Ilustración: LETRAS LIBRES / Foto: ProtoplasmaKid, CC BY-SA 4.0 , via Wikimedia Commons

El Cervantino, cuesta abajo

La reducción de su presupuesto, que desde el inicio del sexenio se acentúa año con año, ha dejado al festival muy lejos de sus mejores épocas. La experimentación con formatos virtuales no lo rescata.
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I

Fracasó la versión híbrida del 49 Festival Internacional Cervantino 2021. La programación no recuperó ni siquiera algo del lustre de sus grandes épocas. La reducción del presupuesto, que se acentúa año tras año desde el inicio del sexenio y ha llegado a niveles grotescos, desdibujó aún más al que fue el festival más importante de América Latina, que con ligereza todavía llaman “la fiesta del espíritu”. Las cifras de asistencia turística, la derrama económica y los ingresos de taquilla ni por asomo se acercaron a las de 2019. La estratosférica cantidad de visitantes virtuales, reportada para justificar el descalabro, carece de soporte documental.

Mariana Aymerich Ordóñez asumió la dirección del FIC el 25 de marzo de 2019. Junto a una heterogénea trayectoria en gestión cultural, la titular estaba enterada de la operación del festival, pues había colaborado con tres extitulares: en 2001 con Ramiro Osorio, de 2004 a 2009 con Irma Caire y de 2017 a 2018 con Marcela Díez Martínez. Durante su presentación, afirmó que su propósito era llevar el festival “a un mayor número de audiencias”, “diversificar su público” y “fortalecer el vínculo con las comunidades locales”.

No era ninguna novedad. Para corroborarlo bastaría revisar los programas de más de cuatro décadas. Tan solo en la edición 2018, para la cual Aymerich laboró, el festival dedicó el 45% de su programación a los jóvenes y a las familias. A la par, contó con un eje temático, “El futuro es hoy”, que dio unidad a los espectáculos y actividades académicas: el orden social y geopolítico, el cuidado del planeta, la migración, la tolerancia, la convivencia, las nuevas tecnologías y la globalización, en el contexto de la valoración de las raíces nacionales.

Aquel FIC 2018 recibió un presupuesto federal de 105 millones de pesos. Pero llegó la 4T y, sin las excusas de la pandemia ni el Proyecto Chapultepec que aún no se anunciaba, comenzaron los imparables recortes. A nivel local, ya comenzaba a lamentarlo el director de Cultura y Educación de Guanajuato, Jesús Antonio Borja Pérez. En efecto, el presupuesto del festival bajó en 2019 a 84 millones 127 mil pesos, un recorte de 19.87%, aunque la Secretaría de Cultura asegurara que se trataba de una restructuración que solo afectaba los gastos operativos. Para 2020, llegó la covid-19, Cuba y Coahuila, invitados especiales, cancelaron su participación, y el FIC tenía que decidir.

II

El 22 de julio de 2020, Aymerich Ordóñez explicó que, ante la emergencia sanitaria global, los festivales culturales más importantes del mundo –entre ellos, el de Edimburgo en Escocia, el Richard Wagner de Bayreuth en Alemania, así como el Festival del Centro Histórico en México– habían cancelado sus ediciones presenciales, y lamentó que ninguno hubiera hecho la apuesta por una versión virtual, debido a los altos costos. En cambio, en el Cervantino, garantizó, “se hará la inversión que se tenga que hacer, para ofrecer propuestas innovadoras que tengan el sellito del FIC”. La edición de 2020, prometió, sería “inolvidable”.

El entusiasmo duró un mes. El presupuesto asignado al FIC 2020 ascendía inicialmente a 84 millones 127 mil pesos, pero para el 24 de agosto se redujo a 10 millones. La razón, explicó la directora, era que la edición sería virtual y que por lo tanto no se requería de tanto. Justo lo contrario a lo que había dicho un mes antes: que las ediciones virtuales eran muy costosas, razón por la cual los grandes festivales no habían apostado por ese formato. Al final se ejercieron 9 millones 966 mil pesos, 88.7% menos de lo asignado originalmente. Aymerich informó también que el sobrante se canalizaría a la atención de la pandemia.

III

Un mes después, el 23 de septiembre, ofreció una segunda versión sobre el destino del subejercicio presupuestal. 49% iría a ayudas económicas para los artistas de Guanajuato, el personal operativo y las empresas de arrendamiento del equipo de producción de la entidad, afectados de gravedad por la crisis económica derivada de la emergencia sanitaria.

El compromiso de presentar todas las propuestas nacionales e internacionales hechas ex profeso para la versión no presencial del festival no se cumpliría. El recorte a la programación comenzaba precisamente con los grupos artísticos relacionados o propuestos por el Instituto Estatal de Cultura de Guanajuato, que tendrían una presencia escasa. La razón era otra vez el cambio al formato virtual, que la obligó a hacer una selección, y la premura del tiempo.

El porcentaje prometido al estado de Guanajuato no llegó. A la conclusión del festival, el alcalde de la capital, Alejandro Navarro, propuso que el presupuesto que no se había ejercido se invirtiera en la ciudad. Ayrmerich rechazó la propuesta y recurrió a la tercera versión: aquel 88.7% se reincorporaría a otros programas de la Secretaría de Cultura. La directora del FIC  se vio orillada a aceptar que desconocía la vía de reintegración del recurso y su destino final.

