Notting Hill Editions: la estética del libro perfecto

Kim Kremer, editora de Notting Hill Editions, habla en entrevista sobre la estética tan especial de sus libros y su catálogo, y recuerda el legado de su padre, Tom Kremer, fundador de una de las editoriales más bellas, sólidas y permanentes de la actualidad.
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Tom Kremer

“Soy un hombre desconocido. Todo lo que hice en la vida fue siempre aquello que los demás no esperaban, lo que generalmente se predecía que no funcionaría, lo que era difícil de comenzar.” Tom Kremer tiene una historia bastante inusual para un editor. Nada indicaba que en 2011 fuera a crear, muy al final de su vida, Notting Hill Editions (NHE), una editorial dedicada al ensayo –clásico y contemporáneo– que, desde la Inglaterra rural, publica menos de diez títulos al año en exquisitas ediciones en pasta dura. “Cuando cumplí ochenta años –sé que era ya muy tarde, pero eso no me detuvo– fundé una compañía que buscaba el renacimiento del ensayo. […] El ensayo es breve, aunque permite al escritor explorar ideas de manera profunda y personal. Su esencia reside en la conciencia común de la lengua y la cultura, en las verdades de todos los tiempos, en abordar cuestiones de relevancia universal.”

Thomas Kremer nació en Hungría en 1930. Durante décadas fue un inventor profesional y distribuidor de juegos. En 1979 descubrió el cubo de Rubik –ideado por un profesor de arquitectura húngaro– y adquirió los derechos para comercializarlo. Después del rechazo generalizado, Kremer decidió invertir y consiguió popularizarlo a escala mundial: llegó a vender cien millones de piezas anuales; hoy rondan los diez millones. “El cubo tiene una gran influencia en nuestra empresa. NHE ciertamente se deriva de su éxito. Seguir haciendo lo contrario de lo que el mundo cree, tanto con el cubo como con los ensayos: ahí hay una conexión.

Notting Hill Editions funciona como una colección de volúmenes que exploran –por separado y en conjunto– la idea del ensayo como concepto y como método de pensamiento, como manera de pensar individualmente y leer el mundo colectivamente: un gran ensayo general compuesto de todos los libros de su catálogo. El ensayo es aquí un género literario pero también una esencia alrededor de la que se crea, se construye, se argumenta, se lee y se escribe una editorial. “El ensayo no debe ser solo un modelo de investigación académica –dice Kirsty Gunn, autora del sello–, sino mucho más el tipo de trabajo que NHE promulga: la clase de forma que es porosa e inquisitiva, profundamente creadora, intelectualmente sólida y, sobre todo, en palabras de Tom Kremer, una forma de escritura que se interesa por la verdad –quizá no tanto por el hecho, aunque los hechos pueden ser parte importante, sino por la verdad–: la posibilidad de insistir hacia una idea que parece existir más allá del manuscrito. La escritura en sí misma podría ser una especie de cuestionamiento, una forma de indagación, un viaje. [Un buen ensayo] tiene ímpetu y riesgo, una enorme confianza y un estilo inconfundible; una suerte de conciencia ontológica del yo en el mundo.”

La claridad de la marca editorial de NHE es extraordinaria. Sus valores aparentes son la brevedad en el contenido, la solidez en la producción y la belleza en la propuesta estética. Esta materialidad es una característica esencial; permanece en la memoria aun si no se ha leído nada del catálogo. Sus cubiertas presentan diseños tipográficos simples y elegantes (“el texto como arte”), siempre sugerentes. “Cuando observas nuestros libros, ¿qué encuentras? Tienen un formato que significa que son permanentes. Todos están forrados en lino, y eso dice: no soy desechable. Por otro lado, son breves, tienen siempre las mismas dimensiones. Inventamos este formato. Poco a poco me di cuenta de lo que estábamos haciendo: estábamos tratando a los libros como algo muy importante y valioso, y eso es diferente, único y a la vez reconocible de todo lo demás en el mercado. Hay una calidad visible en el libro como unidad. Estamos creando fragmentos permanentes de literatura que está relacionada con el pasado, pero no es el pasado. Tiene un formato de hoy.” Como si se tratara de una obra literaria, NHE existe en sí misma como una forma, y todo lo que contiene se somete a ella con precisión. Esa invención permite que los contenidos se puedan “leer” de una manera “nueva”. En teoría los autores inventan formas todo el tiempo, es una condición literaria, ¿pero cuántas editoriales pueden afirmar algo así? En NHE el contenido y el contenedor tienen precisamente el mismo significado, sin caer en el esnobismo.

