Gabriel Zaid
The selected poetry of Gabriel Zaid. A bilingual collection
Introducción de Octavio Paz
Filadelfia, Paul Dry Books, 2014, 120 pp.
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“Estas aguas son tan transparentes que hay que asomarse largamente en ellas para comprender su profundidad.” Y la frase es tan buena que merece ser anónima. Gide la empleó para describir la prosa de La Bruyère. Yo, por mi parte, se la voy a aplicar a la poesía de Gabriel Zaid, en cuya limpidez se esconde algo, no un secreto, no una revelación, sino un problema: quién o qué está a cargo de esa superficie. En “Alabando su manera de hacerlo” Zaid establece una especie de poética en los dos últimos versos: “Y ni creo en la poesía autobiográfica / ni me conviene hacerte propaganda.” Sin embargo, la primera persona es una presencia constante en su poesía y nunca se percibe como un subterfugio, una máscara que escriba en nombre de ese “yo” para negarlo tan pronto se atreve a operar como brújula en los poemas. Al contrario, parece ocupar un sitio preciso que, en el poema “Desperté”, por ejemplo, adquiere exactamente el tono que le corresponde: el de una pregunta que se persigue la cola, pues, según el precepto irrompible del juego, el “yo” que la formula carece del privilegio de la expresión: “¿Soy / el autor de estos actos? ¿Soy el editor, / que los deja fluir o los corrige? / ¿Soy ese fluir de un manantial desconocido?” Nadie responde porque no hay nadie. La perplejidad no es una simulación o una retórica, ni tampoco una puerta de salida, sino el único lugar donde se vale esperar lo que viene después de las palabras. No sé qué o quién es, pero sospecho que Zaid sí. Por fortuna para el misterio, no se aventura a definirlo; quizás apenas lo esboce, como en el poema “Sol en la mesa”: “Se movió la ventana, / y el Espíritu Santo / bailó en un vaso de agua.”
(ciudad de México, 1959) es poeta y ensayista. Por su libro 'Muerte en la rúa Augusta' (Almadía, 2009) ganó en 2010 el Premio Xavier Villaurrutia.