Se dice que el progreso moral no ha llegado tan lejos como el progreso tรฉcnico. Es discutible.
De la geometrรญa griega y la ingenierรญa romana al lanzamiento de satรฉlites, el salto ha sido vertiginoso. Pero no mรกs que la emancipaciรณn de la mujer. Y el derecho femenino al voto (un progreso moral) empezรณ un siglo antes que la pรญldora anticonceptiva (un progreso tรฉcnico).
Del progreso moral, hay antecedentes en la naturaleza. La solidaridad es obvia en el cuidado de las crรญas. Tambiรฉn existe el altruismo animal: arriesgarse y hasta sacrificarse para salvar a otro. Todavรญa mรกs notable si el otro no es de la misma especie, como el perro que salva a un niรฑo.
Darwin fue mal leรญdo por el “darwinismo social” de Herbert Spencer (1820-1903), que predicรณ la “selecciรณn natural” de los triunfadores despiadados en el mundo del poder, la fama o el dinero. Y por Francis Galton (1822-1911), que tuvo la peregrina idea de mejorar la especie humana cruzando los mejores hombres con las mejores mujeres, como se hace con el ganado. (La novela Un mundo feliz de Aldous Huxley es una sรกtira de la eugenesia).
La misma idea grotesca tuvieron los creadores de un banco de semen de genios reconocidos (vรฉase en la web: Nobel Prize Sperm Bank).
Richard Dawkins (El gen egoรญsta. Las bases biolรณgicas de nuestra conducta, 1976) llevรณ el darwinismo a los genes y negรณ el altruismo: “No hay tal
en la naturaleza, ni lo ha habido en la historia”. Curiosamente, llama egoรญstas a los genes, que es como llamar egoรญsta al Vesubio por su indiferencia a los desastres.
Con mรกs sentido evolutivo, Piotr Kropotkin escribiรณ El apoyo mutuo, un factor de la evoluciรณn (1902).
El apoyo mutuo culminรณ en las doctrinas de “libertad, igualdad, fraternidad” del cristianismo, la Revoluciรณn francesa, el liberalismo, el socialismo y otros ismos, con desviaciones, regresiones y crรญmenes cometidos en su nombre.
No hace tantos milenios, el infanticidio, la guerra, la esclavitud, los sacrificios humanos y el canibalismo eran comunes. Los torneos macabros del circo romano y las hogueras de la Santa Inquisiciรณn fueron espectรกculos populares.
Hasta el siglo XIX, la conquista, el colonialismo, la discriminaciรณn, la pena de muerte, la tortura, los malos tratos (a mujeres, niรฑos, subordinados, pobres, presos, animales, bosques, mares, ambiente) parecรญan realidades de la vida, no escรกndalos que exigen soluciรณn.
Hasta principios del XX, la guerra no escandalizaba ni a las mejores conciencias europeas. En 1914, muchos fueron a la Gran Guerra con la alegrรญa de participar en algo noble, รฉpico, glorioso. Los himnos nacionales (casi todos decimonรณnicos) lo reflejan: “Mexicanos, al grito de guerra”…
El desprestigio de la guerra es un progreso moral reciente, una mutaciรณn de la conciencia que destruyรณ un fetiche milenario.
El siglo XX, con todos sus horrores (guerras mundiales, racismo, persecuciรณn de minorรญas, gulag, hornos crematorios, bombas atรณmicas, comunismo, nazismo, fascismo), y quizรก por la experiencia de tales horrores, terminรณ siendo un siglo de progresos morales.
La no violencia de Gandhi y Martin Luther King, el pacifismo, los movimientos por el desarme y los derechos humanos, el repudio a la pena de muerte, el ecologismo, la tipificaciรณn del genocidio, el feminismo, los derechos de los niรฑos y la defensa de los consumidores son progresos recientes.
Mรกs reciente aรบn (1993) es el reclamo de transparencia del poder, un progreso que rompe con la tradiciรณn milenaria del secreto de Estado.
Exigir transparencia y afirmar los derechos humanos frente a la autoridad es negar la soberanรญa del poder, algo antes inconcebible.
En la tradiciรณn autoritaria, el Estado es soberano, sabio y justo. Siempre tiene razรณn. Puede juzgar, pero no ser juzgado. Asรญ tambiรฉn la Iglesia, los padres, los maestros.
La creaciรณn de organismos internacionales para negociar, juzgar, mediar y, en lo posible, resolver conflictos ha sido un progreso moral del siglo XX.
Mรกs avanzado serรญa crear una fuerza pรบblica de las Naciones Unidas que sus miembros dรฉbiles puedan contratar para garantizar sus fronteras y su independencia, ahorrรกndose un ejรฉrcito propio.
Se dirรก que el progreso de la conciencia moral no tiene efectos prรกcticos, pero los tiene. Y mรกs cuando se vuelve conciencia pรบblica, gracias a la prensa libre y la libertad de expresiรณn.
(Monterrey, 1934) es poeta y ensayista.