En México, hoy es el cuarto día de la “nueva normalidad” pero, ¿en serio existe esta realidad paralela? Salvo porque el presidente ha retomado sus giras y su obstinación para con sus proyectos prioritarios, son pocas las cosas que han vuelto, o volverán, a la normalidad. De hecho, hay indicios de que los efectos de la pausa económica y social persistirán incluso después de que los estados –cuyas autoridades sanitarias asumieron desde el 1 de junio la responsabilidad de sus fronteras y habitantes, aunque seguirá existiendo un solo semáforo federal– declaren la reapertura parcial o total de sus actividades.
En “Pandemic, shutdown and consumer spending: Lessons from Scandinavian policy responses to covid-19”, investigadores de la Universidad de Copenhague encontraron que, si bien Suecia y Dinamarca estuvieron igualmente expuestas a la pandemia, solo esta última impuso restricciones severas a las actividades sociales y económicas. Pese a ello, el gasto agregado en Suecia (medido a través de transacciones del Danske Bank, segundo banco más grande de Escandinavia) cayó 25%, 4 puntos porcentuales más que en Dinamarca. “Esto sugiere que la elección personal, en lugar de la política del gobierno, es el factor más importante detrás de la pausa económica”. Y las elecciones personales suelen ser más difíciles de revertir.
El reto que enfrentaremos es doble. No se trata solo de cómo reactivar la economía, sino de cómo harán ciertos sectores para que volvamos a “confiar” en ellos. ¿Cuándo, por ejemplo, nos sentiremos seguros yendo a un restaurante?
En este link, Business Insider tiene una serie de fotos que muestran cómo restaurantes situados en países que ya han empezado a levantar el confinamiento reciben a sus comensales con mesas separadas por mamparas de plástico o invernaderos privados, y sillas ocupadas por pandas de peluche o maniquíes para “seguir practicando” la distancia social.
Y en esta entrevista en LitHub, William Sitwell, autor del libro The restaurant: A 2,000-year history of dining out, dice que “los restaurantes no existen en el vacío, por lo que cualquier cosa que esté sucediendo política o culturalmente tiene un efecto en ellos”. La pandemia dejará, sin duda, una huella que moldeará el restaurante del futuro y la manera en la que entendemos la cocina en casa y nuestra relación con los productores de alimentos.
Volar sin miedo
El 19 mayo, la International Air Transport Association (IATA) publicó la guía de recomendaciones Biosecurity for air transport: A roadmap to restarting aviation, que incluye recabar más información sobre los pasajeros (para fines de trazabilidad en caso de un brote) y establecer una serie de filtros en los aeropuertos de llegada y de salida, que dan el golpe final a las despedidas románticas y a las bienvenidas sorpresa. Sobre la experiencia del vuelo en sí, la IATA confía en que los filtros HEPA (High Efficiency Particulate Air) harán lo suyo y filtrarán entre el 85 y el 99.99% de las partículas. Dado el limitado movimiento que tienen los pasajeros, la asociación no contempla mayores riesgos: no considera necesario el distanciamiento físico a bordo –esto es, dejando asientos vacíos–, pero sí recomienda volar con tapabocas y equipo cómodo de protección personal.
Después de volar, sin miedo habría que hablar de cuándo estaremos listos para recibir turistas o para ser turistas. Se ha hablado mucho de unos hipotéticos “pasaportes de inmunidad”, pero aun no hay evidencia científica contundente respecto a la inmunidad para la covid-19, y habrá que trabajar en la estabilidad y homologación de las pruebas que se apliquen para certificarla.
No hay muchos ejemplos de dónde echar mano para tropicalizar buenas prácticas o atajos emocionales para contener nuestra ansiedad. Asia y Europa nos llevan algunas semanas de ventaja en aprendizajes sobre cómo volver a eso que llamábamos normalidad cuando la pandemia aún acecha. Y leo en esta nota que, insospechadamente o no, la industria del cine porno tiene algunas lecciones para esta crisis de salud global, pues con el PASS Program (Performer Availability Scheduling Services) han logrado superar muchos de los mismos desafíos que cualquier programa de prueba de covid-19 a gran escala podría enfrentar: “mantener seguras las bases de datos de información médica privada, evitar la falsificación de resultados, lidiar con resultados falsos positivos y educar a los trabajadores sobre la necesidad de repetir las pruebas para mantener seguros los lugares de trabajo”.
Sé que un cliché decir que el mundo no volverá a ser el mismo; no me queda claro si es un cliché optimista o pesimista. Por lo pronto, les confieso que me alegraré si nunca más volvemos a saludarnos de mano. No era higiénico…
Es politóloga, periodista y editora. Todas las opiniones son a título personal.