La vida suspendida

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7 de enero de 2015. En la sede del semanario satรญrico Charlie Hebdo se celebra una reuniรณn de contenidos, el tema de conversaciรณn es Sumisiรณn. La รบltima novela de Michel Houellebecq agita el panorama cultural y divide a los presentes, en sus pรกginas el escritor imagina una Francia en la que un partido islamista se ha hecho con el gobierno. Instantes despuรฉs la discusiรณn sobre Houellebecq empieza a confundirse con los gritos que llegan desde fuera de la sala. Los ahhh se mezclan con los Allahu akhbar. โ€œCuando no se la espera, ยฟcuรกnto tiempo hace falta para sentir que la muerte llega?โ€ escribe Philippe Lanรงon en El colgajo, el libro en el que narra cรณmo aquella maรฑana trastocรณ su vida para siempre. En el que recuerda a Charb, a Cabu, a Tignous, a Wolinski, a Marisโ€ฆ en el que evoca los minutos (ยฟo fueron segundos?) en que los โ€œasesinos de piernas negrasโ€ le arrastraron al abismo. Es tal vez ese, el capรญtulo en el que relata el atentado, el mรกs duro del texto. El principio del fin. El inicio de una nueva no vida. El momento en que Lanรงon pasรณ de ser un periodista de Charlie Hebdo y Libรฉration a convertirse en superviviente de un ataque terrorista en el que perdieron la vida doce personas.

La calle grita al unรญsono โ€œJe suis Charlieโ€, el miedo al terrorismo islamista invade las plazas y la gente alza la voz en defensa de la libertad de expresiรณn, pero mientras todo eso pasa Lanรงon solo es un hombre sin rostro, un herido que inicia una carrera de fondo, que lucha por adecuarse a un nuevo ecosistema. Un hombre que no sabe dรณnde estรก su telรฉfono mรณvil, que se pregunta si su bicicleta seguirรก frente a la redacciรณn del periรณdico, que se plantea si su novia se quedarรก a su lado ahora que unos pistoleros le han destrozado la cara y han dado al traste con sus planes de mudarse con ella a Nueva York. โ€œCon Gabriela estรก jodidoโ€, es lo primero que escribe en el hospital cuando le alcanzan una pizarra. En medio del caos la vida sigue latiendo.

El colgajo es la obra que Lanรงon ha escrito para rememorar todo lo que perdiรณ, para recordar todo lo que estuvo a punto de olvidar: ยฟcรณmo sobreponerse a los fantasmas de los compaรฑeros muertos? ยฟCรณmo huir de la imagen de la masa cerebral de Bernard Maris persiguiรฉndole como una anรฉmona? ยฟCรณmo seguir viviendo en la Tierra despuรฉs de atravesar el infierno? ยฟCรณmo hablar de algo que uno aรบn no ha asimilado? ยฟCรณmo enfrentarse a su propia imagen frente al espejo? ยฟCรณmo afrontar diecisiete operaciones?

A medio camino entre el relato memorialรญstico y el periodรญstico, el escritor narra los interminables meses que pasรณ en los hospitales de la Salpรชtriรจre y Los Invรกlidos, cuando los policรญas vigilaban la puerta de su habitaciรณn y enfermeras y mรฉdicos se afanaban en reconstruirle el rostro. Lanรงon no escatima detalles al contar el dolor, las operaciones, al recordar el agujero que tenรญa en la cara o cรณmo era incapaz de controlar las babas. Un calvario en el que una figura con bata blanca emerge como si de un รกngel de la guarda se tratara: su cirujana, Chloรฉ. Y en el que el refugio siempre es el arte en sus distintas vertientes. El periodista busca cobijo en Baudelaire, en los versos de Adam Mickiewicz, en las pรกginas de La montaรฑa mรกgica o en la mรบsica de Bach. Acude al quirรณfano con un ejemplar de Cartas a Milena, como si la prosa de Kafka pudiera ayudar al bisturรญ del cirujano. ยฟCreyendo tal vez en el poder sanador de la literatura?

Philippe Lanรงon ha escrito un libro dolorosรญsimo y hermoso, de una escritura bellรญsima. El relato de una reconstrucciรณn facial que discurre en paralelo a la reconstrucciรณn de la propia vida. El testimonio de un espacio en el que no hay tiempo presente, ni pasado, ni futuro. El colgajo es el recuerdo de un momento en el que el tiempo y la vida permanecen suspendidos.

 

 

 

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Lara Hermoso es periodista en RNE.


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