El noir en la era hipster

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Varios autores

Vivir y morir en USA. Los mejores cuentos policiacos de Akashic Noir

Selección y prólogo de Johnny Temple

México, Océano, 2014, 560 pp.

Es indudable que la literatura “negra” en México es de las más gustadas, si no la que más. El apasionado romance entre lectores y escritores del género policiaco y negro ha hecho a un lado, como a un molesto chaperón, cualquier valoración pomposa sobre si es o no un género menor. Tan es así que Vivir y morir en usa, colección de 32 relatos negros y policiacos, ha sido traducida por otros tantos escritores mexicanos, que en ciertos casos ni siquiera practican el género pero gozan de las mejores credenciales en su oficio. Etiquetados en la contraportada como “algunos de los más relevantes escritores mexicanos nacidos después de 1968”, entre ese compacto grupo de narradores, me atrevo a sospechar, hay quien por lo bajo minimiza el género negro y policiaco o de plano no le interesa, pero chamba es chamba, promoción es promoción y mis especulaciones no son tema de esta reseña. Habría que hacer un paréntesis para mencionar que nada ha hecho más daño a los autores mexicanos de unos años a la fecha que las campañas publicitarias para prestigiarlos con calzador con frases como las que aparecen en la contraportada del libro. Cuando un puñado de escritores son promocionados en bloque, como es el caso de los autores y sus traductores en esta colección, se da por descontado que todos comparten el mismo nivel de calidad. Nada más falso, como en una suerte de juego de espejos, en ciertos casos hay una distancia clara entre los prestigios inflados y los ganados a pulso.

En México es común palpar una atmósfera de magnanimidad hacia los autores que escriben policiaco de parte de su contraparte “seria”, insuflada por premios y categorizaciones pomposas. El impacto que produce la literatura negra a nivel de lectores y ventas ha producido en años recientes un fenómeno curioso de culto masivo que no ha pasado inadvertido para las editoriales. El problema, insisto, es cuando una literatura se convierte en “subgénero” por la falta de oficio de los escritores e incapacidad de superar sus propios clichés y fórmulas narrativas.

Vivir y morir en usa reúne una larga serie de relatos criminales en diferentes ciudades estadounidenses. Para Johnny Temple, editor de este libro para Akashic Noir, la idea fue “publicar una antología de ficción organizada a partir de los barrios, y representar a cada uno de ellos por medio de un autor distinto […] buscábamos una gran diversidad de estilos, así que nos concentramos en el género noir en su sentido más amplio: relatos de luchas trágicas sin posibilidad de ser ganadas, personajes caídos sin el menor asomo de redención”. Esta guía de lectura se complementa con lo que el gran editor de noir y policiaco Otto Penzler, en una ambiciosa y disfrutable antología editada por él y James Ellroy, The best American noir of the century (Mariner, 2010), nos señala para entender las diferencias entre policiaco y noir: “Las obras negras, sean películas, novelas o relatos cortos son existencialistas, pesimistas; historias sobre gente, incluyendo (o especialmente) a los protagonistas, quienes están seriamente destruidos y son moralmente cuestionables. El tono es por lo general desolado y nihilista, con personajes cuya codicia, lujuria, celos y enajenación los llevan en una caída en espiral en tanto que sus planes y esquemas inevitablemente fallan.”

Las historias y personajes de esta bien cuidada colección de Vivir y morir en usa nos dan una nueva clave para entender al individuo urbano del siglo XXI (al menos en Estados Unidos): solipsista, desapegado de todo, de mentalidad infantiloide, violento, sin sentido del humor, propenso a las adicciones, erotizado pero desapasionado; siniestro y en casi todos los casos su móvil para delinquir no es el dinero ni la codicia, sino una morbosa atracción por infligir dolor a los otros. Si todo esto es cierto, la literatura noir y policiaca son el folclor del hombre común contemporáneo. Del homo urbanis, aquel que experimenta sus derrotas cotidianas arriba de un vagón del metro, cuando conduce en medio del tráfico a su trabajo o en busca de un empleo, o liga en bares oscuros y malolientes. Por esto mismo, la literatura negra se ha convertido en la más autentica de los últimos ochenta años (otra sería la de ciencia ficción), pues no solo no busca respuestas a la vida, sino que las niega. El hombre es depredador y autodestructivo. Punto.

No digo nada nuevo, pero no está demás tenerlo en mente pues en México prolifera una literatura que no distingue el noir del “policiaco” e insiste en un personaje principal –que invariablemente la hace de detective improvisado o es periodista– que persigue un crimen (y hasta lo resuelve, algo por demás inverosímil en este país) y tiende a ser bonachón, dipsómano y cachondo. Ha sustituido la lupa y la pipa por sus amplios conocimientos en música, licores o arquitectura, en vez de un Watson con el cual disertar, no se resiste a las citas cultas y tiene una amante, secretaria o compañera que invariablemente está “muy buena”.

En Vivir y morir en usa se respira un aire de distancia con respecto a las atmósferas y escenarios de los relatos. Bien escritos pero buena parte de ellos sin vida, como mandados a hacer en serie por una franquicia de noir exprés. Para ser una sociedad que venera el delito y la astucia criminal, y los vuelve incluso objeto de consumo a través de las artes y cultura populares, el libro funciona como un compendio del relato negro en una sociedad globalizada y políticamente correcta.

Las mejores narraciones están contadas desde la omnisciencia y en todos los casos por autores de reconocida efectividad: Don Winslow, George Pelecanos, Michael Connelly, Dennis Lehane, Lee Child o Lawrence Block.

En general, todos los autores seleccionados saben narrar, crear tensión, enganchar, pero su prosa no es perturbadora, no provoca sacudimientos emocionales ni ansia por leer más de cada uno de ellos (excepto, en lo personal, en el caso de Winslow y Pelecanos). Como en cualquier relato, puede estar escrito bien, mal o regular; todos los autores manejan muy bien las claves del género, pero eso no los exenta en muchos casos de ser predecibles y de copiar argumentos, atmósferas y estilos de los maestros del género (Ellroy, entre ellos).

El noir en la era hipster: una literatura negra donde hay más oficio que pasión. Si alguien busca contundencia y autenticidad, que mire para otro lado. ~

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