Música en una casa de Luis Barragán

Casa Pedregal, proyecto concebido por César Cervantes, pone la música al centro de un espacio arquitectónico único.
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Desde hace seis años, en la Casa Pedregal tienen lugar conciertos privados que representan una apuesta por la difusión y revitalización de la vida y cultura musical del país, en una etapa en la que el apoyo oficial a las artes se encuentra a la deriva. Situada en la colonia Jardines de Pedregal, en la Ciudad de México, esta casa es el centro del proyecto cultural concebido por César Cervantes, quien la restauró y reside en ella con su familia desde 2013.

Gracias a la iniciativa de Cervantes, en este inmueble, hito de la arquitectura moderna y ejemplo del estilo único del arquitecto mexicano Luis Barragán, se promueve el trabajo de intérpretes de distinto estilos y géneros musicales (entre los cuales, debo agradecer, me encuentro yo misma). Entre los memorables conciertos que han tenido lugar en esta casa están el de la cantante, compositora y multinstrumentista Julieta Venegas, y los de música de cámara contemporánea y latinoamericana de agrupaciones como Ónix Ensamble y el cuarteto de percusiones Tambuco. También han tenido gran resonancia las propuestas experimentales de la cantante Natalia Ángel, los recitales jazzísticos del pianista Alex Mercado y los que he tenido el gusto de realizar con obras emblemáticas de la literatura pianística universal y mexicana de todas las épocas.

Hablé con César Cervantes cerca de este espacio donde la música, el diseño arquitectónico y otras manifestaciones artísticas confluyen en armonía.

¿Cómo llegaste a habitar esta joya arquitectónica en un lugar con tanta historia como el Pedregal?

Prácticamente toda mi vida he residido en el Pedregal, desde los seis o siete años. Tuve un par de intentos de vivir en otras zonas que duraron solo un par de meses. Siempre regresaba al Pedregal y esto me hizo reflexionar acerca del porqué. Y es que me gustaban las calles, los jardines, la arquitectura del Pedregal –la original, no la nueva, por la que tristemente están derrumbando casas con valor arquitectónico, y que considero pretenciosa e imitativa de estilos que no corresponden a este lugar. Comprendí con el tiempo que lo que me atraía del Pedregal estaba relacionado con la personalidad y las obras de Luis Barragán.

Aunque yo conocía esta casa y había podido rescatar algunas viviendas del famoso estilo Pedregal, solo empecé a interesarme en este inmueble ‒en aquel entonces Casa Prieto‒ cuando fue puesto en venta, porque estaba en peligro por las malas condiciones en las que se encontraba. Además, existía el riesgo de que cualquier persona o grupo quisiera remodelarlo como un hotel o centro comercial, y esto conllevaba el fraccionamiento y la alteración de la arquitectura y el diseño de Barragán.

En mi afán de ayudar a preservar El Pedregal, busqué amigos que tenían recursos para comprar la casa y también coleccionistas en el extranjero, pero a nadie le interesó. El tiempo se agotaba y una buena noche, sin consultar con nadie, tomé la determinación de comprarla. Solo tenía una mínima parte del dinero y pedí a las dueñas seis meses ‒que se convirtieron en un año‒ para que me esperaran. Afortunadamente aceptaron. Esta es la primera y única casa diseñada por Barragán que se ha vendido hasta el día de hoy.

En el transcurso de ese año de negociaciones, seguí estudiando la arquitectura de Barragán y en particular de esta casa. Busqué a todos los que trabajaron con él y aún vivían: los que habían fabricado los tapices originales para la sala, los muebles, al herrero. Así encontré personas y datos maravillosos, entre estos un lote de fotografías tomadas por Armando Salas Portugal: extrañamente, la familia dejó atrás una serie de cajas abandonadas donde había montones de fotos y películas de los primeros años de la edificación, y allí encontramos muchísima información.

Tomé la decisión de adquirir este inmueble por retrasar quizás su demolición, o para venderla en lo mismo que me había costado. Sin embargo, fue tan emocionante la restauración, que cada día yo pertenecía más a la casa. Cuando la terminé, varias personas querían comprarla, pero no la quise vender.

¿Por qué decidiste comenzar la serie de conciertos mensuales en la Casa Pedregal?

El primer evento festivo que hicimos en Casa Pedregal fue casi terminando la restauración, cuando recibimos la visita de Federica Zanco, directora de la Fundación Barragán en Suiza. Ella y esta institución me ayudaron con mucha información y datos para la restauración de la casa. Esta reunión, que era la primera en la que los moradores de las casas de Barragán y algunos amigos nos juntábamos, fue una velada magnífica, en la que fuimos descubriendo muchos detalles de interés mutuo sobre la obra de Barragán y que nos dejó una experiencia espiritual muy placentera.

Muy poco tiempo después, el gran detonador para el inicio de los conciertos fue el terremoto de 2017. Decidimos en este momento apoyar a Juchitán, porque era el lugar afectado más alejado de la capital. Le propuse a Julieta Venegas hacer un concierto en beneficio de esta ciudad; ella no lo pensó ni dos segundos, cobramos muy poco y en la casa no cupo una persona más. Con el dinero que se recaudó se hicieron maravillas. A este siguieron varias actuaciones muy informales sin un programa, solo con la intención de seguir auxiliando a Juchitán.

