunta señaló que los jurados del premio han estado integrados en su mayoría por hombres, el 74%, frente a un 26% de mujeres. Este desequilibrio en quienes eligen a los ganadores de los premios refleja que son pocas las mujeres con autoridad como dictaminadoras y que ayudan a consolidar un canon literario. Según el análisis cuantitativo de Castañeda-García, en treinta ediciones de los premios se han repetido 248 jurados, de los cuales 78% son hombres. Esto significa que 8 de cada 10 jurados convocados en más de una ocasión son hombres. Para la investigadora británica Claire Squires, los premios literarios ayudan a construir comunidades de escritores y lectores; sin embargo, la elección de los miembros del jurado es fundamental porque revela la construcción ideológica detrás del reconocimiento.

Resulta interesante, entonces, que en la categoría donde más juradas hay es en la Literatura Infantil y Juvenil. De 1986 a 2018, el 52% de los miembros del jurado fueron mujeres y 48% hombres. La escritora Gabriela Damián tuiteó al respecto: “Llevamos diciendo un buen tiempo que la LIJ es un espacio de más variedad, apertura y posibilidades en muchos aspectos… ¿no será porque ahí sí estamos autorizadas a entrar?”.

El FETA nació en 1990 como “complemento y condimento necesario en la promoción y difusión de la obra de escritores de hasta 35 años de todo el país”. En 28 años se publicaron 600 títulos, de los cuales 73% fueron escritos por hombres y solo 27% por mujeres. La tendencia de publicar más mujeres fue al alza en los últimos cuatro años, pero ha sido claramente insuficiente, pues solo tuvo un incremento del 2%. La disparidad es enorme en las colecciones de narrativa. 81.16% de los títulos de novela y 74.82% de los libros de cuento fueron escritos por hombres. El teatro y poesía son los géneros con mayor representación, con 30.91% y 27.83%, respectivamente.

Por su parte, Castañeda-García analizó los números de la revista Tierra Adentro correspondientes a la nueva y última época de la revista, es decir, de los números 183 al 219. Del total de 653 personas que colaboraron, el 64% fueron hombres y 36% mujeres.

El análisis revela que desde las convocatorias de estos programas no se plantean reglas claras que permitan una verdadera representatividad de género. Por ende, hay rezagos a nivel estructural que, de no ser atendidas, contribuirán a que los sesgos discriminatorios continúen. Como afirmó Liliana Pedroza, no es que no existan creadoras, sino que han sido ignoradas. La divulgación de estos datos tiene como propósito que promotores culturales y autoridades desarrollen estrategias en todos los niveles para que esta situación cambie.

 

Canciones de fuego y hielo

Uno de los protagonistas subrepticios del tercer episodio de la última temporada de Game of Thrones no fue Jon Snow ni Daenerys Targaryen, sino la pieza musical que sonó de fondo mientras se desarrollaba la gran batalla contra el ejército del Night King. Ramin Djawadi, el compositor de origen iraní y alemán de la música de la serie y de otras megaproducciones como Westworld, decidió darle un giro a los temas musicales de batallas de fantasía medieval con un instrumento atípico: el piano.

Cuando Djawadi fue elegido como el compositor para la serie, los productores D.B. Weiss y David Benioff le ordenaron no usar piano ni flautas por temor a que la serie sonara como una feria renacentista. Durante cinco temporadas el discípulo de Hans Zimmer –el compositor alemán responsable de los soundtracks memorables de Gladiator e Inception–, no necesitó del piano pues las cuerdas y percusiones eran suficientes. Sin embargo, en una secuencia de la temporada seis las arpas ya no creaban tensión. Cersei Lannister había decidido explotar la catedral de su reino para vengarse de los fanáticos religiosos que la juzgaron. En palabras de los productores, el tema “Light of the Seven” “no acompaña la escena, le da forma más que cualquier otro elemento creativo”. Lo que permitió este jaloneo emocional fueron los arpegios del piano; gracias a ellos una de las vueltas de tuerca mejor logradas de la serie tiene un tono melancólico y siniestro. Fue tal el éxito del tema, que al concluir el episodio se colocó en el primer sitio de la lista Viral 50 de Spotify.

En entrevista con Variety, el compositor reconoció que el episodio transmitido el domingo pasado fue el más desafiante de musicalizar por la duración y la importancia de la batalla. Las cuerdas y percusiones sonaron en los escasos momentos de esperanza, mientras el silencio se hizo presente cuando todo parecía perdido para los personajes que intentaban huir del ejército de muertos vivientes. Sin embargo, el clímax del episodio llegó al final con el tema “The Night King”, donde el piano es el instrumento principal. “Después de haber pasado por toda esta música de batalla, llegas a ese punto con el piano y es realmente triste, una vez que lo escuchas, piensas: ‘Esto es todo, se acabó para nuestros queridos personajes’”, dijo Djawadi. Durante nueve minutos, los espectadores experimentaron la angustia de no saber si la noche larga se extendería por siempre.

El piano crea tensión porque es un elemento inesperado dentro de la serie. De acuerdo con Brodie Lancaster de Pitchfork, “Djawadi encendió su flecha de fuego, dejó que se estremeciera por un minuto, suspendida en un estado de estrés, antes de soltarla con un objetivo perfecto. Al igual que la amenaza inminente de Cersei, la composición era invisible pero imposible de ignorar”.

El soundtrack de Game of Thrones ha evolucionado a la par que sus personajes. Un ejemplo es “Needle”, el tema de Arya, el cual la acompañó en sus entrenamientos en Braavos y cuya variación sonó mientra luchaba con el ejército de los muertos vivientes el domingo pasado, evocando el camino que llevó a la heroína hasta ese punto.

Aún quedan tres episodios para que la serie se posicione como una de las mejores de la historia. Por lo pronto, sus melodías bajo la batuta de Djawadi representan un aporte importante a su legado. 

 

La última parada de la gira Ambulante 2019

El festival de cine documental Ambulante celebra su decimocuarta edición con el tema “Ilusiones ópticas”. Esta semana llega a la Ciudad de México tras haber recorrido Veracruz, Querétaro, Puebla, Coahuila, Jalisco, Chihuahua y Oaxaca. El programa está compuesto por 138 documentales de más de treinta países y en más de veinte idiomas diferentes, entre ellos una docena de lenguas indígenas, que proponen una conversación sobre las posibilidades de lo real y la épica de lo cotidiano. Este año, el número de directoras es mayoría.

Fernanda Solórzano reseñó en Cine Aparte dos de los documentales que se presentan en el festival: Los testigos de Putin, un relato sobre quienes vivieron de cerca del mandatario ruso su llegada al poder y su conversión autoritaria, y Familia de medianoche, la historia de los Ochoa, una familia que se dedica a operar una ambulancia privada en las calles de la Ciudad de México.

La cartelera de Ambulante en la Ciudad de México se puede consultar aquí.  

 

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