1.
“Fuego y furia”, improvisó el presidente a manera de advertencia. “Fuego y furia como el mundo no ha visto antes”. Lo dijo, con macabra coincidencia, el día que se cumplían setenta y dos años de la repetición de un fuego y una furia hasta entonces inédita. El 9 de agosto de 1945 los cielos nublados sobre la ciudad de Kokura evitaron que estallara en su centro la bomba bautizada como Fat man. En su lugar, a las once de la mañana, Nagasaki se llenó de fuego y furia como tres días antes Hiroshima.
2.
Un día antes del pronunciamiento, la nota del Washington Post advertía del progreso tecnológico en Corea del Norte. El régimen logró, según funcionarios de las agencias de inteligencia estadounidense, miniaturizar una ojiva nuclear para colocarla en la punta de uno de sus misiles.
3.
Ese mismo día, según informó su hija, murió Haruo Nakajima, actor de reparto en películas de samuráis y primer portador del traje de Godzilla . Tenía que cargar casi 100 kilos de disfraz –fabricado con una especie de yeso, no de hule como podría parecer– para interpretar al reptil agigantado, bestia del mundo post-Hiroshima. Según contó en una entrevista, estudió algunos animales del zoológico para entender cómo se movería este monstruo. Murió de pulmonía y con unas cincuenta películas en el CV.
4.
En un salón lleno de eco en la esquina de Caxton y Palmer, en Londres, Bertrand Russell advirtió al mundo. Fue el 9 de julio de 1955, y la voz aguda y esforzada del filósofo de 83 años Caxton Hall pronunció con puntualidad las palabras del famoso manifiesto. Lo firman once científicos, entre ellos, el propio Russell y Albert Einstein. Termina, el documento que pide a los gobiernos paz y desarme para salvar a la especie humana de la autoextinción por vía nuclear con esta frase:
Ante el hecho de que en cualquier futura guerra mundial se emplearían con certeza armas nucleares, y que tales armas amenazan la continuidad de la humanidad, instamos a los gobiernos del mundo para que entiendan, y reconozcan públicamente, que sus propósitos no podrán lograrse mediante una guerra mundial, y les instamos, en consecuencia, a encontrar medios pacíficos que resuelvan todos los asuntos de disputa entre ellos.
5.
El 11 de agosto de 1984, Reagan probó el micrófono antes de su comunicación semanal a la nación. Muchos eligen contar del uno al diez, repetir alguna palabra oclusiva. Él prefirió una broma. “Compatriotas, me complace informarles”, dijo “que he firmado una legislación que proscribirá a Rusia para siempre; comenzamos el bombardeo en cinco minutos”. El micrófono estaba grabando y, aunque no salieron en vivo, las palabras y las risitas se filtraron a la prensa. La Unión Soviética, por suerte para el mundo, respondió con un comunicado de condena y no con el arsenal.
6.
El mismo Russell del pronunciamiento escribió el 12 de agosto: “Mientras escribo esto, me entero que una segunda bomba ha sido detonada en Nagasaki”. Lo que escribía era un ensayo sobre la bomba atómica. “Es imposible imaginar”, comienza el texto, “una combinación más dramática y horrenda de triunfo científico y fracaso moral y político como la que se le mostró al mundo en la destrucción de Hiroshima”.
7.
“Quizá no fue suficientemente fuerte”, calificó el presidente a manera de amenaza, su advertencia del fuego y de la furia. Enmendó la postura al día siguiente de pronunciada en respuesta al plan detallado por Corea del Norte para atacar la isla de Guam, donde Estados Unidos tiene bases militares. Y aunque la realidad siempre se adelanta, hasta el momento, el presidente advirtió que las “soluciones militares” apuntan hacia Corea y están listas para disparar.
(ciudad de México, 1980) es ensayista y traductor.