De la democracia en EspaƱa

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Javier Pradera

La TransiciĆ³n espaƱola y la democracia

EdiciĆ³n e introducciĆ³n de JoaquĆ­n EstefanĆ­a

Madrid, FCE, 2014, 164 pp.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CorrupciĆ³n y polĆ­tica. Los costes de la democracia

Estudio introductorio de Fernando VallespĆ­n

Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2014, 260 pp.

Un sencillo experimento sociolĆ³gico consiste en repasar las orlas de sucesivas generaciones de alumnos que decoran los pasillos de tantos colegios espaƱoles. Las del Colegio del Pilar de Valencia no deben diferir mucho de las demĆ”s. Las primeras fotos, de los aƱos cuarenta, muestran grupos muy reducidos de jĆ³venes prematuramente envejecidos, vestidos muy formalmente. A medida que pasan los aƱos y la demografĆ­a se recupera, los grupos van aumentando de tamaƱo. Y de pronto, a mediados de los sesenta, un par de rebeldes aparecen sin corbata. El fenĆ³meno prende: a la altura de 1971 ya no se ve ninguna corbata, apenas alguna chaqueta y el pelo largo es habitual. Ese acelerado cambio estĆ©tico plasma a la perfecciĆ³n los cambios sociales, econĆ³micos y culturales que precedieron y permitieron la TransiciĆ³n espaƱola; si no la hicieron inevitable, al menos la hicieron posible, como recuerda en varias ocasiones Javier Pradera en La TransiciĆ³n espaƱola y la democracia, una obra en la que rechaza cualquier determinismo sobre el desenlace y niega medallas a quienes pretenden acaparar protagonismos.

Pradera, editor y periodista clave en la EspaƱa de la segunda mitad del siglo XX, falleciĆ³ el 21 de noviembre de 2011. Desde entonces han aparecido cuatro libros que llevan su nombre y desmienten a tĆ­tulo pĆ³stumo la acusaciĆ³n de Ć”grafo que recibiĆ³ en vida. En Camarada Javier Pradera (Galaxia Gutenberg, 2012), Santos JuliĆ” compone un retrato de la militancia comunista de Pradera escrito casi a cuatro manos con Ć©l, a partir de varios textos memorialĆ­sticos y una valiosĆ­sima correspondencia con Jorge SemprĆŗn. La mitologĆ­a falangista (1933-1936) (Centro de Estudios PolĆ­ticos y Constitucionales, 2014), una tesis doctoral nunca presentada (su militancia comunista y las detenciones sufridas hacĆ­an imposible una carrera acadĆ©mica) que acaba de aparecer con un estudio introductorio de JosĆ© Ɓlvarez Junco, es un excelente anĆ”lisis de la ideologĆ­a falangista y su estrategia en los aƱos previos a la guerra civil. Y por fin estĆ”n dos libros extraƱamente complementarios, que vienen a ser dos miradas sobre la democracia espaƱola establecida tras la muerte de Franco.

El primero, el ya mencionado La TransiciĆ³n espaƱola y la democracia, reĆŗne dos textos: un artĆ­culo publicado en una pequeƱa revista en 1992 en el que Pradera repasa los acontecimientos clave entre la muerte del dictador y la victoria del psoe en las elecciones de 1982, y “Una nueva visiĆ³n de la guerra civil”, una conferencia impartida en 2010 en el marco de un ciclo sobre la generaciĆ³n del 56, de la que fue miembro destacado. La relaciĆ³n entre ambos es evidente; como dice Pradera para cerrar la conferencia: “Transcurridos mĆ”s de cincuenta aƱos desde aquella fecha, todavĆ­a me sigo haciendo la ilusiĆ³n de que aquel pronunciamiento civil firmado por los descendientes de los combatientes y los muertos de ambos bandos contribuyĆ³ a la preparaciĆ³n del espĆ­ritu que hizo posible la TransiciĆ³n.” Con su habitual lucidez, Pradera destaca en esa mirada atrĆ”s dos ideas: que era fundamental cambiar la visiĆ³n de la guerra para poder construir un proyecto comĆŗn y que el excelente resultado final, una democracia consolidada y equiparable a los paĆ­ses de nuestro entorno no solo estaba lejos de la imaginaciĆ³n de los jĆ³venes opositores que protagonizaron los incidentes de febrero de 56, sino tambiĆ©n de sus deseos y de los del resto de los que se enfrentaron a la dictadura antes y despuĆ©s; ninguno de ellos hubiera afrontado los sacrificios que la disidencia conllevaba “a cambio de la monarquĆ­a de 1978”.

