Foto: TASS via ZUMA Press

Gorbachov: otro mundo era posible

El pensamiento y la acciรณn polรญtica de Mijaรญl Gorbachov son todo un archivo donde leer que otro desenlace de la Guerra Frรญa era imaginable.
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Los historiadores de la Escuela de Cambridge han acuรฑado un malentendido en la conciencia histรณrica y, sobre todo, en la opiniรณn pรบblica, que llaman โ€œmitologรญa de la prolepsisโ€. Retoman este viejo tรฉrmino de la filosofรญa epicรบrea y estoica para aludir a los equรญvocos y las desmesuras de la anticipaciรณn.

La idea de que una reforma profunda del socialismo real debรญa conducir, a fuerzas, a la instauraciรณn de un capitalismo de corte neoliberal y a una democracia calcada de la estadounidense โ€“no digamos de la britรกnica o la francesaโ€“ es un buen ejemplo de aquella distorsiรณn. El malentendido no solo proliferaba entre las izquierdas inmovilistas de todo el mundo, en los aรฑos 80 del siglo pasado (de Fidel Castro a Kim Il-Sung), sino que serรญa compartido y practicado por el liberalismo mรกs superficialmente triunfalista a partir de entonces.

El pensamiento y la acciรณn polรญtica de Mijaรญl Gorbachov, hasta su renuncia en 1991, son todo un archivo donde leer que otro desenlace de la Guerra Frรญa era imaginable. Basta con volver a las pรกginas de su libro Perestroika (1987), publicado en Nueva York por Harper and Row y en Mรฉxico por Diana, para constatar que el proyecto del รบltimo lรญder de la Uniรณn Soviรฉtica, para su paรญs y para el mundo, no se parecรญa al que, trabajosamente, ha transitado del hegemonismo occidental de los 90 al esbozo multipolar de la รบltima dรฉcada, y que hoy ponen en riesgo la invasiรณn rusa de Ucrania y el ascenso de las nuevas autocracias.

Gorbachov fue el primer jefe del Estado soviรฉtico nacido despuรฉs de la Revoluciรณn bolchevique y formado polรญticamente despuรฉs del estalinismo. Los que lo habรญan precedido en el poder, Leonid Brezhnรฉv, Yuri Andrรณpov o Konstantรญn Chernenko, nacieron antes de 1917. Ese sentido de pertenencia a una nueva generaciรณn, decidida a romper con el hermetismo y la pesantez del rรฉgimen soviรฉtico, fue decisivo en aquella visiรณn, que asombra por su mezcla de sofisticaciรณn y humildad.

Lo primero que llamaba la atenciรณn de la prosa de Gorbachov, tan persuasiva como su oratoria, era el propรณsito explรญcito de quebrar la mentalidad binaria de la Guerra Frรญa. En la primera pรกgina de aquel libro se apelaba al โ€œsentido comรบnโ€ para debatir con โ€œlos ciudadanos de todo el mundo, sin excepciรณnโ€, los grandes problemas del โ€œfuturo de nuestro planetaโ€. Hablaba y escribรญa Gorbachov como un lรญder global, no como el caudillo de un flanco geopolรญtico de la derecha o la izquierda mundial.

Explicaba que la โ€œperestroikaโ€ o reestructuraciรณn de la economรญa consistรญa en la diversificaciรณn de las formas de propiedad y la flexibilizaciรณn del enfoque planificador para reactivar el crecimiento econรณmico, el acceso a crรฉditos e inversiones estratรฉgicas y el ensanchamiento del consumo y el mercado interno, sin abandonar las grandes prioridades del Estado soviรฉtico en materia de ciencia, tecnologรญa, salud, educaciรณn y cultura.

Decรญa tambiรฉn que aquella โ€œdescentralizaciรณnโ€ de la economรญa implicaba poner a la โ€œsociedad en movimientoโ€. No usaba el concepto de โ€œsociedad civilโ€, pero se acercaba a una formulaciรณn propia de nociones que en los aรฑos 80 y 90 manejarรญan autores como Jรผrgen Habermas y Anthony Giddens. Argumentaba que solo con los โ€œsovietsโ€, el partido, la juventud comunista y las organizaciones estatales era imposible liberar la iniciativa creadora desde abajo. Era preciso movilizar, tambiรฉn, a los sindicatos y los gremios, a las mujeres y las familias, a las naciones y comunidades regionales y locales.