En la pandemia organizamos un par de presentaciones aisladas hasta que, junto con Pamela Ocampo, Paula Amor y contigo, Ana, decidimos darle un poco más de seriedad después del hermoso recital que nos ofreciste. Las audiciones han sido maravillosas y van muy bien. Para mí fue sorprendente que Ricardo Gallardo, de Tambuco, me comentara que después de tocar por treinta años en todo tipo de lugares y escenarios, el concierto en la Casa Pedregal había sido el mejor de todos, el más emotivo y efusivo, el de mejor acústica y mayor conexión

En estos eventos íntimos no hay un fin de lucro, sino generosidad y la necesidad de compartir el arte. Abrir la casa y mantenerla de esta forma, para la entrada de un público reducido, es un acto de promoción cultural. Cada persona que nos visite sabrá por qué es importante conservar el patrimonio de cualquier índole, no solo el arquitectónico. Entre los asistentes a los conciertos hay muchos que son conocedores de música y vienen felices. Otros acuden por primera vez en su vida a un recital de música clásica y a lo mejor les gusta y seguirán viniendo, o algún día visitarán con más tranquilidad y facilidad cualquier sala de conciertos.

En Casa Pedregal se aprecia la maestría de Barragán al jugar con el diseño arquitectónico, la luz de los espacios, los colores y las texturas. ¿Podríamos decir que su concepción de enlazar todo tipo de manifestaciones artísticas está presente también en estos conciertos íntimos?

Absolutamente. Los conciertos íntimos, inclusive la presencia en esta casa del piano Blüthner, son maneras de homenajear a Barragán. Aunque casualmente este instrumento se comenzó a fabricar cuando se inició la edificación de la casa en 1949, estoy seguro de que la perfecta acústica que tiene la sala donde se realizan los conciertos no es mera casualidad, pues Barragán era un gran amante y conocedor de la música.

Además, esta casa, con su arquitectura y diseño, tiene la virtud de abrir los sentidos: el olfato, la vista, el tacto; y como el espacio es amplio, existía la oportunidad de compartir todo este arte. No hemos hecho más que aprovechar el legado y compromiso que nos legó Barragán.

Corren tiempos difíciles para las bellas artes. Según tu criterio, ¿cuál es el papel que deben tener los esfuerzos privados y los institucionales en lo que toca a la promoción de la música?

El cambio debe estar en la combinación de varios factores, los creadores, los espectadores, la iniciativa privada y el gobierno, y en dejar de pensar que la cultura solo son las bellas artes. Cultura es todo, la forma de vestir, elaborar los alimentos, la indumentaria y la historia. Como yo lo veo, el énfasis de los recursos oficiales se ha enfocado en las culturas populares o el urbanismo, distantes de las bellas artes y esto ha provocado que estas últimas y sus cultores la estén pasando fatal.

Creo que todos debemos asumir un papel más activo para abrir y generar foros para escuchar la música en vivo, y revivir lo bonito que podamos del pasado, facilitando la difusión de toda la cultura y no solo una parte de ella. No pretendo darle toda la carga al gobierno, aunque pienso que hay cosas que podrían hacerse mejor, como facilitar la difusión y promoción de toda la cultura, apoyándola como han hecho con el cine.

Es brutal lo que las instancias oficiales destinan a la industria cinematográfica, en detrimento de artes como la música y literatura. Hay un programa de apoyo al cine mediante los impuestos directos de los empresarios, sin pasar por Hacienda, y esto es algo que lamentablemente no ocurre con el resto de las bellas artes. Sería muy bueno y necesario involucrar esta manera de sostén financiero del sector privado a la música. Los empresarios no podemos vivir sin música, y tampoco la sociedad.

¿Cómo planeas a largo plazo asegurar la sostenibilidad y el crecimiento de este proyecto?

Al igual que con las salas de concierto, muchas personas se sienten incómodas con el formalismo de las galerías y los museos. En Casa Pedregal decidimos acercar algunos artistas plásticos a nuestro espacio, para hacer que se puedan disfrutar las exposiciones como un hecho cotidiano, lejos de la rigidez de los espacios tradicionales, de una manera similar a lo que logramos con los conciertos íntimos.

También tenemos la intención de hacer proyecciones de cine en el patio. Me gustaría además encontrar otra casa de interés arquitectónico, o un espacio al que no se tiene acceso de manera habitual, donde las personas puedan encontrarse con amigos, una buena bebida y un concierto, y así poder realizar un programa semanal o quincenal. Sueño con seguir haciendo estos conciertos en casa y expandirlos en beneficio de todos. ~

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Ana Gabriela Fernández (Cuba-México) es pianista. Graduada de maestría y doctorado con mención honorífica en la UNAM. Ha obtenido diversos premios en certámenes nacionales e internacionales. Ha realizado numerosos recitales y conciertos en Cuba, Estados Unidos, Canadá y México.
Ha sido becaria del Belgais Center for Arts con Maria Joao Pires, en Castellón Branco, Portugal y de la OAcademy (2022), con la pianista venezolana Gabriela Montero. Funge como coordinadora institucional del sitio Zona Paz y es candidata al posdoctorado en el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM.


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