La semana pasada me referĆ a la curiosa historia de cĆ³mo Elena Garro y su hija, Helena Paz Garro, sostuvieron que habĆan visto a Lee Harvey Oswald en casa de sus parientes DurĆ”n Navarro, donde solĆa haber fiestas para bailar twist, siete semanas antes de que asesinara a John F. Kennedy. TambiĆ©n me referĆ a cĆ³mo, un aƱo mĆ”s tarde, (en noviembre de 1964) las Elenas decidieron ir a contar el episodio a la embajada de los Estados Unidos.
(Insisto en que la cantidad de informaciĆ³n que ese relato generĆ³ en los expedientes oficiales āde la PGR mexicana a todas las agencias estadounidenses involucradas en la investigaciĆ³n del magnicidio, asĆ como en las decenas de libros y cientos de sitios web de los miles de aficionados a desentraƱar el caso Kennedyā terminĆ³ por abrir una abundante subsubtrama, la que se llama āFamosa escritora mexicana vio a Oswaldā de la subtrama āOswald en Mexicoā, de la trama āOswald ĀæasesinĆ³ a Kennedy?ā.)
Todos los estudiosos del caso Kennedy (los que le creen a la ComisiĆ³n Warren y los que no) han revisado los testimonios de las Elenas, asĆ como los anĆ”lisis y seguimientos que de ellos hicieron la CIA y el FBI y tutti cuanti. La mayor parte desdeƱa sus relatos como desinformaciĆ³n calculada para implicar a Fidel Castro en el asesinato. Los otros, predeciblemente, los defienden y argumentan que fueron diluidos o menospreciados con objeto de proteger a Fidel Castro. Ć vous de choisirā¦
Abrevio el resumen oficial del caso en los Archivos Nacionales de EUA, con los Findings del House Select Comitee on Assasination, HSCA, que creĆ³ el Congreso para analizar a la ComisiĆ³n Warren. Ese ComitĆ© investigĆ³ tambiĆ©n el viaje de Oswald a MĆ©xico y analizĆ³ la informaciĆ³n del cĆ³nsul cubano Eusebio AzcuĆ© quien, en 1963, dijo que āun hombre que fingiĆ³ ser Oswaldā solicitĆ³ una visa para ir a Cuba. (En algunas versiones, incluyendo las de las Elenas, el cĆ³nsul AzcuĆ© solĆa ir a bailar twist a casa de los DurĆ”n Navarro.)
TambiĆ©n investigĆ³ dos alegatos plausibles, aunque no demostrados, sobre cuestiones que no se habĆan revelado antes: el de la escritora mexicana Elena Garro de Paz que sostuvo que Oswald y dos compaƱeros acudieron a una fiesta de twist en casa de RubĆ©n DurĆ”n, cuƱado de Silvia DurĆ”n, secretaria del cĆ³nsul AzcuĆ©, quien atendiĆ³ a Oswald cuando pidiĆ³ la visa.
La importancia del alegato de Garro āademĆ”s de indicar tratos de Oswald con personas que la ComisiĆ³n Warren no investigĆ³– radica en la descripciĆ³n que aporta sobre uno de esos compaƱeros: un flaco de cabello rubio, misma descripciĆ³n del sujeto que fue a pedir la visa al consulado cubano y dijo llamarse Oswald. Aunque la descripciĆ³n no corresponde a Oswald, Silvia DurĆ”n dijo que era el acusado de matar a Kennedy. AzcuĆ©, por su parte, lo negĆ³.
El ComitĆ© no logrĆ³ corroborar el alegato de Garro, aunque Silvia DurĆ”n confirmĆ³ que hubo una fiesta de bailar twist y que Garro acudiĆ³ a ella. NegĆ³ en cambio que Oswald hubiera estado ahĆ.
El ComitĆ© concluyĆ³ que el alegato de Garro ameritĆ³ ser investigado cuando la CIA lo escuchĆ³ en 1964 y que, aĆŗn mĆ”s tarde, cuando Garro estaba disponible para declarar, la ComisiĆ³n Warren no quiso profundizar en el tema que, si bien no muestra una conspiraciĆ³n cubana, sĆ muestra que hubo personas con las que tratĆ³ Oswald que la ComisiĆ³n Warren ignoraba.
En la misma pĆ”gina oficial se incorporan las ānotasā que, a su vez, los analistas hacen a las observaciones del ComitĆ©. Esas notas seƱalan que la CIA
no investigĆ³ adecuadamente los alegatos Garro de 1964. Una revisiĆ³n del expediente indica que el asunto fue manejado con escepticismo porque los oficiales de la CIA al parecer consideraron que Elena Garro no era una persona del todo racional.
De acuerdo con un reporte de un agente Newman, incluido en el famoso āLopez Reportā (porque lo supervisa Edwin LĆ³pez; se trata de un apĆ©ndice del HSCA sobre el viaje de Oswald a MĆ©xico) fue poco despuĆ©s del magnicidio que Eunice Odio le pidiĆ³ a las Elenas que hospedasen un tiempo a la gringa misteriosa y espĆa sexy June Cobb, secretaria de la AsociaciĆ³n de Escritores de MĆ©xico (AEM) y agente de la CIA con el criptĆ³nimo LICOOKIE/1.
