Antes de encender la pira funeraria de Patroclo, Aquiles deposita como รบltima ofrenda un mechรณn de su cabellera rubia (Ilรญada XXIII, 141: xanthe khaite). Hace unos aรฑos, Netflix transmitiรณ una serie, basada, segรบn se decรญa en los crรฉditos, en โlos mitos griegos y Homeroโ. El actor que encarna a Aquiles, David Gyasi, es negro y calvo. A algunos colegas clasicistas mรกs puristas que yo, esto les pareciรณ ridรญculo. A mรญ me resultรณ divertido: en el reino de la ficciรณn cada quien puede hacer lo que quiera, y Aquiles puede ser negro o japonรฉs, hombre o mujer, enano o gigante, y todo depende de si funciona o no en la propia ficciรณn, de la misma manera que se puede ambientar Enrique VIII en Nueva York o en un pueblo de pescadores, con gangsters peleando entre sรญ o sustituyendo el cรฉlebre caballo que valรญa un reino por una moto. En mi opiniรณn, en ese caso no funcionaba porque Gyasi no hacรญa bien el papel: su Aquiles era simplemente malo, independientemente de que fuera negro, verde o amarillo. El de Brad Pitt tampoco mejoraba solo por el hecho de que en la pelรญcula de Petersen (2004) le pusieran, ahรญ sรญ, una bonita peluca rubia.
Ahora Netflix ha producido una nueva serie sobre Cleopatra, uno de cuyos puntos fuertes, tanto en el contenido como en el marketing, es que la reina era negra. Lo dicen casi en la primera escena. La diferencia entre la serie Troya, caรญda de una ciudad y Cleopatra es que esta รบltima se presenta como un documental y como resultado de una investigaciรณn histรณrica, mientras aquella era una serie de ficciรณn โbasada en los mitos griegos y Homeroโ. Basarse en algo no significa respetar cada detalle a pie juntillas, pero presentar algo como un documental, con presuntos expertos entrevistados y resultado de una investigaciรณn histรณrica sรญ es algo que, en principio, requiere mรกs rigor.
Este documental no tiene ningรบn rigor. Es una cadena de absolutos sinsentidos histรณricos, anacronismos, confusiones y medios matices muy malintencionados, en la que ya lo de menos es que se intente demostrar que Cleopatra tenรญa rasgos subsaharianos (que ya es un despropรณsito). Es que toda la geopolรญtica del Mediterrรกneo en la รฉpoca estรก mal contada y retorcida para dar una idea de Cleopatra que simplemente es inasumible en ese momento, como una especie de liberadora del tercer mundo. Es demencial. Ni Egipto era el tercer mundo en el siglo I a.C. ni Cleopatra era una especie de redentora de las clases bajas egipcias. Esto es conocimiento adquirido hoy dรญa. Ninguno de los expertos de primera lรญnea en el Egipto ptolemaico de hoy, ni historiador ni filรณlogo ni arqueรณlogo, participa en este bodrio: de hecho, como no los tienen, uno de sus expertos esโฆ una doctoranda de una universidad estadounidense bastante menor.
No habrรญa problema si fuera una serie de ficciรณn, pero presentar todos estos sinsentidos como historia ya es otra cosa. En la ficciรณn, Cleopatra puede ser negra, japonesa o australiana, liberadora de esclavos o khaleesi, Wonder woman o Capitana Marvel, mujer empoderada que โno se doblega ante ningรบn hombreโ (sic) o lo que se quiera segรบn la agenda que se tenga, pero otra cosa es intentarle tomar el pelo a un pรบblico desprevenido con imposturas histรณricas y anacronismos. No creo que la cosa llegue al punto de pedir que se vete la transmisiรณn de la serie, como ha pedido alguien desde Egipto, pero sรญ debe verse con precauciรณn y sabiendo que le estรกn intentando vender a uno como โnueva interpretaciรณn histรณricaโ algo que no tiene mucho sentido.
ยฟHay posibilidades de que Cleopatra haya tenido rasgos subsaharianos? Escasรญsimas, si no es que ninguna. Para empezar, cualquiera que haya leรญdo algo de historiografรญa romana sabe que un detalle como ese no lo hubieran dejado pasar: si Cleopatra hubiera tenido aunque sea una gota de sangre subsahariana y una apariencia como la de quienes se identifican como afroamericanos hoy en dรญa, tal como aparece en el documental de Netflix, todas nuestras fuentes, de Cicerรณn a Plutarco, lo hubieran dicho, y de nubia o etรญope no la hubieran bajado, si no es que directamente de pigmea. Se hubieran despachado muy a gusto. Y tampoco hubiera escapado ese detalle a las representaciones que conservamos. Es bien sabido que los retratos antiguos, sea cual sea su soporte, y mรกs cuando son de uso oficial, no suelen ser nada naturalistasโฆ pero esto difรญcilmente se hubiera obviado.
En el aรฑo 2000, el Museo Britรกnico montรณ una exposiciรณn sin precedentes sobre Cleopatra, que tuve la suerte de visitar. De ella surgiรณ un libro, Cleopatra of Egypt: from history to myth, publicado por Princeton University Press, en el que colaboraban treinta de los mรกs prestigiosos expertos en el Egipto ptolemaico, bajo la direcciรณn de Susan Walker y Peter Higgs. Pese al tiempo transcurrido, este libro sigue siendo el repositorio mรกs importante de representaciones y fuentes histรณricas sobre Cleopatra, no solamente por las que aparecen ilustradas ahรญ, sino por las citadas a lo largo de la obra. Quien quiera disfrutar hojeando el libro, llegarรก a la conclusiรณn de que Cleopatra debiรณ tener el fenotipo mediterrรกneo que en esa รฉpoca compartรญan por igual un levantino y un cretense: piel apiรฑonada, cabello negro casi con seguridad, pero mรกs probablemente lacio que rizado, estatura media y complexiรณn mรกs fuerte que la de una romana, mรกs los rasgos personales que mencionan muchas fuentes, empezado por la famosa nariz aguileรฑa.
Este fenotipo se corresponde bastante bien, ademรกs, con el de sus antepasados: como es bien sabido, los ptolemeos son de ascendencia macedonia, una lรญnea que debiรณ mantenerse bastante pura por la costumbre que adoptaron, a partir de Ptolemeo II y Arsรญnoe, de casarse entre hermanos, como hacรญan los faraones egipcios. Las posibilidades de que tuviera apariencia subsahariana, que en la serie se basa en el hecho de que la identidad de su madre no es conocida, es muy remota, tanto como que tuviera rasgos que hoy identificamos como egipcios. Un ptolemeo, incluso uno relativamente dรญscolo como Ptolemeo XII Auletes, no arriesgarรญa asรญ su trono y su descendencia.
Asรญ que Cleopatra no era negra pero tampoco se parecรญa mucho a Liz Taylor. Si hubiera que apostarle a una Cleopatra de ficciรณn, yo le apostarรญa a la de la serie Roma, interpretada por la actriz Lyndsey Marshal. Si hubiera que elegir una de las representaciones histรณricas, hay un cierto consenso hoy en dรญa en que el busto conservado en el Altes Museum de Berlรญn, realizado seguramente en la รฉpoca en que Cleopatra viviรณ en Roma junto a Cรฉsar, es el mejor candidato. ~
(Tuxtla Gutiรฉrrez, 1973) es profesor titular de Filologรญa griega en la Universidad de Salamanca, poeta y traductor. Su libro mรกs reciente es Quinientos epigramas griegos (Cรกtedra, 2021).