Miguel de Unamuno
Madrid, Taurus, 2012, 520 pp.
Evidentemente, una biografรญa constituye, ante todo, un ejercicio de comprensiรณn. Mejor o peor, pero de comprensiรณn. Incluso aquellas biografรญas que cargan el peso del lado de la informaciรณn y dejan la interpretaciรณn en la reserva lo son. Ahora bien, las buenas, las que llevan el ejercicio comprensivo hasta sus รบltimas consecuencias y terminan erigiรฉndose en un referente para el conocimiento de la vida y la obra de una persona, suelen equilibrar ambos aspectos, cuando no privilegiar de forma manifiesta el segundo. Por lo demรกs, ese acto interpretativo –que debe asentarse siempre, no hace falta aรฑadirlo, en un sรณlido andamiaje fรกctico– admite a su vez intensidades diversas, segรบn sea el grado de implicaciรณn del biรณgrafo en lo que estรก contando. Jon Juaristi ha optado en su Miguel de Unamuno por la mรกxima intensidad. Y le ha salido un libro magnรญfico, una de las mejores biografรญas que se han escrito en muchos aรฑos.
Es verdad que a favor de esta decisiรณn del biรณgrafo estaba la cantidad de prosa invertida ya en glosar la figura y la obra del biografiado –tal como puede comprobarse en el exhaustivo “Comentario bibliogrรกfico” con que Juaristi completa su ensayo– y la consiguiente necesidad de ir mรกs allรก. Sรบmese a ello la dificultad de aportar nuevos datos que ampliaran de modo sustancial lo conocido hasta ahora, o –por recurrir a un ejemplo del propio texto– la imposibilidad de discernir si la zapatilla que se le quemรณ en el brasero a Unamuno en la hora fatal de su muerte fue la derecha o la izquierda, y se entenderรก que al autor no le quedase mรกs remedio que optar por lo que optรณ. Aun asรญ, en su afรกn por trazar un retrato veraz de don Miguel y su circunstancia, podรญa haberse limitado a interpretar el enorme material existente separando el grano de la paja, corrigiendo errores –los Rabatรฉ, acaso por ser los autores de la biografรญa mรกs reciente y ambiciosa, se llevan la palma– y pertrechando el conjunto con cuantas reflexiones vinieran a cuento. Y no ha sido este el caso. Porque, si bien todo lo anterior se halla tambiรฉn en el libro, lo que hace de su Unamuno una obra redonda es otra cosa. El propio Juaristi alude a ella en el proemio –“Cรณmo se hace una biografรญa”, un tรญtulo de clara resonancia unamuniana– y hasta la describe profusamente. Me refiero a la comunidad biogrรกfica entre autor y personaje, concretada, entre otros aspectos, en la ciudad natal –Bilbao–; la lengua sobrevenida –el vascuence–; las crisis religiosas; los ataques de ansiedad; la militancia socialista; las oposiciones a instituto y universidad; el descuido de la filologรญa en beneficio del periodismo y la literatura, o el caer antipรกtico a los nacionalistas vascos. Es, pues, la singularidad del punto de vista lo que confiere a este libro un encanto maravilloso.
Lo cual no deberรญa inducir a creer que estamos ante una biografรญa entregada. En absoluto. La proximidad desde la que escribe su autor no le impide reconocer en Unamuno todo lo que este tenรญa, pongamos por caso, de energumรฉnico. O realzar, en mรบltiples ocasiones, sus contradicciones entre pensamiento y acciรณn –o entre pensamiento y pensamiento, y acciรณn y acciรณn–. O insistir en su engreimiento, tan connatural. O, lejos de intentar exculparle como han hecho otros biรณgrafos, reprocharle con vehemencia el haber escrito una “nota abominable” contra el alcalde republicano de Salamanca que acababa de ser asesinado por unos falangistas en una de las innumerables sacas de nuestra Guerra Civil. No, la comunidad biogrรกfica no supone ningรบn salvoconducto moral. Solo un mayor acercamiento, una mayor comprensiรณn del personaje, en la medida en que su vida –salvada sea la distancia temporal– ha transcurrido por unos derroteros parecidos a los del propio autor. La consecuencia de semejante artificio es la proyecciรณn de una enorme ternura sobre la figura del biografiado, una ternura que recuerda la que el comรบn de los mortales suele proyectar sobre los niรฑos o los viejos, tan proclives al exabrupto y la cabezonerรญa y, a un tiempo, tan indefensos. Como si Unamuno no hubiera dejado nunca de ser niรฑo –no en vano la infancia, lo seรฑala Juaristi, es omnipresente en su obra–, o como si ya hubiera nacido viejo.