Por ley, una partida presupuestal tiene que ejercerse en el año y el rubro asignado, de otra manera tiene que devolverse a la Tesorería de la Federación. Tampoco puede guardarse para el siguiente año ni destinarse a otros fines. Ante la eventualidad de un subejercicio presupuestal como en el que incurría el festival, la Tesorería también podía tomar la decisión de otorgar una partida inferior para la siguiente edición. Ni la SC ni el FIC informaron del destino del dinero.

“Opacidad”, le llaman. Una opacidad de 74 millones 161 mil pesos.

IV

La edición “inolvidable” del FIC 2020 duró cuatro días y ofreció 33 espectáculos que tuvieron 41 funciones y en lo que participaron 822 artistas. El Instituto Estatal de Cultura coordinó 13 exposiciones y dos instalaciones en recintos culturales. El FIC presentó también la segunda edición del Pitch Cervantino, un mercado de arte que acogió a diez agrupaciones con 91 programadores nacionales y 23 de otros países. Durante el balance que presentó el 19 de octubre, a la directora no le quedó más que aceptar el revés: “los eventos presenciales son insustituibles”.

El festival aseguró que los 33 eventos estuvieron a la disposición de 87 medios públicos y privados, 66 radiodifusoras y 58 televisoras públicas a través de su página web. En un acto de franqueza, Aymerich reconoció que los formatos no presenciales dificultan la medición de la audiencia. Entonces acudió a la acepción “alcance” para ofrecer su victorioso reporte. Por una parte, más de 300 mil clics a la página del festival. Por la otra, dos millones 388 mil asistentes en Facebook, Twitter y You Tube.

En esta red, se explayó, se habrían alcanzaron las 42 mil 500 “visualizaciones”. La acepción, aunque se utiliza para referirse a los accesos a la plataforma, es inexacta, pues no suele precisarse la duración de la “visualización”. Basándose en esa ambigüedad, la directora concluyó que las visualizaciones “representarían” seis mil 300 horas de reproducción.  El festival no ofreció ningún soporte documental.

No hay garantía entonces de que los visitantes no presenciales permanecieron durante el evento completo o, como ocurre con frecuencia, tan solo le hayan dado un vistazo. Llegar a la conclusión de que una cantidad de accesos a una plataforma significarían el total de horas de reproducción es alentar una ficción. Esa es la política de comunicación social. Les basta con decirlo.

V

En 2019, el año previo a la pandemia, hubo en Guanajuato una derrama económica de 615 millones de pesos, más de 414 mil turistas y una ocupación hotelera del 57%. El alcalde de la ciudad albergaba la esperanza de que para 2021 la ciudad tuviera indicadores análogos. No fue así. Según Jorge Cabrejos, director de mercadotécnica de la secretaría de Turismo de la entidad, el FIC 2021 generó una derrama de 32 millones 291 mil pesos –el 5.25% de la de 2019–, congregó 47 mil turistas –el 11% de la de entonces–y hubo una ocupación hotelera del 39% –18 puntos porcentuales menos–. Según otras fuentes, la derrama fue de 102.7 millones de pesos –el 16% de la cifra de 2019–, hubo 67 mil 567 turistas –el 16%– y la ocupación hotelera fue de 42% –15 puntos menos–. Ni así.

Tal como viene haciéndolo desde el comienzo de su gestión, Aymerich prometió que el presupuesto para 2021 sería de al menos 85 millones. Al final fue de 44 millones 699 mil pesos. Y aunque fue cuatro y media veces más de lo que se invirtió en el FIC 2020 virtual, fue solo 52.58% de lo que anticipó. En los hechos implicó también una reducción del 50% en relación con el monto original de la pasada edición, del que solo ejerció el 12%. La titular no parece inmutarse.

En contraste con las imprudentes actividades presenciales recientemente organizadas por el gobierno de la Ciudad de México, para el regreso de las audiencias el FIC apeló a la prudencia ante el semáforo amarillo con alerta, e inclusive solicitó pruebas de covid-19 a los organizadores, a los elencos y a los periodistas. A lo largo de 19 días, de manera presencial se llevaron a cabo 70 espectáculos para 105 funciones en las diez sedes físicas, con aforos al 50% de su capacidad, con la participación de mil 950 artistas de 19 países más la provincia de Quebec, y los dos invitados, Coahuila y Cuba. Los ingresos de taquilla ascendieron a los 3 millones 232 mil persos, derivados de la asistencia de 48 mil 491 personas. Es decir, se gastó 13.8 veces más de lo que ingresó.

La modalidad virtual ofreció 27 espectáculos para 28 funciones y 14 actividades académicas. Los “visitantes” pasaron de los dos millones 388 mil asistentes y los más de 300 clics a la página del festival correspondientes a 2020, a nueve millones 562 mil 907 y un millón 399 mil 473, respectivamente. Tampoco se ofreció un soporte documental. Hubo también una oferta “exclusiva” en las plataformas digitales, abierta al púbico 48 horas, para que los artistas pudieran “monetizar” sus contenidos. No se sabe si el experimento funcionó, dado que no se reportó si hubo y a cuánto ascendió el monto de ingresos por esa vía.

Medio sexenio y el FIC de la 4T al parecer trascenderá por olvidable.

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Es autor del libro digital 80 años: las batallas culturales del Fondo (México, Nieve de Chamoy, 2014), de Política cultural, ¿qué hacer? (México, Raya en el Agua, 2001, y de La palabra dicha. Entrevistas con escritores mexicanos (Conaculta, 2000), entre otros. Ha sido agregado cultural en las embajadas de México en la República Checa y Perú y en el Consulado General de México en Toronto.


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