Se necesitan muy buenas razones para escribir a estas alturas una novela sobre la guerra civil espaรฑola. La recurrencia de este periodo, tanto en cine como en literatura, ha generado una suerte de saturaciรณn, sobre todo en las nuevas generaciones. El tรญtulo del รบltimo libro de Isaac Rosa (ยกOtra maldita novela sobre la guerra civil espaรฑola!) es elocuente. Y sin embargo, algunas de las novelas mรกs aclamadas de los รบltimos aรฑos โpienso en Los girasoles ciegos y en El abrecartas, ganadora del premio Salambรณโ ahondan aรบn en el tema. Algo indica que sigue siendo necesario hablar del asunto o que, por increรญble que parezca, no se ha hecho lo suficiente.
El abrecartas es una novela epistolar en el sentido mรกs estricto del tรฉrmino. Toda la obra estรก conformada por distintas correspondencias entre personajes relacionados con el medio literario, artรญstico e intelectual espaรฑol, en una รฉpoca que va desde 1927 hasta el principio de los aรฑos ochenta. La novela comienza con una serie de misivas dirigidas a Federico Garcรญa Lorca por Rafael Romero Sanahuja, un amigo de infancia en su pueblo, Fuentevaqueros. La historia de este Rafica, poeta clandestino y soldado del frente republicano, da origen, despuรฉs de su trรกgica muerte, a otra serie de correspondencias en las que entran en juego diversos personajes.
Uno de los mayores logros de esta novela es la maestrรญa de Molina Foix para cambiar de tonos y estilos narrativos. Las cartas son muy distintas entre sรญ y en ellas sentimos realmente la presencia de sus autores, sus diferencias regionales e ideolรณgicas y las costumbres de su รฉpoca. Entre las historias que ahรญ se cuentan, estรก la del gran amor epentista del poeta Vicente Aleixandre, una relaciรณn interrumpida por la guerra y por un largo exilio. Casi todas estas correspondencias se intercalan con otras. Asรญ, la historia de Alfonso Enrรญquez, preso en Madrid por su intensa colaboraciรณn con el grupo de Alberti y Marรญa Teresa Leรณn en el rescate de obras de arte de las manos falangistas, se alterna con la de Manuela Riera de Enrรญquez y un amante misterioso, durante el encarcelamiento de su marido. Tanto los personajes de esta รฉpoca como aquellos que vienen despuรฉs (los hijos y los nietos de los republicanos), tienen en comรบn un interรฉs por el arte en sus diversas manifestaciones, una vida truncada por las circunstancias polรญticas y un dolor constante que lo impregna todo, incluso la libertad. Asรญ escribe Alfonso Enrรญquez a su esposa: โMi encarcelamiento me da una fuerza de aceptaciรณn. Tu libertad mutilada no tiene paliativosโฆโ Conforme avanza en la lectura de estas correspondencias, el lector comprende que todos los personajes estรกn relacionados de alguna manera. A pesar de que unos vivan en Granada y otros en Mรฉxico, unos en Barcelona y otros en Valencia, Marruecos o Montevideo, las vidas de estas personas se intersectan subrepticiamente. Con mucha delicadeza y โpor eso mismoโ con mucha eficacia, la novela pone de manifiesto los vรญnculos subterrรกneos que unen a todas las personas โvรญnculos que van mรกs allรก de las nacionalidades y los bandos y que a menudo se presentan como simples casualidadesโ y logra que tambiรฉn el lector relacione su historia personal con todas estas vidas escritas.
Los personajes comparten ademรกs, y sin saberlo, un mismo informante, Ramiro Fonseca, encargado de vigilarlos a todos y a quien la existencia trรกgica de estos hombres y mujeres le permitiรณ vivir, por usurpaciรณn, una vida que รฉl envidiaba. A este personaje detestable debemos la lectura del libro, pues es gracias a su robo que esas cartas, esos fragmentos de vida, llegan hasta nosotros. Ramiro Fonseca es el รบnico personaje borroso de la novela. A pesar de que รฉl mismo se encarga de contar su historia, de explicar sus razones y hasta de disculparse gritando en un interrogatorio que estรก โharto de traicionar su mรกs profundo serโ, sigue habiendo una gran incรณgnita en torno suyo y โmรกs allรก de รฉlโ en lo que representa, es decir, en todos los delatores y colaboracionistas del mundo: el placer morboso de observar a la gente asรญ como la incomodidad y la rabia del que vive vigilado o, lo que es peor, el que lo es sin saberlo, un tema de inquietante actualidad que tambiรฉn aborda la excelente pelรญcula de Florian Henckel von Donnesmarck La vida de los otros, relacionada en mรกs de un aspecto con la novela de Molina Foix (director de cine en sus ratos libres). Lo que mรกs incomoda de Fonseca no es su papel de denunciante, sino las contradicciones que de alguna manera lo absuelven. El abrecartas es una novela de una inteligencia tal que no se rebaja a emitir juicios de valor sino que opta por darle a los lectores la sensaciรณn de que estรกn ante los hechos y que les corresponde a ellos formarse sus propias opiniones. Sin embargo, al explicar tan bien las razones de Fonseca, al despojarlo de la condiciรณn de hijodeputa y presentarlo como un pobre frustrado vengativo, el autor nos deja desarmados. Como suele ocurrir al final de las dictaduras, nos quedamos con la desolaciรณn de las vรญctimas y sin culpables a la vista sobre quienes desahogarnos.
La violencia sin rostro deja heridas incurables y Molina Foix seรฑala cada una de esas llagas ocultas, transmitidas por generaciones. En sus cartas, los muertos nos recuerdan que la dictadura que conociรณ Espaรฑa hasta fines de los setenta no fue cerrada debidamente, de ahรญ que el fantasma de esos aรฑos siga rondando la esfera del arte y de la vida cotidiana como los sรญntomas de un trauma aรบn irresuelto. ~
(ciudad de Mรฉxico, 1973) es escritora. En 2011 publicรณ en Anagrama El cuerpo en que nacรญ.