Pero, envuelto en esa ternura, estรก el modus operandi, que es como decir la filologรญa. Porque se trata de Juaristi, claro. Pero tambiรฉn, y sobre todo, porque se trata de Unamuno y de su obra. El que esta obra posea una matriz notoriamente autobiogrรกfica permite al biรณgrafo un doble movimiento de aproximaciรณn: de una parte, el que consiste en glosarla en tanto que producto sustancial del pensamiento de su autor; de otra, el que resulta de ir descubriendo entre sus pliegos no pocas claves de la trayectoria vital del biografiado, lo que le lleva a menudo a refutar exรฉgesis anteriores, ya proponiendo una nueva lectura de un fragmento, ya puntuando debidamente ciertos pasajes, ya aclarando el sentido de determinado vocablo. Sin embargo, allรญ donde la prรกctica filolรณgica alcanza tal vez su mรกxima expresiรณn es en los รบltimos compases del libro, cuando Juaristi califica El resentimiento trรกgico de la vida –esas notas fragmentarias en prosa que Unamuno escribiรณ en plena Guerra Civil– de “gran poema modernista”. Los tres frondosos pรกrrafos que sirven de justificaciรณn al aserto constituyen por sรญ solos toda una lecciรณn de literatura.
Por lo demรกs, el libro se ajusta, como es lรณgico, al patrรณn de toda biografรญa. Es decir, va del nacimiento a la muerte del escritor, de 1864 a 1936, o, lo que es lo mismo, de los prolegรณmenos de una guerra civil, la Tercera Guerra Carlista –o de antes incluso, si tomamos en consideraciรณn los antecedentes familiares–, a los primeros meses de otra, la Guerra Civil por antonomasia –lo cual, tratรกndose de Unamuno, que tanto teorizรณ sobre las bondades catรกrticas de un enfrentamiento civil entre espaรฑoles, no deja de ser una ironรญa del destino–. A lo largo de estas siete dรฉcadas, la tormentosa historia de Espaรฑa se entrecruza con la no menos tormentosa historia del pensamiento europeo y sus fluorescencias hispรกnicas. Por una y por otra transita el personaje. A codazos, podrรญa aรฑadirse, tal es su afรกn por hacerse un hueco, por encontrar su lugar. Le vemos en el sitio de Bilbao, atento ya a lo que รฉl mismo, con el tiempo, bautizarรก como intrahistoria; en el Madrid de los primeros aรฑos de la Restauraciรณn, ejerciendo de universitario y poco mรกs; en Salamanca, claro, como catedrรกtico y pronto como rector; en los exilios a que le condenรณ el otro Miguel, el dictador, ya en Fuerteventura, ya en Parรญs o Hendaya, y de nuevo rector en Salamanca, donde hallarรก la gloria, el infierno y la muerte. Y le vemos abrazando el evolucionismo, tanto el de Spencer en lo cultural como el de Schleicher en lo lingรผรญstico, lo que le llevarรก, en el segundo caso, a romper con su vasquismo incipiente, en la medida en que el vascuence, lengua no flexiva, se le aparecerรก desde entonces como un impedimento para el anhelado progreso de sus coterrรกneos. Y, mรกs adelante, el objeto de sus deseos serรก el socialismo, en el que incluso llegarรก a militar; pero no por mucho tiempo: demasiado dogma, demasiada obediencia debida para un individualista acรฉrrimo como รฉl –ademรกs, el regeneracionismo cumplirรก mucho mejor esa funciรณn modernizadora a la que siempre aspirรณ–. Aunque nada tan efรญmero como su republicanismo, de carรกcter reactivo, producto mรกs de su oposiciรณn a la dictadura de Primo de Rivera que de una convicciรณn arraigada.
De todo eso y de mucho mรกs trata, in extenso, este Miguel de Unamuno de Jon Juaristi. Y lo hace desde la ternura, con una prosa brillante y caudalosa en la que el humor y la ironรญa –los episodios de la casta relaciรณn del escritor con Delfina Molina, la poetisa argentina que le sometiรณ a un verdadero acoso amoroso durante un par de dรฉcadas, no tienen desperdicio– sirven de contrapunto a la densidad del relato. Lo dicho: para enmarcar. ~
(Barcelona, 1956) es filรณlogo y periodista. Especialista en el escritor Josep Pla. En 2009 se publicรณ su obra mรกs reciente, 'Filologรญa catalana. Memorias de un disidente' (Barataria).