1.
Transcurre el siglo diez. Electus, inglรฉs emprendedor y poco escrupuloso, enterado del afรกn con que el rey de los anglosajones ansiaba reliquias de santos, ve una oportunidad. Entre 935 y 939 roba en Boulogne, al norte de Francia, el cuerpo de San Bertulfo, fallecido en 705. En el escondite โa unos veinte kilรณmetros, en Audinghemโ ya tiene otras mercancรญas sacras para engrosar la transacciรณn. No pudo, sin embargo, recibir su costal de piezas de oro: antes el Conde Arnulfo de Flandes y el Obispo de Thรฉrouanne olfatearon la trampa, desenmascararon al ladrรณn y le confiscaron el producto.
2.
Sean pedazos de uรฑa de una milagrosa monja en las montaรฑas o el calcetรญn de un deportista, el fervor del relicario parece haber estado siempre cerca de la habilidad para sustraer lo que no es de uno. La pregunta para el insomnio queda: ยฟquรฉ es primero, la gracia que da la cercanรญa con el objeto o la culpa por haberlo obtenido a travรฉs del pillaje?
3.
Transcurre el siglo veintiuno. Termina el Super Bowl LI y se extravรญa la casaca mรกs importante de todas, la de Tom Brady, mariscal de campo y para muchos santo patrono del deporte del balรณn ovoide. La perplejidad inicial de la noticia da paso al olvido salvo para los agentes de la ley โprimero la policรญa de Houston, luego los Rangers de Texas, y mรกs adelante el FBI con ayuda de la policรญa localโ que por lo bajo, investigan. Dos meses despuรฉs, descubren que un โmiembro de la prensa internacionalโ es el culpable. Ex editor del periรณdico La Prensa, acreditado debidamente para pasearse por el vestidor sin levantar sospechas. De Atizapan de Zaragoza recuperaron dos playeras de Tom Brady y un casco usado por Von Miller, campeรณn del Super Bowl anterior. Los objetos parecen haber regresado a los dueรฑos.
4.
Los paralelismos forzados no terminan con el caso del periodista y el ladrรณn inglรฉs. El anuncio del hallazgo โ20 de marzo de 2017โ coincide en dรญa con otro de los grandes hurtos deportivos: la copa Jules Rimet, el trofeo que se daba entonces al campeรณn del Mundial de Futbol.
5.
Transcurre el siglo veinte. Una victoria alada de plata con chapa de oro sobre una base de lapis lazulli โla original era de mรกrmol, pero en 1954 la cambiaron por estaโ, 35 centรญmetros y 3.8 kilos, diseรฑada por Abel Lafleur, estรก en exhibiciรณn en el Westminister Central Hall. Una empresa de estampillas exhibe su arte y acompaรฑa el show con el trofeo que se entregarรญa en julio de ese mismo aรฑo, 1966. A un dรญa de haberse abierto al pรบblico, en el rondรญn de la media noche los guardias descubren que no estรก. La federaciรณn inglesa recibiรณ una llamada de extorsiรณn al dรญa siguiente, pero Ed Betchley autor de la llamada โse hacรญa llamar Jackson en la lรญneaโ no tenรญa el trofeo. รl simplemente era un ladrรณn ordinario que tambiรฉn vio una oportunidad.
6.
Para el hallazgo de las playeras robadas, las autoridades revelaron un video y hablan de colaboraciรณn interdepartamental y trasnacional.
MINUTE-BY-MINUTE LOOK AT HOW TOM BRADYโS JERSEY WAS STOLEN pic.twitter.com/HgV11vkeMs
— PatriotsNationโข (@PatsNationTM) March 21, 2017
La fuente no consigna el mรฉtodo detectivesco usado por Conde y Obispo para desenredar el plan del inglรฉs Electus. En el caso de la copa Jules Rimet, a David Corbett, ciudadano privado y dueรฑo de un Collie con antifaz de pelo oscuro llamado Pickles, le valiรณ una caminata por la cuadra. El perro olfateรณ en una jardinera y ahรญ: lapis lazulli, chapa de oro, 35 centรญmetros, una victoria alada. Los culpables del primer robo nunca fueron hallados. El trofeo fue apaรฑado nuevamente y de manera definitiva en 1983, en Brasil. Aunque se supo quienes fueron los culpables, el objeto mismo nunca mรกs apareciรณ. El oro fundido y sin forma en el que habrรก sido transformado, valioso en sรญ, habrรก perdido el alma y sabido a desperdicio.
7.
No sabemos, no hay confesiรณn de parte que lo atestigรผe aรบn quรฉ fue lo que animรณ al โmiembro de la prensa internacionalโ a emprender la sustracciรณn culposa del objeto. La venta de una reliquia de tan alto perfil es de suyo complicado โse estima su valor en cerca de 500,000 dรณlares. Quizรก, contrario a Electus y tantos otros cazadores y mercaderes de objetos tocados por la gracia, argumente en su defensa que lo hizo cegado por la devociรณn fascinada del coleccionista.
(ciudad de Mรฉxico, 1980) es ensayista y traductor.
