La revista The Economist (4 de junio 2016) dedicรณ cinco pรกginas a examinar la idea de un ingreso bรกsico universal. La revista The New Yorker (20 de junio 2016) hablรณ de apoyos a la idea, tanto de izquierda como de derecha.
La revista Plural, 43 aรฑos antes, cuando la dirigรญa Octavio Paz, lo propuso ("Repartir en efectivo", noviembre de 1973). Y se pueden dar buenas razones.
Redistribuir es justo. El producto nacional es obra de todos, y es natural que todos participen del resultado. Los incentivos y recompensas a la creatividad y los esfuerzos individuales deben complementarse con el reparto de una fracciรณn del producto nacional entre todos los ciudadanos, por el mero hecho de serlo: como un dividendo a los socios de la sociedad.
La fracciรณn debe ser pequeรฑa, por razones polรญticas y prรกcticas.
La distribuciรณn debe ser transparente, sencilla y de poca administraciรณn. Para esto, lo mejor es el reparto en efectivo (no en especie) y la difusiรณn gratuita de servicios telecomunicables.
Los servicios de salud y educativos cuestan mucho, sobre todo por la presencia fรญsica y la atenciรณn personal de mรฉdicos y maestros. Con ese modelo, es difรญcil llegar hasta los รบltimos rincones del paรญs. Pero un servicio mรฉdico de consulta gratuita por telรฉfono sรญ puede ser universal. En lugares remotos, puede haber una enfermera local que pida instrucciones por su celular (y hasta transmita imรกgenes del paciente con datos como el pulso, la presiรณn, la temperatura).
Tambiรฉn la educaciรณn a distancia tiene muchas oportunidades por la web, modernizando la tradiciรณn de los cursos prรกcticos por correo (para el entrenamiento de enfermeras, cultivo de hortalizas, oficios de la construcciรณn, clases de guitarra y hasta educaciรณn superior).
El reparto de dinero en efectivo serรญa complicado enviando cheques por correo o llevando billetes. Lo prรกctico es usar la credencial de elector como una especie de tarjeta de dรฉbito.
La mecรกnica del reparto puede ser muy sencilla. Se declara un dividendo social (digamos, de $5,000 por ciudadano empadronado) para el aรฑo en curso, cobrable en cualquiera de los bancos participantes, con la credencial de elector. Los bancos pasan la cuenta al fisco y le cobran una comisiรณn. El fisco financia todo con un impuesto predial federal. Mejor aรบn: reduciendo el gasto en tonterรญas.
No hay que subestimar lo que se puede comprar con $5,000 anuales: mรกquinas de coser o tejer, bicicletas, herramientas, capital de trabajo para micro-empresas. Ni subestimar los aumentos de empleo y productividad resultantes. En los censos econรณmicos puede verse que, en proporciรณn al capital, las micro-empresas producen mรกs que las grandes y generan mรกs empleos.
Tambiรฉn hay que repartir dinero como prรฉstamos que lo sean de verdad: que se paguen, y con intereses, gracias a que aumentan la productividad. Los intereses de los microcrรฉditos no deben ser agiotistas, pero tampoco subsidiados (porque esto exige mucha administraciรณn). Deben ser superiores a los bancarios (porque los crรฉditos pequeรฑos son mรกs costosos de administrar, en proporciรณn a la cantidad). Pero se pagan solos con el aumento de ingresos que generan.
Hay que fomentar, paralelamente, una oferta de medios de producciรณn baratos que aumenten la productividad y el empleo con inversiones mรญnimas. Las mรกquinas de coser de pedal tienden a desaparecer. Deberรญan rediseรฑarse para comunidades aisladas. No es tan difรญcil desarrollar una mรกquina simple, sรณlida y barata, que no se descomponga, que no requiera mantenimiento especializado, ni aprendizajes especiales; que se pueda empaquetar de manera compacta, para hacerla llegar hasta los lugares mรกs apartados, y que se preste a la distribuciรณn masiva (en tiendas) y a la venta directa por televisiรณn.
La pobreza es mayor en las localidades de menos de mil habitantes. Los arraigos locales son muy fuertes, y deben apoyarse con recursos para que sea posible vivir mejor sin emigrar. Esa misma poblaciรณn, trasladada a la Ciudad de Mรฉxico, costarรญa mucho mรกs a las finanzas federales, sin que su bienestar fuera mayor.
El reparto en efectivo como un ingreso bรกsico universal y los microcrรฉditos productivos que se pagan solos con lo que producen mejoran el bienestar y la productividad, sin el estigma de la limosna ni los abusos del clientelismo.
(Reforma, 31-VII-16)
(Monterrey, 1934) es poeta y ensayista.