“Los ensayistas de la prensa británica de principios de 1700 –dice Tom Kremer en ‘El ensayo clásico’– esencialmente escribían para sus amigos de los clubes y cafés de Londres. Ocurrió también con los escritores románticos de prensa del siglo XIX. Ahora hemos llegado a un estado en el que una gran cantidad de escritos se esparcen por todas partes en nuestro entorno literario, atribuyéndose el nombre de ensayo. En muchos sentidos, es el momento oportuno para volver a la esencia de este formato y crear, o recrear, una definición nueva y más clara de lo que es, o debería ser, un ensayo clásico.” Esta idea se manifiesta claramente a lo largo del catálogo.

Los libros de NHE representan lo más cercano a la idea abstracta –o mítica– de “libro perfecto”. Podrían ser objetos de hace cien años y, paradójicamente, podrían ser todavía  contemporáneos dentro de un siglo. Recorro mi biblioteca en busca de  volúmenes que me gusten más (los de Everyman’s Library se acercan a un lejano segundo lugar, aunque ambos sellos se imprimen y encuadernan en Alemania, con una solidez técnica impecable.) Localizo textos que me atraen más, editoriales que me agradan más, aunque no encuentro un solo ejemplar que me guste más que los de NHE. No conozco libros literarios mejor hechos que estos. La perfección se puede alcanzar en un texto, pero es extraño pensar en una editorial “perfecta”. A eso se refería Kremer cuando le preguntaron por el éxito ya evidente de su empresa: “Sí importa; creo que es asombroso lo que hemos hecho y lo que estamos haciendo.” Murió poco después, en 2017, a la edad de 87 años. Desde entonces, su hija se encuentra al frente del sello.

Kim Kremer

“Mi padre fue siempre un lector. Amaba al poeta húngaro Sándor Petőfi. Pero el verdadero punto de inflexión para él llegó en la edad adulta.” Tom –entonces adolescente– y su familia fueron detenidos en 1944 y enviados al campo de concentración de Bergen-Belsen, liberado en el 45. A los quince años se fue a Israel, se unió al ejército y peleó en la Guerra de Independencia. “Había perdido tantos años de educación que comenzó a leer todo lo que podía para educarse. Lo que circulaba de mano en mano entonces eran panfletos y ensayos. Como me dijo mucho después, el ensayo fue crucial porque no le enseñaba qué pensar, sino cómo pensar. Así comenzó su pasión por este género. […] Aunque hablaba varios idiomas, el inglés era su favorito, y lo quería asimilar desde las profundidades de su psique. Lo aprendió de manera autodidacta leyendo a Shakespeare: tengo algunas de sus primeras cartas en las que usa un inglés antiguo. Leía especialmente a los escritores de la época victoriana; anhelaba sus descripciones de Inglaterra. Su amor por la lengua y la cultura están en los orígenes de su deseo de publicar libros. Nunca perdió su acento húngaro, pero soñaba en inglés, lo que muestra cuánto había crecido dentro del idioma.” Esa ambición lo llevó a Edimburgo en 1953, donde se graduó en Filosofía. Realizó un posgrado en la Sorbona, regresó a Inglaterra y finalizó sus estudios en Londres. En 1964 comenzó su primera empresa de juguetes en Notting Hill, el icónico barrio que décadas más tarde daría nombre a la editorial. “Ahí nacimos y crecimos mis hermanos y yo.”

“Cuando iniciaba NHE, [mi padre] trabajó al lado del editor Paul Keegan, quien ayudó a definir el catálogo y el estilo arquetípico de los libros. Kremer iba agregando aquellos títulos por los que tenía una inclinación particular –o los comisionaba directamente. Fue el caso de You and me: The neuroscience of identity, de Susan Greenfield, uno de los títulos inaugurales de la editorial, en el que por primera vez se intentaba, desde la ciencia, hacer una interpretación biológica de la identidad, y respondía a un interés de Kremer de toda la vida: el solipsismo y la filosofía.”