En parte por eso, como bien advierte JoaquĆ­n EstefanĆ­a en el prĆ³logo, hay una tentaciĆ³n adanista de volver a empezar de cero e invalidar todo lo que se ha avanzado en los Ćŗltimos cuarenta aƱos, quizĆ” tambiĆ©n porque al culpar a la TransiciĆ³n de todos nuestros males quedamos exonerados los que vinimos despuĆ©s. Pero aunque los problemas que la crisis actual ha sacado a la luz son indiscutibles, no de todo tiene la culpa la TransiciĆ³n, y ademĆ”s se puede tirar el agua sucia y salvar al niƱo. Para esa labor, el sintĆ©tico recorrido que Pradera hace de aquellos trepidantes aƱos tiene un valor indiscutible, asĆ­ como la identificaciĆ³n de las claves del proceso: “una transformaciĆ³n cualitativa de la cultura polĆ­tica espaƱola, basada hoy fundamentalmente en el diĆ”logo tolerante, la voluntad de acuerdo, la negativa a transformar al adversario en enemigo, la capacidad para abstraer del presente las ofensas recibidas en el pasado, el estudio de la historia para no repetir los errores y la orientaciĆ³n al futuro”.

Apenas dos aƱos despuĆ©s de esas optimistas lĆ­neas, una serie de fracturas evidentes del sistema le empujaron a escribir un fascinante ensayo que solo ahora, veinte aƱos mĆ”s tarde, ve la luz. CorrupciĆ³n y polĆ­tica. Los costes de la democracia es un estudio prologado por Fernando VallespĆ­n en torno a tres ejes: los casos de corrupciĆ³n que habĆ­an empezado a asomar (caso Juan Guerra, caso Rubio, caso Hormaechea, caso CalviĆ”…), la creciente profesionalizaciĆ³n de la polĆ­tica y el nuevo papel que los partidos polĆ­ticos habĆ­an ocupado en una democracia ya consolidada. No hace falta ser muy perspicaz para ver cĆ³mo las preocupaciones de Pradera hace veinte aƱos anticipan tres cuestiones clave de la crisis polĆ­tica e institucional en la que estamos. Leer sus reflexiones sobre la financiaciĆ³n de los partidos, su funcionamiento interno o las puertas giratorias produce un escalofrĆ­o: el elefante ya estaba en la habitaciĆ³n, pero logramos no mencionarlo mientras la galopante prosperidad nos tenĆ­a ocupados. El exponencial deterioro del sistema y de las instituciones que ahora vemos no puede ser por tanto achacado a un defecto de origen (aunque desde Eliade sabemos que toda religiĆ³n lleva consigo desde su primera formulaciĆ³n sus herejĆ­as): hemos tenido veinte aƱos para atajar los problemas, reformar lo que no funcionaba y plantear alternativas. Y los hemos desperdiciado.

La inteligente mirada de Pradera, su implacable prosa que avanza imparable al servicio de un razonamiento blindado, ya no pueden ayudarnos a desentraƱar las claves de la actualidad. QuĆ© hubiera dicho de Podemos, del auge independentista catalĆ”n, de los debilitados cimientos del edificio de la TransiciĆ³n. Pero al menos nos quedan sus anĆ”lisis y el espĆ­ritu que los anima, la independencia de criterio, la falta de complacencia con los propios, la bĆŗsqueda de razones sistĆ©micas mĆ”s allĆ” de las anecdĆ³ticas. OjalĆ” que como aquel manifiesto que firmĆ³ en 1956 sea un ejemplo y un ejercicio fructĆ­fero. ~

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Miguel Aguilar (Madrid, 1976) es director editorial de Debate, Taurus y Literatura Random House.


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