En casa tenemos un nuevo hábito este 2019. Tras despertar y poner el café, vemos la conferencia de prensa mañanera de Andrés Manuel López Obrador. Lo que para algunos sería una tortura es para nosotros una alegre novedad: tenemos por primera vez, a nuestros treinta y pico años, un presidente que nos habla directamente (quizá sea una gran ingenuidad de nuestra parte, por ahora dejen que lo disfrutemos).
Nos gusta esta rutina excepto por un detalle: en todas las tomas está de fondo la nueva imagen institucional del gobierno federal, en la que aparecen cinco personajes históricos que representan las cuatro transformaciones más importantes de México, según la narrativa oficial: José María Morelos, Miguel Hidalgo, Benito Juárez, Francisco I. Madero y Lázaro Cárdenas. Todos –¡Oh, sorpresa!– son hombres.
Hice mal en llamarlo “un detalle”. Simbólicamente, me pesa mucho ver este recordatorio continuo de la invisibilidad que vivimos las mujeres. Y no soy la única. En cuanto la imagen fue dada a conocer, a finales de noviembre del año pasado, surgieron en redes sociales mensajes de inconformidad desde varios flancos bajo el hashtag #NoSinNosotras, entre ellos algunas propuestas de imágenes alternativas, como ésta de la activista Yndira Sandoval:
O ésta de Martha Barragán:
Ante las protestas, Jesús Ramírez Cuevas, Coordinador General de Comunicación Social de la Presidencia, negó que el logotipo sea sexista y declaró algo bastante extraño: que no se eligieron personas, sino símbolos, y que los símbolos no tienen género. Supongo que con esto quiere decir que su función es representar los valores de la nueva administración más allá del género específico del personaje que se utilice para ello. Incluso concediendo esto, ¿no están las virtudes presentes en personajes femeninos y masculinos por igual?
Ramírez Cuevas dijo también que mujeres como Josefa Ortiz de Domínguez o Sor Juana Inés de la Cruz serán reconocidas durante la administración de AMLO a través de una serie de homenajes anuales, y que la imagen institucional irá cambiando para incluir a nuevos personajes. Además, insistió en el hecho de que el gobierno está comprometido con las mujeres en la práctica, dado que hay mujeres desempeñando cargos públicos de alto nivel, incluyendo un Gabinete con paridad de género. ¿Por qué entonces no visibilizar a las mujeres en la imagen oficial, que idealmente debería representar a toda la sociedad? Opciones sobran: Josefa Ortiz de Domínguez, Leona Vicario, Adela Velarde Pérez, Carmen Serdán, Elvia Carrillo Puerto, Rosario Ibarra de Piedra y un largo etcétera.
Ni hablar. Parece que en este nuevo gobierno las mujeres seguiremos batallando contra este tipo de imágenes, que reafirman las relaciones de poder que hay todavía entre los géneros. ¿Cuándo dice Jesús Ramírez Cuevas que rotarán los personajes? Mientras tanto seguiré viendo las conferencias cada mañana esperando a verme representada en la imagen de fondo. Porque sin nosotras no hay transformación posible.
(Ciudad de México, 1984). Estudió Ciencia Política en el ITAM y Filosofía en la New School for Social Research, en Nueva York. Es cofundadora de Ediciones Antílope y autora de los libros Las noches son así (Broken English, 2018), Alberca vacía (Argonáutica, 2019) y Una ballena es un país (Almadía, 2019).