El gol de Joshua Kimmich a los seis minutos de juego no auguraba nada bueno. Si algo tenรญa que evitar el Real Madrid para no entrar en pรกnico era precisamente eso: un gol tan tempranero como el de la Juventus en cuartos que pusiera su ventaja de la ida en el filo. Un gol que pudiera envalentonar al rival y provocar dudas en los jugadores, incluso, peor aรบn, en el aficionado al que tanto se habรญa llamado en los dรญas previos a calentar el ambiente.
Al gol habรญa que aรฑadir algo mรกs: Zidane habรญa vuelto a arriesgar con una alineaciรณn cuando menos atrevida. El lateral derecho era Lucas Vรกzquez, un extremo. El medio centro defensivo era Mateo Kovacic, un hombre con tendencia a desocuparse de lo que pasa a su espalda. La media punta la ocupaba Marco Asensio, a sus 22 aรฑos, y la delantera corrรญa a cargo de Karim Benzema, probablemente el hombre mรกs discutido de la historia reciente del madridismo. Casemiro y Bale esperaban en el banquillo. Isco y Carvajal, directamente en la grada.
Se avecinaban los minutos que podรญan marcar la eliminatoria. El Bayern habรญa sido muy superior en Munich pese al resultado y amenazaba con volver a serlo en la vuelta, una amenaza refrendada por fin con un gol. ยฟQuรฉ podรญa hacer el Madrid en esa situaciรณn? Aferrarse al balรณn. Moverlo de lado a lado. Calmar al rival y sedar su รญmpetu. Hasta cierto punto, aburrirle, como hacรญa el Barcelona de Guardiola en sus aรฑos gloriosos. Ganar tiempo, en definitiva, y colocar las piezas. Resumiendo: darle la pelota a Luka Modric.
Y asรญ, desde el inicio del minuto 10 de partido hasta mediados del 11, el Madrid monopolizรณ el juego. La tocรณ Modric, la tocรณ Benzema, la tocรณ โmucho y bien- Asensio, la tocรณ Kroos… hasta 28 pases en minuto y medio que culminaron en un cambio de juego perfecto del criticado Kovacic para Marcelo y centro del lateral mรกs influyente del fรบtbol mundial para el remate de cabeza de Benzema. Hacer eso en plena crisis tiene un mรฉrito indudable y solo se entiende desde la tranquilidad que dan al Madrid sus centrocampistas. Por supuesto, la dinamita estรก arriba, con Cristiano โel รบnico jugador de campo que no tocรณ el balรณn en la jugada- pero el dique de contenciรณn hay que buscarlo varios metros mรกs atrรกs.
Centrar en Modric todo el mรฉrito de ese centro del campo quizรก sea excesivo, pero es necesario echar la vista atrรกs de vez en cuando: el croata llegรณ al Bernabรฉu el verano de 2012 tras unas truculentas negociaciones con el Tottenham. Su precio โen torno a los 45 millones de euros- suena ridรญculo ahora pero por entonces causรณ un cierto escรกndalo. En aquella plantilla ya estaban, ocupando un puesto similar al suyo, Xabi Alonso, รzil y Kakรก. El fracaso de Sahin estaba muy reciente. ยฟPara quรฉ se empeรฑaban Mourinho y Florentino en sumar un nuevo media punta al plantel? Probablemente porque no era un media punta, era otra cosa, aรบn inclasificable.
Llegaba, pues, Modric a un equipo donde la titularidad no estaba garantizada, donde la paciencia se agotaba con facilidad y donde sus seguidores llevaban mรกs de diez temporadas esperando llegar a al menos una final de Champions League y viendo cรณmo su mรกximo rival, el Barcelona, lo hacรญa con cierta asiduidad. El impacto fue inmediato: desde entonces, van ya cuatro finales en cinco aรฑos. Tres โde momento- con victoria. Si Modric no es el fichaje de la dรฉcada, lo parece. No marca grandes goles โasรญ, de entrada, apenas puede uno recordar el que le marcรณ al United en Old Trafford cuando la eliminatoria parecรญa perdida- y tampoco se prodiga en asistencias… pero siempre hace lo correcto.
Ganar una Champions League es una combinaciรณn de muchรญsimos factores y tener la opciรณn de ganar cuatro en cinco aรฑos ya roza lo estadรญsticamente imposible. El mรกs importante es ese โhacer siempre lo correctoโ del que hablรกbamos antes, pero, por supuesto, otro de esos factores es el arbitral. Es cierto que el Madrid no ha tenido un solo arbitraje en contra en todo este perรญodo. Es mรกs, ha tenido varios francamente a favor, incluyendo el de este mismo martes. Ahora bien, eso, o es una conspiraciรณn o no merece anรกlisis periodรญstico. Y yo no creo en las conspiraciones… porque vaya conspiraciรณn de pacotilla aquella que permite que Mรผller dispare solo delante del portero en el minuto 96 de un partido al que solo habรญa que aรฑadir cinco de descuento.
Lo cierto, lo invariable, es que por muchos errores que cometa el Madrid, el rival siempre comete uno mรกs, aunque pocas veces uno tan escandaloso como el de Ulreich en el segundo gol de Benzemรก, cuando prefiriรณ no conceder un libre indirecto dentro del รกrea a cambio de regalar un tanto que acabรณ decidiendo la eliminatoria. Yo entiendo que en la derrota se piense siempre en tรฉrminos de hipรณtesis: โยฟY si hubiera pitado la mano de Marcelo? ยฟY si hubiera pitado el empujรณn de Carvajal o el de Ramos? ยฟAcaso no eran muy parecidos al de Benatia sobre Lucas Vรกzquez? Yo, todo eso, como aficionado, lo entiendo, pero lleva a un bucle desagradable por el cual el mรฉrito o el demรฉrito en el deporte nunca depende de los deportistas.
Por eso, prefiero explicar a partir de Modric, de los noventa segundos de posesiรณn, los veintiocho pases y el gol en el momento clave. Prefiero explicar a partir del error de Ulreich โimposible salir a rueda de prensa a protestar por cualquier error ajeno cuando tu portero ha cometido uno de ese calado- o a partir de la inoperancia de Mรผller o del error inmenso de cambiar a James por un delantero centro al que no le llegรณ ni un balรณn en todo el tiempo que estuvo sobre el campo. Puede que sea un anรกlisis cojo, pero todo anรกlisis lo es. Ahora bien, al menos, este habla de fรบtbol y no de despachos.
En tres semanas, sabremos si el Madrid de Zidane pasa definitivamente a la historia del fรบtbol o si esa tormenta imprevisible que es el Liverpool les agua la fiesta. Tiene toda la pinta de que serรก una final apasionante y al espectador imparcial es lo que deberรญa importarle. El espectador parcial ya tiene una opiniรณn sobre todo y es imposible matizรกrsela. Entiendan que escribir en esos tรฉrminos serรญa perder el tiempo.
(Madrid, 1977) es escritor y licenciado en filosofรญa. Autor de varios libros sobre deporte, lleva aรฑos colaborando en diversos medios culturales intentando darle al juego una dimensiรณn narrativa que vaya mรกs allรก del exabrupto apasionado.