SegĆŗn Garro, mientras viviĆ³ en su casa, June Cobb insistĆa en hablar sobre el magnicidio. Un dĆa en que estaba de visita su hermana Deva Garro (esposa del pintor JesĆŗs Guerrero GalvĆ”n, que tambiĆ©n habĆa ido a bailar twist), Deva se pasĆ³ de copas y dijeron haber visto a Oswald y Cobb se abriĆ³ de capa y dijo que era agente de la CIA (en el mundo Garro asĆ obran los agentes de la CIA) y que ellas, las tres Garros, deberĆan ir a la corte de Texas a declarar:
Elena declarĆ³ que cuando rechazaron esa sugerencia, Cobb les dijo que ella podĆa arreglar una entrevista con el jefe de la CIA en MĆ©xico. Esta reuniĆ³n no se llevĆ³ a cabo porque Garro echĆ³ de su casa a Cobb por haber pateado a uno de sus gatos. Cobb no volviĆ³ a tener trato con ella.
Pero las dos Elenas le hicieron caso y fueron a la embajada a declarar, por primera vez, como ya vimos, el 17 de noviembre de 1964.
En octubre de 1965, Charles Thomas, āoficial polĆticoā de la embajada, las comenzĆ³ a interrogar de nuevo (tres veces hasta el fin del aƱo). Luego de tratar āotros asuntosā (cuya Ćndole no se describe), Garro y su hija se quejaron de que en 1964 no las tomaron en serio cuando fueron a declarar, por lo que contaron otra vez la fiesta del twist. Esta vez agregaron que los asistentes a la fiesta, temerosos de la CIA, se habĆan ido a esconder a Veracruz bajo la protecciĆ³n del gobernador Fernando LĆ³pez Arias. Al analizar este informe hay un agente que anota al margen āĀ”QuĆ© imaginaciĆ³n tiene!ā, pero otro ordena verificar y ahondar en el tema. El 25 de diciembre del mismo aƱo vuelven a interrogar a las Elenas, que repiten la historia pero con mĆ”s detalle:
āQue el filĆ³sofo Ricardo Guerra y su esposa, la escritora Rosario Castellanos, iban a ir a bailar twist, pero a la hora de la hora no llegaron. Que Ricardo Guerra es importante porque fue quien āindoctrinĆ³ en el marxismoā a su primo Horacio DurĆ”n Navarro.
āQue en otra fiesta de twist (pero no a la que asistiĆ³ Oswald, si bien en la misma casa de los DurĆ”n Navarro) escucharon al ādramaturgo procomunistaā Emilio Carballido y al cĆ³nsul cubano AzcuĆ© discutir acaloradamente sobre el presidente Kennedy y que los escucharon llegar āa la conclusiĆ³n de que no habĆa otro remedio que matarloā.
āQue Manuel Calvillo las llevĆ³ a esconderse a un hotel del centro luego de que Garro y su hija fueron a la embajada cubana a gritarles āasesinosā a los cubanos, y que ellas confiaron en Ć©l porque Calvillo era un agente secreto del gobierno de MĆ©xico, amigo del secretario NoĆ© Palomares y del presidente DĆaz Ordaz.
[El poeta Manuel Calvillo, segĆŗn el humor de Garro, siempre es agente del gobierno de MĆ©xico, pero a veces es castrista y en otras anticastrista. SegĆŗn la CIA tenĆa informantes en la embajada de Cuba, y la CIA āque le asesta el criptĆ³nimo LICHANT/1ā aprovecha sus informes, sin que Calvillo lo supiera. Pero esa es otra historiaā¦]
āQue Calvillo las registrĆ³ como āunas parientas de San Luis PotosĆā y que Garro y su hija se quedaron encerradas en el hotel sin salir durante una semana, hasta el 30 de noviembre (1963) y que cuando por fin volvieron a su casa, habĆa guardianes apostados alrededor.
āQue estando en ese hotel fue que vieron en la prensa las fotos de Oswald y lo identificaron como el gringo que habĆa visto en la fiesta; que le dijeron a Calvillo que habĆa que ir a la embajada a contarlo y que Calvillo les dijo que no que porque la embajada de Estados Unidos āestaba llena de comunistasā.
āQue su hermana Deva le dijo, dos meses despuĆ©s del magnicidio, que la habĆan buscado ādos agentes comunistasā para advertirles que nunca dijeran que habĆan visto a Oswald en la fiesta.
āQue Oswald se acostaba con Silvia DurĆ”n, la esposa de su primo Horacio. Cuando los agentes le piden que seƱale a alguien que pueda corroborar ese amasiato, Garro dice que VĆctor Rico GalĆ”n, āun periodista procastristaā.
Cuatro dĆas mĆ”s tarde, la CIA concluye que lo esencial de la entrevista es lo mismo que en 1964 y que
En vista de que los alegatos de la Sra. Garro de Paz ya han sido analizados antes sin encontrarles fundamento, no se tomarƔn mƔs acciones en lo que se refiere a sus recientes repeticiones de dichos alegatos.
Una seƱora del FBI, Anne Goddpasture, que analizĆ³ el expediente, le agregĆ³ que tampoco el FBI no encontraba sustento a las versiones de Garro pero que, de todos modos, tratarĆan de confirmarlas o refutarlas.
Pero el oficial Charles Thomas perseverĆ³, y seguirĆa investigando la subsubsubtrama Garro aĆŗn despuĆ©s de haber sido despedido del servicio diplomĆ”tico estadounidense, a saber si por exceso de diligencia o por haber caĆdo bajo el proverbial hechizo de la divina Elenaā¦
(continuarĆ”ā¦)
Es un escritor, editorialista y acadĆ©mico, especialista en poesĆa mexicana moderna.