Es cierto que en ese libro Gorbachov hablรณ de una โ€œrevoluciรณn desde arribaโ€, pero lo hizo en forma de pregunta, rechazando que su reforma fuera entendida como โ€œrevuelta palaciegaโ€. Sus insistentes citas de Lenin buscaban una protecciรณn doctrinal para sus ideas dentro de la nomenclatura, pero tambiรฉn intentaban insuflar horizontalidad y potencia centrรญpeta dentro de la estructura vertical del estado totalitario.

La glasnost o transparencia informativa era un componente central de aquella reforma. La liberaciรณn del debate sobre el pasado estalinista y soviรฉtico a un nivel insospechado durante el periodo del deshielo de Jrushchov, la apertura informativa y la permisividad de la interpelaciรณn pรบblica de la ideologรญa de Estado supusieron, en la prรกctica, el fin del monopolio doctrinal y comunicativo del Partido Comunista de la URSS.

Gorbachov defendiรณ la transparencia en tรฉrminos ilustrados: uno de los acรกpites de su libro se titulaba, justamente, โ€œmรกs luz para la glasnostโ€. Y llamaba a los intelectuales y a los periodistas a jugar un papel central en la dinamizaciรณn de la esfera pรบblica. Dado que Gorbachov era histรณricamente consciente de que la โ€œintelligentsiaโ€ habรญa sufrido el gulag y la represiรณn, la censura y el presidio, las ejecuciones y los destierros durante el estalinismo y el periodo del โ€œestancamientoโ€ de Brรฉzhnev, asignaba un papel central en la โ€œdemocratizaciรณnโ€ a artistas, escritores, acadรฉmicos y cientรญficos:

La democratizaciรณn ocurre en todas partes, adquiriendo formas crรญticas en algunos casos. Alguien hizo la objeciรณn de que iba a ser difรญcil trabajar en un ambiente en donde cada individuo es su propio filรณsofo, su propia autoridad suprema y cree que es el รบnico que tiene la razรณn. Contestรฉ que mucho peor es tratar con una intelligentsia pasiva, y con la indiferencia, la demagogia y el cinismo.

Si muchas de aquellas ideas sobre la โ€œdemocratizaciรณnโ€ hoy resultan ajenas o viven acosadas y a la defensiva en las propias democracias occidentales, mรกs distante parece su visiรณn del orden internacional, que podrรญa leerse como como refutaciรณn de Ilyรญn, Duguin y otros filรณsofos de cabecera de Vladimir Putin.

Gorbachov pensaba, desde luego, en una democratizaciรณn que no hiciera colapsar a la URSS, y que se expandiera por Europa del Este dotando de autonomรญa a los socialismos reales. Pero su promesa incumplida sigue ofreciendo lecciones y alternativas al geopoliticismo de hoy. No fue un traidor a la causa comunista, ni un profeta del mundo unipolar.

En los capรญtulos dedicados al โ€œnuevo pensamiento sobre el mundoโ€ se abandonaba el bloquismo tradicional del Kremlin en la era soviรฉtica. Gorbachov llamaba a los lรญderes occidentales a deshacerse de la โ€œdesconfianzaโ€, del โ€œmaniqueรญsmoโ€, del โ€œestilo paranoideโ€ de la Guerra Frรญa, como le llamara Richard Hofstadter, que llevaba a tratar a Moscรบ, en las cancillerรญas occidentales, como un โ€œimperio del malโ€, que fraguaba conspiraciones internacionales.

Ofrecรญa, a cambio, aceleraciรณn del desarme, compromiso tangible con la paz, impulso al comercio y la cooperaciรณn con Estados Unidos y Europa y una โ€œdistensiรณn de conflictos regionalesโ€ en el Tercer Mundo o regiones emergentes, como las de Asia, el Medio Oriente y Amรฉrica Latina, que, su juicio, tenรญan su origen en la intolerancia a la diversidad de โ€œmodelos de desarrolloโ€. Admitรญa que esos conflictos eran caldo de cultivo para el โ€œterrorismo internacionalโ€, pero insistรญa en conceder a la ONU la autoridad suprema en el combate a la inseguridad global.

Vale la pena regresar a aquellas pรกginas, treinta aรฑos despuรฉs de la desapariciรณn de la URSS y con la realidad histรณrica del mundo posterior a la Guerra Frรญa ante nuestros ojos. Lo que se desprende de la lectura es que Mijaรญl Gorbachov vislumbrรณ otro horizonte despuรฉs del Muro de Berlรญn. Un horizonte que estรก cada vez mรกs lejos de nuestro escenario inmediato por la pugna despiadada entre las grandes potencias del orbe.

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(Santa Clara, Cuba, 1965) es historiador y crรญtico literario.


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