Hasta septiembre de 2020, NHE había publicado setenta y ocho títulos, con los que se compone un catálogo diverso de ensayos literarios sobre viajes, historia, política, arte… Quizá lo que comparten es que las ideas son actuales, pero su esencia es atemporal. “Nuestro lector es de mente curiosa; el tipo de persona que no teme que algo lo pueda hacer cambiar de parecer. Alguien con un amplio rango de intereses.” En el centro del catálogo se encuentran “los ensayistas clásicos, como Virginia Woolf, Hazlitt, Montaigne, Thackeray; escritores que perfeccionaron el arte del ensayo. Y vamos agregando autores actuales que juegan con la forma”. Cuando le pregunto a Kim Kremer por los títulos que mejor representan el espíritu de la editorial, menciona tres ensayos contemporáneos que, me doy cuenta después, están unidos en su exploración de la relación entre espacio y tiempo, imaginación y realidad: Brazil that never was, de A. J. Lees, “neurólogo, infinitamente curioso, ecuánime, con una mente indomable e inquisitiva. Es un libro sobre la elusividad de nuestros sueños de infancia, de lugares reales e imaginados”. What time is it?, el último que escribió John Berger, ilustrado por Selcuk Demirel, “una meditación lúdica acerca de la naturaleza ilusoria del tiempo”. Y My Katherine Mansfield project, de Kirsty Gunn, que narra un invierno en Wellington, Nueva Zelanda, la ciudad donde ella creció, y Mansfield también. “Gunn es una auténtica ensayista. En este impresionante ensayo lírico, explora la noción de ‘regreso a casa’. No se parece a nada que haya leído antes.”

Gunn, por su parte, dice en una entrevista para NHE: “Vivimos en una época que parece valorar el efecto, la superficie, el entretenimiento, y lo estamos viendo en todas las artes. Por el contrario, el ensayo nos da tiempo para poner en marcha un tipo diferente de línea de investigación, en donde la respuesta no es accesible desde el principio. La noción de resultados convenidos, de una conclusión predeterminada, es ahora un gran problema en las universidades: el deseo de investigar y alentar una duda se está limitando por lo que llamamos ‘objetivos y resultados’. Eso representa todo lo contrario de la definición de la clase de ensayo que NHE busca”.

Vuelvo con Kremer sobre la estética de sus libros, que tanto me atrae. “[Mi padre] siempre insistió en que tuvieran un aspecto claramente reconocible, sin imágenes, para que pudieran ser coleccionables; y que debían ser en pasta dura para que se conservaran muchos años y fueran atesorados. Algunos expertos de la industria lo llamaron loco –esto fue en 2011, cuando la lectura digital parecía estar en aumento. Publicar en pasta dura muestra un compromiso con el trabajo editorial. En una época en la que tantas imágenes compiten por nuestra atención, los libros de NHE son un descanso para la vista.” Su éxito no solo ha demostrado que los instintos eran correctos y que se tomaron las decisiones acertadas; es también alentador para un oficio –la edición de calidad– que parece dudar de sí mismo todo el tiempo. Y, por otro lado, señala un posible camino de supervivencia para las casas editoriales pequeñas en el futuro: la apuesta por el desarrollo del libro como objeto trascendente, como arquetipo del conocimiento.

“Cada título tiene una producción promedio de dos mil ejemplares. Un momento decisivo para nosotros fue cuando nos asociamos con New York Review Books, nuestro distribuidor en Estados Unidos. Las ventas han aumentado ininterrumpidamente.” Por otro lado, a los lectores “les gusta cada vez más comprar directamente de una editorial pequeña. Las ventas directas están creciendo y ponemos mucho cuidado en empacar los libros de manera espléndida. El lector de Notting Hill Editions ama los objetos preciosos.”

Este artículo es parte de una serie sobre editoriales literarias sobresalientes por su catálogo, su proceso editorial o con características distintivas e inesperadas.

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(Guanajuato, 1976) es editor en Gris Tormenta, una editorial de ensayo literario y memoria.


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