A la sentencia, a la flecha nietzscheana que encendida anunciaba la muerte de Dios, Lacan respondรญa con su conocida frase: โDios no ha muerto, es inconsciente.โ Hoy podemos decir, sin temor a equivocarnos, que el ensayista y escritor mexicano Juan Villoro ha encontrado la fรณrmula para elaborar la sรญntesis dialรฉctica perfecta, ha dado en la tecla adecuada para rasgar el velo de la anciana Aufhebung que tantos dolores de cabeza nos ha provocado desde Hegel porque, en efecto, Dios es redondo.
Valiente y decidido โla vanidosa colonia intelectual que nos abrasa suele tildar al escritor amante del futbol de herรฉtico incurable, y por mucho menos que deducir lances del juego desde Benjamin o Agamben, ha pretendido enviar al mรกs pintado a la hoguera de su fatuidadโ, empleando un estilo รกgil que combina la crรณnica periodรญstica con reflexiones sociolรณgicas siempre sugerentes, las jugosas anรฉcdotas personales con lo escuchado, lo vivido y lo sentido en su labor cotidiana, Villoro nos regala, en definitiva, un sentimiento que respira pasiรณn por cada poro del papel y que exterioriza en este libro โauto-reparadorโ con singular alegrรญa: su irrenunciable amor por el futbol.
Trata Villoro literariamente al futbol con el mimo que el buen futbolista trata a su preciada herramienta de trabajo, un balรณn que en la actualidad transpira lรกgrimas de felicidad pero tambiรฉn de cocodrilo, epicentro de una sinergia colectiva en ocasiones inexplicable โde allรญ entonces, aunque sรณlo quizรกs, su enigmรกtica seducciรณnโ, argamasa cosmรฉtica que fija los ladrillos apilados, uno sobre otro, del lazo social contemporรกneo. Convirtiรฉndolo en unidad de anรกlisis y partiendo de la hipรณtesis que apunta que el futbol sucede dos veces, una en la cancha y otra en la mente del pรบblico, el autor se infiltra en los intersticios de dicha encrucijada y acomete la tarea de diseccionar sus misterios, de resolver la cuadratura del cรญrculo comenzando por el principio, esa causa sui imprescindible, verdadero nรณumeno para los pseudoespecialistas que en vano han intentado cartografiarlo y que, por eso mismo, lo han desechado como problema sociolรณgico de primer orden: la รญntima relaciรณn que el futbol mantiene con la infancia.
โRecuperaciรณn semanal de la infanciaโ significa para Javier Marรญas el futbol, pensamiento que retoma Villoro para dotar de consistencia a su cadena conceptual ilustrada como โafรกn de pertenencia a un equipoโ, identidad primigenia con determinados colores o, mejor, โepidermis textilโ que oficia de autรฉntico motor inmรณvil para que el autor ponga en marcha su poderosa antena parabรณlica con el objetivo de llevarnos, de la mano de finas estampas y coloridas tarjetas postales, a los sitios y habitantes mรกs esperados (e inesperados) del planeta futbol, todo regado por supuesto con un elixir de interpretaciones provenientes de las bodegas mรกs selectas de la literatura y las ciencias sociales. Porque, ยฟno semeja una encantadora tarjeta postal la visiรณn de todo un Martin Heidegger presenciando, en vivo y en directo, las bellas artes de un jovencรญsimo Franz Beckenbauer? Y rango de estampita religiosa incunable adquieren sin duda las evocaciones al genio de Juan Josรฉ Arreola para aquellos que quisiรฉramos tomar en los brazos a la mujer amada y extenderla con un rodillo sobre la cama, despuรฉs de amasarla perfectamente con besos y caricias…
Eso sรญ: tal vez โaunque sรณlo tal vezโ pueda echarse en falta una inmersiรณn algo mรกs profunda a la hora de explicar los complejos mecanismos que definen a la infancia, etapa de la vida que a veces parece aflorar en Villoro como un mundo feliz, olvidando los temores e inocencias criminales que la constituyen como pรฉrdida, suma de restos inarticulados del โagujero negroโ del que hablaba Bernhard al referirse a ella, a Ella.
Sin tiempo siquiera para saborear el bocata de chorizo o para limpiar el asiento de pipas, vuelve el autor a seducirnos con el contenido del capรญtulo dedicado a la figura de Diego Armando Maradona, cuya vida estรก atravesada por una extraรฑa capacidad para sobreponerse a varias muertes breves, hรฉroe resucitado por el niรฑo que (nunca) pudo ser y hombre acosado, quiรฉn sabe, por esa vana costumbre que lo inclina al Sur, a cierta puerta, a cierta esquina.
Y en un libro tan exhaustivo y minucioso, donde las lรญneas que delimitan el campo son para Villoro el orbe mismo, no podรญan faltar las consideraciones acerca de los traspasos millonarios y otros excesos que, con su insidiosa fiebre, debilitan la razรณn existencial de ese juego llamado futbol. Asรญ, un inquietante anรกlisis, con nombres y apellidos de la Liga de las Estrellas, de los fichajes prenatales y disparates varios, le permite ofrecer un diagnรณstico que no por conocido resulta menos contundente y estremecedor: el mundo del futbol se halla en estado de demencia financiera. Crรณnicas de avezado reportero a pie de campo del รบltimo Mundial del siglo XX, el disputado en Francia en 1998, y a pie de tele del primero del siglo XXI, el jugado en Corea y Japรณn en 2002, sirven de prรณlogo al punto culminante de Dios es redondo, una serie de conversaciones con Jorge Valdano que el fiel amante del deporte rey disfrutarรก como lo que realmente son: conversaciones con el futbol en estado puro.
Explorar narrativamente las pasiones que suscita el futbol era el declarado propรณsito de Juan Villoro cuando el โsilbatazo inicialโ inauguraba su personal encuentro de palabras. Damos fe de que lo ha conseguido, de que ha logrado inventariar todas y cada una de las facetas que convierten al futbol en el juguete para adultos por excelencia de las sociedades que tienen nuestra edad y nuestra geografรญa. Y que esto asรญ sea es tambiรฉn, a pesar de todo o quizรกs justamente por ello, gracias a Dios, que es redondo. ~